miércoles, 21 de diciembre de 2011

Acaba 2011

Cerramos el 2011 en medio de una crisis profunda del estado de derecho, producto de la violencia del crimen organizado que fue enfrentado a través de un proyecto que demostró su fracaso ya hace tiempo, sin que hubiera manera de que lo entendiera el Presidente Felipe Calderón.

Para colmo Calderón ahora ha extendido la idea de la inserción del narcotráfico en la política, lo cual es una acusación además de sin fundamentos, malintencionada y peligrosa. En efecto todos reconocemos que su estrategia responde al fracaso del PAN en Michoacán, entidad en la que su hermana Luisa María (La Cocoa) luchó por la gubernatura, fracaso que se alinea con todos los sondeos de opinión en el sentido de que tras doce años de gobiernos panistas en la contienda presidencial de julio próximo es ciertamente probable el regreso del PRI a Los Pinos. Previendo tal posibilidad, ya desde ahora con ese tipo de comentarios se descalifican las elecciones, acelerando innecesariamente la desconfianza de la ciudadanía en sus instituciones y en su sistema de partidos en el que muchos no encuentran cabida. (Lo bueno es que ya se nombraron al menos los consejeros electorales faltantes en el IFE. Enhorabuena a la Cámara de Diputados por su decisión.)

Lo cierto es que la moneda está en el aire y no debemos olvidar que en política caben siempre las sorpresas y en más de seis meses la situación puede cambiar. Así pudimos ver la manera en que el PRD, pese a sus disputas internas, resolvió bien su candidatura y hoy después de haber logrado la unidad de toda la izquierda avanza un Andrés Manuel López Obrador quien pese a que sigue sosteniendo que en 2006 le robaron la elección, se esmera en moderar su discurso en busca del voto de la clase media.

Por el contario por el PRI Enrique Peña Nieto, exgobernador del Estado de México, quien desde hace años había venido construyendo a través de una esmerada estrategia mediática una imagen de eficiencia, hoy se somete con tropezones a sus primeras pruebas. Por ahora ya quedó claro que no sabe improvisar, que tiene lagunas de información indispensable para gobernar y que no pronuncia bien el inglés. Por ahora no sabemos el efecto de ello en las preferencias electorales, pero que éstas pueden cambiar, lo pueden.

La candidatura del PAN se definirá hasta febrero próximo entre Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero, favorito del actual Presidente. En este caso lo incierto es que tanto la exposición en medios vaya finalmente a favorecer a quien resulte nominado, o que tanto -al revés- saldrá debilitado de las mismas críticas recibidas por sus competidores.

En todo caso el problema de gobernabilidad en el país que deviene, además de la violencia, de una ingeniería caduca que hace convivir un sistema presidencial y un sistema multipartidista con representación mixta que incluye asientos plurinominales en el Congreso produciendo un enfrentamiento constante entre ejecutivo y legislativo lo cual ha impedido la negociación de las reformas estructurales que México requiere, es uno de los principales retos de cualquiera que sea el ganador de las próximas elecciones.

Estemos atentos a lo que acontezca los próximos meses, sin que el panorama de la lucha por la presidencia nos haga olvidar las elecciones para gobernador que se llevarán paralelamente a cabo en varias entidades del país, las cuales revelan otras dinámicas regionales de poder. Las habrá en Chiapas, el Distrito Federal, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco y Yucatán.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Sobre ingeniería institucional

Hace un mes la Cámara de Diputados aprobó luego de una discusión que se desplegó a lo largo de dos años una reforma política que, si bien sí es cierto que no es aquella prometida de gran calado dado el diagnóstico que se hizo de nuestros problemas normativos, además de solucionar algunos vacíos de nuestra normatividad, comprende al menos algunos aspectos relacionados al fortalecimiento de la soberanía ciudadana y a la relación entre los poderes para la gobernabilidad.

En el primer punto es que se aprobó la sustitución del Presidente de la República en caso de falta absoluta, a fin de que el titular de la Secretaría de Gobernación se haga cargo del despacho en tanto el Congreso de la Unión designa el mandatario provisional, interno o sustituto según sea el caso. Igualmente la nueva legislación da cabida a que el ejecutivo rinda su protesta ante el Presidente de la Suprema Corte de Justicia. Ambos puntos no son menores porque previenen de una parálisis de gobierno.

Las medidas de fortalecimiento de la soberanía ciudadana abrieron paso a la consulta popular, a la presentación de proyectos de ley por la ciudadanía y a las candidaturas independientes para entrar en vigor en 2015. Sin dejar de reconocer que con ello se atiende el descontento de la sociedad con los políticos, en el tema de rendición de cuentas se quedaron en el tintero la aprobación de la reelección inmediata de legisladores federales y el dejar en manos de los Congresos estatales la decisión sobre la reelección inmediata de presidentes municipales, ambos puntos que el Senado sí había pasado.

Traigo este recuerdo a colación porque todos supimos que detrás del freno a lo dispuesto por el Senado a finales de abril estuvo el poder de Enrique Peña Nieto sobre los diputados priistas y su inconformidad a tales medidas, de forma tal que quedó desde entonces evidente su distancia frente a Manlio Fabio Beltrones. De la misma forma se manifestó una incapacidad para consensar medidas que velen por una mayor gobernabilidad en el país pues si bien se aprobaron las iniciativas preferentes del ejecutivo (a través de un sistema que permite modificarlas mas no congelarlas) y la ratificación por el legislativo de ciertos nombramientos del ejecutivo de comisionados de órganos reguladores, no se acordó la reconducción presupuestal.

Así las cosas la reforma política quedó bastante coja, sobre todo en este aspecto de proveer de instrumentos para la eficiencia gubernamental. A nivel local para el Distrito Federal se trató de la contrario o sea de modificar a la alza la claúsula de gobernabilidad para la creación de mayorías, lo cual pasó sin problemas, pero a nivel federal no se logró acuerdo alguno ni siquiera en el Senado. La discusión había empezado por la propuesta del Presidente Felipe Calderón, en su decálogo de diciembre de 2009, de la segunda vuelta electoral y de la reducción del Congreso para eliminar la sobrerrepresentación de legisladores. Asimismo a través de la Cámara de Diputados los diputados del PRI, con Peña Nieto otra vez detrás, trataron de reinstaurar la cláusula de gobernabilidad.

En suma esta discusión, que toca aspectos de fondo sobre el régimen que tenemos versus nuestra realidad política, sigue aún viva enfrentando en principio a quienes consideran que se debe reforzar el carácter presidencialista del régimen, por ejemplo reduciendo y aún eliminando los diputados plurinominales, y quienes se inclinan por medidas conducentes a un régimen semiparlamentario, con ratificación total o parcial de los miembros del gabinete por el Senado, control parlamentario para los secretarios de Estado, jefe de gabinete, revocación de mandato, moción de censura y autonomía del Ministerio Público.

Así, no bien se había aprobado la reforma política aludida, que varios intelectuales y miembros de diferentes partidos se expresaron públicamente a favor de los gobiernos de coalición. Lo hicieron por ejemplo del PRI Francisco Labastida, del PRD Cuauhtémoc Cárdenas y Marcelo Ebrard, del PAN tanto Josefina Vásquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero y también Diego Fernández de Cevallos, desde luego con ciertas puntualidades. En efecto, ya desde 2008, tal idea la habían desarrollado ciertos miembros del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. La oferta es presentada como un mecanismo abierto basado en la negociación, el acuerdo y el compromiso encaminados a terminar con el inmovilismo legislativo, permitiendo la coexistencia entre pluralidad y gobernabilidad. La propuesta fue recogida por los líderes de las fracciones panista, priista y perredista del Senado y tan sólo por algunos diputados del PAN y del PRD, enfrentando otra vez a Manlio Fabio Beltrones y Peña Nieto.

El hecho es que la reforma política no pudo dar cabida a una revisión profunda de nuestra ingeniería institucional diseñada para una realidad que ha evolucionado dejándonos con la peor combinación: presidencialismo y representación proporcional en el marco de un sistema multipartidista, lo cual lleva inevitablemente a gobiernos débiles frente a legislativos más inclinados en bloquear que en cooperar para sacar adelante proyectos y programas. Sin embargo yo honestamente no veo cámaras, que ni siquiera se pueden poner de acuerdo sobre tres consejeros electorales que faltan en el IFE, capaces de nombrar un primer ministro. ¿Ustedes sí?

En este sentido, considero que se debe discutir ampliamente la conveniencia de acoger fórmulas semipresidenciales a pesar de que han sido funcionales en otras latitudes. Ahora bien, tampoco creo que las mayorías se deban crear artificialmente atentando contra la representación de nuestra pluralidad política. Insisto que la discusión no se ha agotado, y menciono que al menos no se ha explorado la alternativa no de una segunda vuelta apta para sistemas de partidos más grandes sino, lejos de la tendencia que ha venido imponiéndose de empatar distintos tipos de elecciones, de recorrer quizás la elección del Congreso unos meses después de la elección presidencial, como es el caso de algunos países semipresidenciales, por ejemplo aquí en Francia. Con ello el partido ganador en la elección presidencial tendría más probabilidades de ganar espacios que permitieran la construcción y negociación de mayorías para gobernar.

martes, 29 de noviembre de 2011

Enrique Peña Nieto

Ya en la elección para gobernador del Estado de México, a mediados de año, Enrique Peña Nieto había demostrado ser un político precavido cuando se inclinó por la candidatura de Eruviel Ávila para asegurarse de que no fuera posible una traición suya que lo hiciera abanderar una coalición en contra del PRI. Con ello los resultados en la entidad para los priistas fueron contundentes.

Esta vez en su carrera por la candidatura presidencial de su partido ha preferido ir en coalición con el Partido Verde Ecologista de México y con el Partido Nueva Alianza, aunque tenga que enfrentar las críticas externas e internas a tal decisión. Finalmente si cabe preguntarse el que, si está como los sondeos de opinión lo señalan de 15 a 20 puntos por encima de su contrincante más próximo que ahora es Andrés Manuel López Obrador, qué tanto puede necesitar los quizás cinco puntos porcentuales que tal mancuerna le aporte.

Desde afuera le han señalado el desprestigio del PVEM, derivado de los escándalos que han protagonizado algunos de sus líderes y de sus falsas credenciales ecológicas. Hace algunos días Héctor Aguilar Camín lo cuestionaba de cómo se podía hablar con ello de modernización y buen gobierno. Igual externó su desconcierto porque fuera con el PANAL que representa los intereses obscuros de Elba Esther Gordillo. Otros analistas se han expresado en este tono, lo mismo Carlos Elizondo que Leo Zucherman, sin entender que no se trata sólo de votos que se pueden ganar contra los que se pueden perder, que sí el cálculo es que son más los que se ganan que los se pierden –que ya estaban perdidos-, sino de sostener una política de acuerdos y negociaciones frente a la ciudadanía.

La idea es que las coaliciones fortalecen políticamente y por eso concretarlas fue un objetivo de Humberto Moreira, dirigente priista, pese a tener ahora que solventar el descontento que internamente produce el que los tres partidos acordaron ir en coalición en las elecciones para diputados en 126 distritos uninominales, de los cuales 30 serán para el Verde y 24 para Nueva Alianza, y en las de senadores en 20 posiciones de mayoría en diez estados, de las cuales cuatro serán para el Nueva alianza y cinco para el Verde. En efecto, con ello quedaron molestos muchos priistas particularmente del Distrito Federal, Chiapas, Puebla, Quintana Roo y Sinaloa, pero también de Guerrero y Jalisco. Los priistas argumentan que se vendió cara la coalición; representan, dicen, plazas en ciudades importantes o distritos muy poblados hoy en la oposición pero que son altamente recuperables. Este descontento fue expresado por figuras como la de Francisco Labastida y Dulce María Sauri.

En suma Peña Nieto ha fomentado una política de inclusión pero también de control al punto que ante la maniobra de modificación de la convocatoria para la selección del candidato del PRI defendió a Moreira, lo cual llevó a la molestia de Manlio Fabio Beltrones y al retiro temprano de su aspiración a la candidatura presidencial, porque retiro nadie dudaba que iba a haber. Seguramente Peña previó que de darse tal retiro sería como fue elegante y terminaría adheriéndosele, así como sus seguidores, contrariamente a lo que hubieran querido sus adversarios. Así incluso hay quienes ven a Beltrones como líder de la fracción en la próxima Legislatura.

Además seguro sabe Peña Nieto que las elecciones primarias pueden debilitar a los contrincantes de un partido y que a pesar de que pierda los espacios en medios por falta de una precampaña, se puede hacer visible sin violar la ley y sin simulaciones a través de la participación con la militancia y la sociedad en general. Adicionalmente, como declaró, el PRI tendrá sus propios espacios para presentar sus propuestas.

Peña Nieto no parece tomar riesgos porque debe comprender como las preferencias electorales son frágiles. La candidatura del PRD, finalmente bien resuelta en la figura de AMLO y con la disciplina mostrada por Marcelo Ebrard, puede subir como burbuja. Asimismo, si bien por lo pronto parece que la elección se va a jugar entre el PRI y el PRD ya que el precandidato panista mejor posicionado que es Josefina Vásquez Mota se encuentra en franco tercer lugar, el porcentaje de personas que aseguran identificarse con el PAN es sólo ocho puntos menor que el de aquellas que aseguran hacerlo con el PRI. De tal forma todavía puede pensarse, que una vez definido su candidato, este partido pueda ser competitivo.

Sin tomar riesgos el ahora precandidato de unidad del PRI (el domingo pasado se registró) ha avanzado también en la presentación de su libro, que es punto de partida de su proyecto. Se ha dicho que es más de lo mismo y que resulta poco concreto asegurar que el problema mayor del país es la seguridad y la impartición de la justicia y decir que se requiere un plan integral para abordar dichos problemas. Sin embargo yo considero, sin coincidir por ello con él, que toma definiciones en cuanto señala que se requieren recursos que sólo pueden derivar de una reforma fiscal amplia y de la transformación de Pemex. Asimismo se compromete en discusiones hoy controversiales de frente a quienes defienden los gobiernos de coalición, ya que insiste como ha venido haciéndolo en proponer la reducción del Congreso y el rescate de la claúsula de gobernabilidad.

Hasta ahora todo parece bien jugado, pero la política es un mundo de reveces. Esperemos a ver qué pasa.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Elecciones en Michoacán

La elección para gobernador que se llevó a cabo el domingo pasado en Michoacán ofrece varias lecciones a los interesados en la política.

En unos cuantos días las preferencias electorales en una contienda pueden evolucionar sorpresivamente. Lo vimos en 2009 en el caso de Sonora cuando el candidato priista al gobierno perdió quince puntos que llevaba de ventaja tras el incendio de la guardería ABC y con ello ganó el PAN. Igual en este caso, en una contienda también enrarecida por el ambiente de violencia, Luisa María Calderón candidata panista subió según ciertas encuestadoras varios puntos en preferencias electorales en 40 días que duró su campaña, mas según parece ser aquí no pudo ganar una contienda que resultó muy reñida y puede llevar a un conflicto poselectoral.

Hay quienes aseguran hizo la mejor campaña, se ganó fundamentalmente a las mujeres y además se impuso en el debate entre los candidatos. De entrada, existe una gran polémica en torno a si los debates alteran las preferencias electorales y yo me inclino por quienes creen, con base en estudios experimentales, que no sucede así. Pero sí la Cocoa tuvo la ventaja de su género y de una mejor campaña. ¿Pero por qué pudo realizar una mejor campaña? Por la simple razón que contó con otra enorme ventaja, la de ser hermana de Felipe Calderón. Así hay quienes aseguran que el PAN gastó diario un millón de pesos en ella.

Además de poder ver realizado en su hermana el sueño que él mismo no pudo conquistar hace 16 años, el Presidente después del pésimo papel que hizo su partido en la elección del Estado de México, tenía que asegurar que a toda costa ganara el PAN en su estado. Ante los sondeos de opinión que le dan a Enrique Peña Nieto una enorme ventaja para el 2012 y con ello regresaría el PRI a los Pinos, los panistas se jugaban el que se viera que todavía están presentes y que pueden revertir los panoramas. ¿Qué hicieron?

La estrategia tuvo varios frentes y se desplegó a nivel regional pero también nacional.

El primero fue irse ganando a las autoridades electorales. Así logró desplazar a María del Carmen Alanís, por muchos cercana del exgobernador Peña Nieto, de la presidencia del Tribunal Electoral Federal. Además se beneficia de que no se hayan nombrado los tres consejeros electorales que faltan en el IFE, porque por una parte se culpa al PRI por querer controlar el nombramiento de dos de ellos, y por otra la correlación actual ya le conviene puesto que Leonardo Valdés, Presidente del Consejo General de la Institución, ya ha abierto una posición crítica al PRI cuando en un evento reciente en la FCPS de la UNAM pidió recordar lo pasmosos que eran los procesos electorales cuando gobernaba el PRI.

Por otra parte Calderón no paró de criticar en los medios a los gobiernos priistas incluso en el New York Times asociándolos a cierta complicidad con el narco o argumentando que las entidades que gobierna el PRI es donde hay más narcocrímenes. Estas declaraciones, algunas de las cuales han derivado en acusaciones formales contra el Presidente de la República y en exoneraciones por parte del IFE, así como la caracterización de los legisladores del PRI de irresponsables por detener los cambios estructurales que el país requiere, las han repetido sus allegados como Ernesto Cordero, quien en su fidelidad a Calderón ciertamente sufre costos en popularidad de forma que cada día se juega más el no poder ser nominado como candidato de su partido.

Otro elemento de la estrategia del PAN fue el manejo electoral de la justicia. Lo vimos en el caso del Estado de México cuando a días de la elección se llevó a cabo aquella torpe detención de Jorge Hank Rhon, lo digo por las formas y no porque lo asegure inocente. En este caso se tejieron recientemente las acusaciones presentadas por la Dirección de Delitos Diversos de la Procuraduría Fiscal de la Federación por la presunta obtención irregular de dos créditos otorgados a Coahuila en tiempos del gobierno de Humberto Moreira, hoy presidente del PRI. Se sostiene que los créditos se obtuvieron con documentos falsificados pero los panistas han difundido el asunto criticando el endeudamiento del estado, alterando las cifras al alza claro, promoviendo manifestaciones y sobre todo declarando que el dinero no se encuentra. Esto lo dijo hasta Santiago Creel.

El resultado de esta estrategia múltiple fue tanto un debilitamiento del PRD como del PRI. El PRD por ejemplo se vio muy afectado por tener que atender el dictamen del Tribunal Electoral Federal de renovar a los integrantes de su Consejo General cuando internamente se había decidido posponerlo para después del 2012, ya que no pudo sacar este proceso sin una lucha abierta entre sus grupos internos lo cual lo cuestiona como partido ante la ciudadanía.

Regionalmente ya este partido había sufrido del debilitamiento político de su gobernador en Michoacán, Leonel Godoy, quien le tocó gobernar un estado donde el crimen organizado ha ido en aumento y para enfrentarlo y desarrollar un buen programa de gobierno no contó ni siquiera con el tiempo que dura usualmente un gobierno en este país o sea seis años. El gobierno de Godoy en efecto, por una decisión del congreso estatal de recorrer el calendario electoral, habrá durado en el cargo cuatro años. En este tiempo debió sufrir no sólo de un gran atentado en la capital en septiembre de 2008, sino además del famoso operativo de la detención a sus espaldas de varios funcionarios y presidentes municipales en 2009 -el famoso michoacanazo-, y de verse afectado por el proceso contra su hermano Julio por vínculos también con el crimen organizado que llevó a su desaparición y luego a su desafuero tras su aparición.

Pero toda esta estrategia parece ser que fue insuficiente porque el PRI pudo aprovecharse de este debilitamiento perredista, como no pudo hacerlo en Guerrero y Baja California Sur a principios de año. Esta vez lo logró en un estado tripartidista y competitivo porque supo elegir muy buen candidato de unidad en la figura del prestigiado presidente municipal de Morelia, Fausto Vallejo Figueroa, quien ya había competido por el cargo. Por eso pudo llegarle a la campaña de Luisa María Calderón, pese a que ella además se benefició de los programas sociales del gobierno federal y del llamado de la iglesia a su favor.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Una democracia vacía

Más allá de los procedimientos que aseguran la competencia política con base en ciertas reglas básicas y la fundación de determinadas instituciones, la consolidación democrática de cualquier país descansa en varios elementos. Entre ellos destaca un sistema de partidos sólido, una sociedad civil activa y autónoma no sujeta a manipulaciones, y un Estado confiable, fuerte, eficiente y responsable o sea que rinda cuentas. La democracia requiere de un sistema de justicia que se respete, en primer lugar que sea respetado por el gobierno y que éste además, a todos los niveles, mantenga distancia con los partidos que los llevaron al poder para que los procesos electorales tengan absoluta credibilidad. Sin estos elementos, la democracia carece de calidad o simplemente está vacía.

Precisamente de vacía califica a nuestra democracia un estudio hecho en Francia por un grupo de investigadores. Es triste y en buena parte también es verdad. Así lo creo y tomo algunos ejemplos de la actualidad política para sostenerlo.

En los últimos años el avance democrático se ha traducido en debilidad estatal, una debilidad basada en la ineficiencia y la pérdida de legitimidad. Se dice cierto que el Estado no sería ineficiente sino hubiera caído en un problema de gobernabilidad derivado de la incapacidad de generar acuerdos en condiciones de pluralidad política, lo que viene sucediendo en México desde poco antes de la alternancia a nivel federal con la pérdida de mayorías en el Congreso situación que ha dificultado la actividad gubernamental. Por eso hoy se discute al cansancio sobre las soluciones normativas a este problema pensando equivocadamente que el asunto radica en un orden constitucional inadecuado para nuestro tiempo, que sí lo es.

Pero la negociación y la eficiencia no se decretan, ni dependen de mayoría legislativas. ¿Por qué pensar que los gobiernos divididos llevan forzosamente a la ingobernabilidad, por que pensar qué nuevos sistemas electorales, segundas vueltas, cláusulas de gobernabilidad o gobiernos de coalición van a ser soluciones para la gobernabilidad, por ser arreglos más modernos, más democráticos? En principio no hay normatividad perfecta y toda propuesta tiene intencionalidad política. Desde distintas trincheras se propone y se defienden los cambios que convienen a los distintos actores y se llega a pocos acuerdos, como lo ejemplificó el proceso reciente de reforma política, porque el problema es la incapacidad de llegar a ellos.

Por lo que se refiere a los partidos políticos, es tal en México su falta de representatividad y su crisis de legitimidad que para conquistar la causa ciudadana se atreven a dar luz verde, y aquí sí hay coincidencias, a iniciativas como la de las candidaturas independientes las cuales lejos de fortalecerlos y fortalecer nuestra democracia los puede debilitar aún más. Mi punto es que las democracias requieren de un control institucional del acceso al poder para impedir la emergencia de líderes populistas que se apoyen en una relación sin intermediarios con la gente, de forma tal que las instituciones mismas peligren. Por eso considero riesgosas las candidaturas independientes, si bien hoy la mayoría se congratula que al menos éstas fueron aprobadas.

Por otra parte, para no ser una democracia vacía México requiere de un sistema de partidos enraizados y con reconocimiento, partidos con estructuras y reglas bien establecidas. Ahora bien, la apertura democrática condujo en nuestro país a contiendas políticas fundamentalmente entre tres partidos grandes a nivel nacional con unos cuantos partidos chicos a menudo hacen alianzas, y a nivel regional de dos partidos grandes, raramente tres y partidos chicos que se les unen o compiten por su cuenta según sus conveniencias. De los tres partidos grandes sólo el PAN y el PRI pueden calificarse de institucionalizados. El PRD se encuentra, desde su origen mismo a partir de la fusión de varios partidos y de su conformación en corrientes en pugna, marcado por la fragilidad de su unidad.

Al respecto es triste el espectáculo que acaba de dar este partido en la elección de los nuevos integrantes de su Consejo General que nada menos es su máximo órgano facultado para definir los métodos de selección de sus candidaturas. Esta renovación no fue una decisión interna pues se había decidido posponer para después del proceso electoral del 2012, sino que fue impuesta por el Tribunal Electoral Federal a raíz de una queja de una minoría que se resolvió con apego a los estatutos y desconocimiento del conflicto y el daño que se generaría. En efecto los perredistas no pudieron sacar dichas elecciones sin una serie de atropellos que llevaron a que fueran suspendidas en cinco entidades, incluido el D. F., si bien se puede prever que los resultados sean impugnados en varias más.

Pero el daño no es nada más para los perredistas, sino para el sistema de partidos en conjunto del país; es dañino para sociedad que requiere de opciones políticos diversas, es decir que no cabe en el PRI y en el PAN, sin mencionar a los partidos chicos que son instrumentos de ciertos personajes que los dominan cuyo poder ha podido crecer por el financiamiento que reciben, las curules que ganan y las alianzas que establecen.

Este ejemplo además habla también de una sociedad manipulada, de gobiernos que interfieren en la vida de los partidos y de la difícil aplicación de la justicia.

Por eso insisto que nuestra democracia sí puede calificarse de vacía y más bien yo diría de gris.

martes, 18 de octubre de 2011

De oportunidades y sorpresas

Los analistas que tenemos como tema de estudio las elecciones seguimos haciéndonos preguntas básicas como las siguientes. ¿Qué determina más el voto: las identidades partidistas, los candidatos y las campañas o quizás la valoración sobre el manejo de los asuntos públicos y los temas de debate? ¿Qué resulta más determinante en una contienda: las coyuntura política o la historia político electoral que subyace en un proceso? ¿Se pueden hacer pronósticos electorales? ¿Qué es más relevante en una contienda: el contexto político nacional o elementos de orden regional?

Quiero resaltar estas interrogantes ante dos ejemplos que revelan a qué grado los personajes políticos dejan de ser competitivos en nuevas circunstancias y ante nuevos contrincantes en procesos electorales similares a otros del pasado que casi ganaron, es decir a qué grado en política no hay siempre segundas oportunidades para los mismos actores porque con nuevos jugadores en nuevos contextos surgen sorpresas inesperadas.

En Francia en 2007, porque aquí las elecciones presidenciales son cada cinco años y puede haber reelección, Segolene Royale compitió por el Partido Socialista contra el actual Presidente Nicolás Sarkosy y perdió. En las difíciles circunstancias políticas por la que atraviesa el gobierno francés entre crisis económica y escándalos sobre el ejercicio del gobierno que se han traducido en una impopularidad creciente del mandatario, Segolene Royale quiso la revancha mas no pudo siquiera llegar a la segunda vuelta electoral para obtener la candidatura de su partido. Si bien en 2007 compitió también para conseguirla cabe decir que aquel proceso se reservó a los militantes y adherentes del partido, mientras ahora se abrió de manera absolutamente novedosa para aquí a la ciudadanía en general. Recordemos que entonces le ganó a Dominique Strauss Khan y a Laurent Fabius con 60% de la votación, pero en su lucha por la presidencia fue abandonada e incluso fuertemente criticada por varios de sus compañeros de partido.

Por el contrario esta vez desde un principio los sondeos de las primarias señalaron como punteros a aquellos que finalmente se presentaron en la segunda vuelta el domingo pasado, Francois Hollande y Martine Aubry. En la primera vuelta, una semana antes, parecía que iban a tener casi cuarenta y un poco más de treinta por ciento de los votos mientras Segolene Royale se quedaría con un 16%. Los pronósticos se cumplieron para Francois Hollande y Martine Aubry pero Segolene Royale sólo alcanzó 7% de la votación. Sorpresivamente quien se llevó el 17% de los votos fue Arnaud Montebourg.

Abierta la elección a toda la ciudadanía, resultó mejor posicionado el precandidato mas al centro del espectro político de izquierda, o sea Francois Hollande quien ha conservado una actitud más negociadora, deseosa de reunir a la izquierda e incluso de atraer el voto de electores usualmente de derecha que se encuentran descontentos con Nicolás Sarkosy, quien pese a la pérdida de apoyo incluso de los suyos se avecina como el candidato de su partido quizás por falta de quien pueda reemplazarlo. Incluso, no falta quien diga que en la derecha están dispuestos a perder en el 2012 y poder recuperar el poder en 2017.

Sea lo que sea, así se esfumaron los sueños de Segolene Royale quien podía dar por terminada su carrera política y no pudo dejar de derramar unas lágrimas conmovedoras, más aún para mí cuando pidió el voto en la segunda vuelta para su expareja y padre de sus hijos Francois Hollande, quien finalmente ganó anteayer la candidatura presidencial por el Partido Socialista con 56% de la votación. Votaron cerca de 3,000,000 de ciudadanos.

En México estamos presenciado un proceso similar en la figura de Manuel López Obrador que ni de chiste logra remontarse a las preferencias que tenía en 2006 para ocupar la Presidencia de la República que llegaban a casi cuarenta puntos y las cuales el día de las elecciones se tradujeron en aquella votación tan cerrada entre el PAN y el PRD después del proceso de las campañas en el que los panistas remontaron sus preferencias a fuerza de aprovechar su radicalismo y calificarlo con éxito para ellos de peligroso. Desde entonces está AMLO en campaña para el 2012, levantándose contra lo que consideró un fraude, calificando al gobierno de espurio, conformando un gobierno legítimo, recorriendo al país de punta a rabo con gran tenacidad organizando un movimiento MORENA hoy asociación civil, pero las preferencias a su favor sólo oscilan ahora entre 16 y 21 % según varias encuestas de intención de voto recientes en el entendido de varios escenarios, o sea ya sea su contrincante del PAN Ernesto Cordero, Santiago Creel o Josefina Vásquez Mota y del PRI Manlio Fabio Beltrones o Enrique Peña Nieto.

Finalmente son otras las condiciones para Andrés Manuel. Ni el desgaste del PAN en el gobierno ha podido beneficiarlo, porque al interior de ese partido ha venido creciendo una precandidatura independiente como la de Vásquez Mota que cuenta con la doble ventaja de ser independiente de Felipe Calderón y de ser mujer. Por el lado de los priistas Enrique Peña Nieto le ha arrebatado el liderazgo de la figura carismática que tantos mexicanos parecen requerir. Pero además, en otros escenarios, hasta Beltrones le gana. Sin embargo, la sorpresa mayor ha sido que en el PRD apoyada por su ala moderada pudo crecer una precandidatura viable en Marcelo Ebrard, quien no parece estar dispuesto a tirar la toalla si gana la encuesta que su partido ha determinado para definir a su candidato, la cual se llevará muy probablemente a cabo la segunda semana de noviembre.

¿Qué hará en este caso AMLO? Seguramente no llorar porque en las boletas nadie duda que aparezca.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Sobre crisis políticas

Según me llegan las noticias a esta bellísima ciudad de París, donde el análisis de los asuntos políticos gira en torno a la crisis del gobierno de Nicolás Sarkosy manifestada estos últimos días por varios escándalos sobre su mandato que se ventilan en tribunales y por la primera conquista de la izquierda durante la V República de la mayoría del Senado en su última renovación parcial de miembros, una izquierda que se desplaza al centro y recibe incluso a detractores del gobierno actual porque con ello abre más su camino para triunfar el año que entra en las elecciones presidenciales, veo que en México el panorama político parece despejarse al menos en el PAN y en el PRI.

El PAN ha logrado por fin reducir el número de sus aspirantes a la candidatura de ese partido para el 2012, si bien se ha afirmado que no será antes de principios de año que se nombre a un abanderado. Queda así en primer lugar Ernesto Cordero, que desde hace meses era el preferido de Felipe Calderón. Sin embargo de los otros dos precandidatos por así decirlo independientes, que son Santiago Creel y Josefina Vásquez Mota, ya también esta última fue palomeada como aspirante por el jefe del Ejecutivo.

Que este partido le va a poner los kilos desde ahora para conservar la presidencia y que tiene gran capacidad de acción lo demuestra por ejemplo el apoyo de la campaña para gobernador de Michoacán que está teniendo la hermana de Calderón Luisa María, pese a que hay quienes afirman que en un comienzo ella se lanzó sin el beneplácito del Presidente. Recuerdan así que contrariamente a lo que en un momento argumentara Rodríguez Prats delegado en la entidad del Comité Ejecutivo Nacional panista en el sentido de declararla en junio candidata de unidad, se efectuaron elecciones internas reñidas a finales de julio en las que la ahora candidata tuvo que vencer al senador Marko Antonio Cortés.

Sin embargo, ya en campaña, si nos atenemos a las encuestas preelectorales que se han llevado a cabo es notoria como se está pasando de una contienda que parecía bastante cerrada entre los tres partidos PAN, PRI y PRD a la perspectiva de una situación muy diferente en la que el candidato del PRD Silvano Aureoles quien fuera elegido por el partido en votación abierta el 26 de junio se está quedando en franco tercer lugar con lo que Luisa María (la Cocoa le dicen) ha alcanzado e incluso rebasado en preferencias al candidato del PRI, Fausto Vallejo, expresidente municipal de Morelia, quien sí recibió el apoyo unánime de su partido para su postulación siendo que no es la primera vez que compite por el cargo y parecía poder ganar la elección con cierta facilidad.

Regresando a la contienda presidencial, en el PRI ya Enrique Peña Nieto concluido su cargo de Gobernador del Estado de México, ha podido ventilar abiertamente sus aspiraciones y en varios eventos ha recibido un apoyo tal que no es equivocado el que algunos hayan recordado en ello las antiguas cargadas del partido tricolor. No por lo mismo se ha retirado ya de la contienda por la candidatura el senador Manlio Fabio Beltrones. Aquí pese al desigual apoyo que reciben estas dos precandidaturas parece ser por las propias declaraciones de Peña Nieto que no se descartará el hacer elecciones para definir al candidato en las que se invite a votar a toda la ciudadanía, en lo que más que un acto de legitimación parece ser el plan de una campaña que no estará violando la legislación y podrá construir a nivel regional una gran unidad en torno él, logrando los amarres necesarios para que no se repita la traición de los gobernadores priistas a Roberto Madrazo en 2006 y que además se puedan seleccionar los candidatos a otros elecciones que también se llevarán a cabo en el 2012.

La enorme fuerza en el PRI del exgobernador del Estado de México en estos momentos es incuestionable. Así tiene en sus manos al Comité Ejecutivo Nacional y de aliados a la mayoría de los miembros del Consejo Político Nacional que quedó ya integrado en su totalidad con 1294 miembros incluido Peña Nieto, y sesionará el próximo 8 de octubre para definir el rumbo electoral del partido mientras la plataforma se prepara desde la Fundación Colosio.

Del mismo modo en la Cámara de Diputados paró los puntos de la Reforma Política con los que discordaba como es la reelección de legisladores y presidentes municipales, si bien no logró persuadir sobre los mecanismos que deseaba que se aprobaran para construir mayorías legislativas. Cabe decir asimismo que tampoco ha podido hasta ahora controlar el nombramiento de dos de los tres consejeros ciudadanos que hacen falta en el IFE, cuestión que sigue teniendo atorado la renovación completa del Consejo General de la hoy insuficientemente confiable institución.

En suma PAN y PRI parecen estar resolviendo sus procesos internos más fácilmente que el PRD, en tanto quién sabe como pueda terminar en ese partido la lucha interna entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. Aquí también se organizará una elección abierta a la sociedad pero no es nada seguro que el proceso termine con la conformidad de quien resulte perdedor del mismo. En el PRD han sido reiterados los conflictos internos poselectorales. Si Ebrard gana, la necedad de López Obrador puede afectar el voto perredista de por sí en picada en los últimos años.

Que el panorama político en México parezca más claro no quiere decir que la política no esté en crisis en nuestro país en el sentido de la dificultad de llegar a acuerdos que permitan una mejor relación entre poderes y una mayor gobernabilidad. La supuesta Reforma Política que parece que se aprobará es prueba de ello.

Los consensos fueron mínimos a partir del decálogo presidencial presentado en diciembre de 2009. A casi dos años de haber retomado conciencia de que nuestra normatividad ha sido rebasada por nuestra realidad, de discusiones en el Congreso, de seminarios de especialistas, de páginas y páginas escritas las cuales revelaron controversias muy complejas, se van a haber logrado pocos consensos si finalmente sólo se aprueba la iniciativa ciudadana, la consulta popular, las candidaturas independientes que entrarían en vigor en 2015, la modificación de la cláusula de gobernabilidad para la integración de la Asamblea Legislativa del D. F., el mecanismo de iniciativas preferentes, la ratificación por el Senado de las designaciones que el Ejecutivo realice en la Cofeco, en la Cofetel y en la Comisión Reguladora de Energía, la sustitución del Presidente en caso de falta absoluta y la posibilidad, si es necesario, de que el Presidente rinda su protesta ante el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Primarias en el Partido Socialista francés, octubre 2011

Las elecciones primarias que el Partido Socialista francés llevará a cabo próximamente como sistema para seleccionar a su candidato a la contienda presidencial que enfrentará en 2012, fueron aprobadas el 1° de octubre de 2009 con 68% de la votación y deben entenderse como el resultado político de tres fracasos sucesivos de este partido en elecciones similares.

Por primera vez en la V República, un partido político designará a su candidato a través de la movilización de un cuerpo electoral que rebasa a sus adherentes, quienes fueron los únicos que votaron en primarias de ese partido en 1996 o 2006. En efecto para poder participar esta vez sólo hace falta ser simpatizante, estar inscrito en la lista nominal de electores, hacer un donativo destinado al financiamiento de la operación electoral mínimamente de un euro, y firmar una carta de compromiso con los valores de la izquierda.

Este procedimiento para algunos analistas representa la democratización del partido, en tanto le da nuevos derechos a los electores y fuerza al aparato partidista a adoptarse a la decisión del conjunto de la población de izquierda quitándole a la organización un monopolio. Según esta posición al fomentar una democracia “delegativa”, se contribuye a la disminución del elitismo. Sin embargo para otros analistas, con los que concuerdo más, significa una doble ruptura con la tradición parlamentaria y con la soberanía de la militancia socialista.

Es una ruptura con la tradición socialista porque mediante esta fórmula las individualidades trascienden al colectivo y el partido acepta la personalización creciente de la vida política. En efecto se abre a la competencia entre liderazgos, bajo los reflectores de la dramatización de los medios de comunicación.

Es una ruptura también con el partido de militantes porque tradicionalmente eran ellos quienes fijaban la línea política colectiva. Al perder la exclusividad de la selección de sus candidaturas, el partido se expone al veredicto de la opinión pública, en tanto los simpatizantes se dejan influir más por la coyuntura y la popularidad de los contendientes.

En suma extraña que un partido como el Partido Socialista históricamente hostil a la presidencialización apruebe un proceso que la consagra y simultáneamente devalúa el militarismo. Incluso cabe señalar que Francois Hollande y Martine Aubry, quienes actualmente se enfrentan y encabezan los sondeos de estas primarias, se oponían a este método. También vale la pena decir que los partidos aliados al Partido Socialista, notablemente el Partido Radical de Izquierda, rehusaron tomar parte en este proceso.

Así, existe una cierta falsedad en la pretensión democratizadora de las primarias abiertas. En efecto a los electores sólo se les introduce parcialmente en el proceso. Finalmente deben decidirse entre precandidaturas estructuradas previamente por las relaciones internas del partido. Por lo mismo el ejercicio que implica dicho proceso no conlleva realmente deliberación, ya que realmente no se confrontan ni visiones del mundo, ni programas. Creerlo sería una ilusión procedimental.

De hecho el procedimiento que implica llevar a cabo elecciones primarias abiertas debilita a los partidos, mientras acentúa la lógica de la opinión y el papel de los sondeos. Aceptándolas el Partido Socialista francés deslegitima al movimiento obrero, le da la espalda al partido como instancia de elaboración colectiva y educación, y lo limita a ser una máquina electoral. Pareciera que de frente a su crisis interna, ideológica y organizacional, no puede concebir que su aparato hoy desacreditado pueda legitimar por sí mismo a su futuro candidato. Así sus dirigentes aceptaron caer más en el dominio mediático.

En este contexto se realizó aquí, el pasado fin de semana, el primer debate televisivo entre los seis precandidatos, un debate extrañamente insípido, sin gran enfrentamiento, prueba de que el procedimiento elegido que hoy comento fragiliza a la izquierda.

martes, 9 de agosto de 2011

La izquierda hacia el 2012

Contra quienes piensan que las elecciones presidenciales de 2012 ya están escritas y que difícilmente se puede construir una opción competitiva frente a la de Enrique Peña Nieto por el PRI, pienso que en esta coyuntura puede haber sorpresas sobre todo de parte de la izquierda, si nos atenemos al análisis de sus debilidades pero también de sus fortalezas.

La gran debilidad de la izquierda en México ha sido su divisionismo interno que la lleva hoy por hoy a expresarse en tres partidos, el PRD, Convergencia recientemente rebautizado como Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo, en el interior de los cuales en mayor o menor grado a su vez se enfrentan corrientes y grupos cuya falta de acuerdos repetidamente ha amenazado con escindirlos. El fenómeno es viejo. Ya desde 1977 cuando se impulsó la reforma que dio pie a la apertura política del país, la izquierda empezó a vivir sus primeras divisiones, entre por un lado los que consideraban irrelevante entrar al juego electoral mientras no se modificaran las condiciones económicas y sociales del país, y por otro lado los que veían en las nuevas reglas del juego político una oportunidad para ocupar espacios que a largo plazo condujeran a cambios más profundos. Las dos líneas han tenido diversas expresiones a lo largo de los últimos 30 años, dando origen a dos formas de entender la lucha electoral en el seno de la izquierda, una más frontal, más movilizadora y radical, y otra más moderada y negociadora.

Como producto de este divisionismo, pero sobre todo por tener concentrada su votación en pocos estados, el rendimiento electoral del PRD en particular ha tenido altibajos en sus resultados. Por ejemplo en el mejor de sus años cuando casi ganó la Presidencia Andrés Manuel López Obrador el PRD sólo llegó a ganar diputaciones por mayoría en 14 entidades que ya para 2009 bajaron a ocho. Ello se tradujo en 127 curules en 2006 (ni siquiera el tercio de las curules cuando había obtenido el tercio de la votación), contra 71 en 2009. Ciertamente el que el PRD haya deshecho ese año su alianza con el PT y Convergencia y el que su dirigente entonces, Jesús Ortega, estuviera en pugna con AMLO ciertamente lo afectó, mientras esa misma situación salvó el registro de los partidos chicos a los que éste apoyó.

En este contexto los resultados de la izquierda en el 2012 dependerán, como casi todos lo saben, de si se presenta unida a las elecciones y si es López Obrador, representante de su ala más radical, o Marcelo Ebrard, representante de su ala más moderada, su candidato. Los dos están en precampaña decidida. El primero, lo cual es una gran fortaleza, desde el momento en que consideró hace cinco años que se le robó la Presidencia; hoy se organiza a través del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) con un proyecto de nación muy parecido al del Partido Movimiento Ciudadano. De hecho ambos promueven un modelo económico para combatir la pobreza con intervención estatal pero racionalidad del gasto y apertura de medios de comunicación, además de un cambio en la vida pública de abajo a arriba de tal suerte que haya más participación y se controle la corrupción en la impartición de justicia.

Ebrard, por su parte, ha ido cuidadosamente consolidando sus aspiraciones las cuales hoy legitima con base en su gestión de gobierno en la Ciudad de México la cual sus seguidores califican de vanguardia. Así hace casi diez días echó a andar el movimiento Demócratas de Izquierda (DI) con el apoyo de la corriente mayoritaria del PRD Nueva Izquierda, que mantuvo la Presidencia del partido con Jesús Zambrano y a la cual pertenece el líder del senado Carlos Navarrete, aunado a Foro Nuevo Sol del cual es líder Amalia García, exgobernadora de Zacatecas, Izquierda Renovadora y Unidad y Renovación.

Los dos precandidatos han reiterado su voluntad de declinar en su momento a favor de quien se encuentre mejor posicionado. Al respecto se están definiendo las formas que puede adquirir dicha medición. Zambrano ha señalado la posibilidad de hacer sondeos y entrevistas tras que se lleve a cabo un debate entre ellos. Queda mucho por definir y sobre todo importa qué población será consultada, es decir si serán únicamente perredistas o si el mecanismo estará abierto.

Así las cosas, la gran interrogante es si López Obrador estaría dispuesto a ceder si el mecanismo elegido favorece a Ebrard. Al respecto yo opino, como muchos, que el que López Obrador vaya a ceder es remoto. Prueba de ello fue la tenacidad con la que se opuso a una candidatura común PRD-PAN para la contienda del Estado de México. Una coalición de este género era la única posibilidad que tenía su partido de vencer al PRI en la entidad. Sin embargo el proyecto que había ido acercando al PRD al PAN era un proyecto encabezado por el ala moderada, representada en su momento por su dirigente Jesús Ortega y Manuel Camacho, líder del DIA (Diálogo para la Reconstrucción de México). López Obrador no quiso que siguieran avanzando como lo hicieron desde el 2010.

Sin embargo también es cierto que las dos alas habían logrado ponerse de acuerdo para la renovación de la dirigencia nacional con el resultado que la Presidencia del partido permaneció en manos de los “chuchos”, mientras la Secretaría General la tomó Dolores Padierna afín a López Obrador.

A mi juicio, las posibilidades que el PRD crezca en la contienda presidencial próxima con la fuerza de sus liderazgos depende por una parte del apoyo que reciba AMLO de la maquinaria perredista más afín a Ebrard, en caso de que ganara la candidatura del partido, cuando la experiencia del 2006 demostró que todos los perredistas se benefician del avance de su candidato presidencial por el efecto del arrastre del voto con lo que puede esperarse que sí se de dicho apoyo, pero no creo que si fuera el caso en esta ocasión se repita la correlación de fuerzas que entonces lo favoreció y él desperdició por su radicalismo.

Por otra parte, lo que pueda suceder también depende de la actitud que tome AMLO si no logra imponerse al PRD. Si se va sólo con los partidos chicos que hoy están con él y seguramente lo apoyarían, dividiría el voto de la izquierda en su perjuicio. Pero si por el contrario apoya a Ebrard, podrían dar una sorpresa.

En efecto Marcelo Ebrard es la alternativa que más posibilidades ofrece de conquistar el voto de los ciudadanos indecisos cansados de los gobiernos panistas pero dudosos de que el regreso de los priistas a los Pinos sea la solución, ciudadanos que a su vez se oponen a la opción AMLO.

Asimismo López Obrador le puede aportar a Ebrard incluso todo su capital político si así lo quiere, mientras que Ebrard no puede hacer lo inverso, porque de no ser él el candidato algunos de sus simpatizantes dejarían de votar por la izquierda. Por eso Ebrard, sin López Obrador en las boletas y de su parte, representa una opción que le podría hacer la competencia a Peña Nieto, más si Felipe Calderón no gana en el proceso de selección del candidato del PAN y recibe informalmente su apoyo con tal de que el PRI no recupere la Presidencia de la República.

Claro que puede haber sorpresas.

martes, 26 de julio de 2011

La carrera a la Presidencia I

¿Cuál es el saldo de la transformación del sistema político desde la reforma de 1977? A diferencia de hace casi treinta y cinco años hoy tenemos un estado más débil e ineficiente, pero gozamos los beneficios de una competencia partidista que se traduce en pluralidad. Pese al desencanto que nos puede producir nuestra joven democracia y las instituciones que la sostienen, la distribución del poder en más manos, así como un mayor equilibrio de poderes ha asegurado una mayor circulación de élites además de un ejercicio gubernamental menos arbitrario y una mayor transparencia. No son logros menores como tampoco lo es el que la posibilidad de la alternancia haya servido para controlar a quienes tienen en sus manos responsabilidades públicas y presupuesto para desempeñarlas.

De frente a este saldo observo los movimientos de los partidos políticos hacia la contienda presidencial de 2012, movimientos que en una buena medida van a definir las cifras electorales que tengamos dentro de menos de un año.

Al respecto nadie debería querer resultados tan cerrados como los de 2006 cuando varias irregularidades en las campañas y el ínfimo margen con el que se definió al ganador de la contienda dejó una sociedad dividida y produjo un conflicto que demostró fallas en la legislación por las cuales las instituciones electorales no pudieron responder al reto de tal encuentro.

Nadie debería querer tales resultados porque las reformas han sido imperfectas e insuficientes y hoy las instituciones electorales siguen siendo endebles. Baste mencionar la sobrecarga de trabajo que tendrá el IFE pese a las voces de alerta que a tiempo expresó, aunado ello a un Consejo General incompleto por falta de acuerdos para integrar a tres nuevos miembros.

Por otra parte habiéndose quedado en el tintero, además de pequeños ajustes a la normatividad electoral o la redacción de leyes secundarias necesarias, una verdadera reforma política que ponga acorde nuestra ingeniería constitucional a nuestra nueva realidad, nadie debería querer tales resultados porque generan encono social junto con problemas de legitimidad para el ejecutivo y problemas de gobernabilidad como resultado de la falta de una mayoría afín en el Congreso.

Sin embargo, tampoco son deseables resultados electorales que debiliten nuestro sistema de partidos por márgenes de ganancia demasiado amplios. Requerimos de cámaras suficientemente plurales que representen la diversidad política del país. Requerimos de gobiernos más fuertes pero que necesiten negociar con las minorías que los enriquecen y sepan entablar un diálogo acertado que lo haga posible.

Por eso es que veo con preocupación el que el PRI aparezca tan adelantado en las preferencias electorales para el 2012. Es un PRI que hoy tiene un precandidato muy sólido a la Presidencia en el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, al que Manlio Fabio Beltrones, líder de la bancada de su partido en el Senado y su único contrincante interno, en su exitoso esfuerzo (hay que reconocerlo) por sobresalir como opción propositiva parece más bien proteger mientras éste, luego del éxito que se apuntó en la elección para gobernador en su entidad, pone en marcha su red de movilización ciudadana Expresión Política Nacional compuesta de operadores que buscan primero imponerlo como abanderado del tricolor y luego ganar la elección presidencial.

Esta organización hereda la estrategia de Fuerza Mexiquense que desde épocas del exgobernador Arturo Montiel operaba en el estado y fuera de él supuestamente al margen del PRI. Por eso no se puede señalar que Peña Nieto esté en precampaña pero sí se sabe que varios gobernadores priistas le deben su fuerte apoyo.

Así las cosas, ni quien le crea a la dirigencia nacional de su partido encabezada por Humberto Moreira cuando afirma mantener una posición neutral como tampoco puede creerse el que pretenda evitar una guerra sucia contra el gobierno federal si el fin de semana, en los preparativos para la renovación de su Consejo Político que entrará en funciones el 23 de septiembre próximo y definirá el método de selección de su candidato, se distribuyó un documento crítico a los resultados de 10 años de panismo.

Expresión Política Nacional compite ahora con el Movimiento Regeneración Nacional puesto en marcha por Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo sobre las actividades de MORENA caben dos señalamientos. Uno, no demostraron los resultados esperados en la pasada elección del Estado de México y dos, conllevan el riesgo de dividir a la izquierda porque todos leemos que López Obrador irá en las boletas con o sin el PRD si éste se inclina por la candidatura de Marcelo Ebrard y desde luego lo haría con el PT y Convergencia. Frente a un PRI unido como no pudo estarlo en el 2006, el PRD pese a contar con importantes liderazgos -ya en campaña desde hace un buen tiempo- sufre de una estructura interna que desde su origen enfrenta a distintas tribus que hoy lo pueden llevar a su minimización.

Pero los problemas de unidad afectan también al panismo, que avanza contradictoriamente en varias pistas: la de la dirigencia del PAN, la de los interesados en la candidatura del mismo y la del Presidente Calderón.

Hace ocho días el dirigente Gustavo Madero les pedía a los siete presidenciables de su partido comprometerse a cuidar el proceso interno y también que buscaran reducir su número a dos o tres para apuntalarlos mejor. La resistencia de ellos fue notoria si bien días después sólo declinaron Javier Lozano y Heriberto Félix, secretarios del Trabajo y de Desarrollo Social respectivamente. Ni siquiera Alonso Lujambio, secretario de Educación y hombre cercano al Presidente, ha decidido renunciar a sus aspiraciones pese a que los dados se ven cargados a Ernesto Cordero, secretario de Hacienda. Sin embargo se entiende el que personajes más independientes como Santiago Creel se haya retirado de su curul en el Senado para luchar por la nominación, o que Josefina Sánchez Mota siga en la contienda.

Nada aboga por una solución sencilla y que los vaya a mantener unidos (pese a los métodos que ayer mismo sugería Madero para bajar el número de aspirantes), menos aún la inexplicable actitud de Calderón de seguir insistiendo en la alternativa de un candidatura ciudadana. Esta situación ciertamente agrava las perspectivas del partido, dado el mal desempeño electoral que ha tenido como producto del desgaste derivado de gobernar.

En este contexto lo que más conviene para la contienda del 2012 es que no sólo el PRI sino todos los partidos, particularmente el PRD y el PAN, resuelvan bien los procesos de selección de sus candidatos presidenciales para que se cumplan los requisitos democráticos de que los electores tengamos opciones, de que las elecciones interesen y de que sean competitivas.

martes, 12 de julio de 2011

Elecciones estatales 2011

Los comicios que se celebraron el pasado 3 de julio en el Estado de México, en Coahuila y en Nayarit para elegir gobernador, en las dos últimas entidades para renovar los Congresos locales e igualmente en Nayarit las presidencias municipales, como sucedió en Hidalgo, han producido varias impresiones equivocadas o que al menos vale la pena matizar.

La elección más sonada fue la del Estado de México principalmente por la importancia en tamaño de su lista nominal de electores de frente a la contienda federal de 2012 en la que además el gobernador del lugar Enrique Peña Nieto se dibuja como el precandidato más fuerte del Partido Revolucionario Institucional. Es cierto: el que este partido ganara con una amplia ventaja, como de hecho lo hizo, era un importante requisito para lograr su nominación. Sin embargo ello no quiere decir ni que ya sea inevitable que Peña Nieto se presente por el PRI a la próxima elección presidencial, ni menos que el PRI vaya a regresar inexorablemente a los Pinos.

Los resultados que logró el priismo mexiquense rebasan la habilidad política del gobernador del estado. Otra historia hubiera sido si el PAN y el PRD se hubieran puesto de acuerdo para ir en coalición. Como dice Cuauhtémoc Cárdenas, aún así no es seguro que hubiera ganado la oposición pero al menos la jornada hubiera sido más competitiva: el PRI no hubiera ganado con más de cuarenta puntos de ventaja y el PAN no se hubiera desplomado a menos del 13 por ciento de la votación. Las negociaciones para una coalición abortaron por la oposición vehemente a tal política de Andrés Manuel López Obrador quien amenazó de ir con Alejandro Encinas sólo con el PT y Convergencia, lo cual según ciertos analistas le hubiera quitado al PRD un 40% de su votación. So peligro de escindirse, la fracción moderada y aliancista tuvo que ceder, lo cual a todas luces no significó que realmente operara su maquinaria a favor de su candidato. El PAN por su parte no contaba con un plan B ni con un candidato más idóneo que Luis Felipe Bravo Mena. Es de suponerse que su votación se sintió de tan mala candidatura; parte de sus simpatizantes votaron PRI o contribuyeron a aumentar a casi 4% el voto nulo y el abstencionismo a más del 56%.

Lo que sí se le debe reconocer a Peña Nieto fue la habilidad que demostró al favorecer la candidatura del PRI de Eruviel Ávila, el más independiente de los precandidatos que había, y que hubiera sido pieza fácil para construir una coalición opositora viable a la que podría haberse sumado un priisimo del Valle de México descontento por el predominio del grupo Atlacomulco en el caso de que la balanza se hubiera inclinado, como muchos suponíamos, por su pariente Alfredo del Mazo Maza.

Enrique Peña Nieto queda fortalecido por los resultados obtenidos y ya se apresta a la carrera presidencial. En su partido, sin embargo, se siguen oyendo voces de otros precandidatos como Manlio Fabio Beltrones quien ha logrado dejar atrás los rumores de ciertos vínculos con el crimen organizado que injustificadamente le señalaban, para representar una opción menos carismática pero también ganadora según los sondeos de opinión y caracterizada por propuestas concretas. Peña Nieto se encuentra en mejor posición, pero en un peligroso primer lugar.

Ahora bien, por lo que se refiere a si los triunfos del PRI anuncian la victoria que va a tener en el 2012 cabe señalar que el comportamiento electoral difiere según el tipo de elección y que los resultados de las elecciones estatales son producto de las relaciones regionales de los grupos de poder, los cuales se recomponen en elecciones federales.

Además, si observamos en detalle los resultados electorales de este julio el PRI ganó con menos contundencia en Coahuila y sobre todo en Nayarit en donde con su candidato Roberto Sandoval tan sólo aventajó a la candidata del PAN, Martha Elena García, por siete puntos porcentuales y además perdió contra ese partido cuatro de 18 distritos en la elección de diputados y ocho de 20 ayuntamientos. Pero aún en Coahuila, en donde con Rubén Moreira casi duplicó la votación del panismo, lo dejó alcanzar un poco más del tercio de los votos en un avance histórico que ha sido sistemático en la entidad. Por otra parte, en Hidalgo también se produjo una fragmentación partidista tal que el PRI únicamente ganó la mitad de las presidencias municipales (42 de 84).

O sea el PRI sigue perdiendo elecciones como puede perder la presidencial de 2012. Para no ir muy lejos a comienzo de este mismo año no pudo reconquistar ni el gobierno de Guerrero, ni el de Baja California Sur. En Guerrero sufrió una escisión en la figura del exgobernador del PRI Ángel Aguirre con el cual el PRD pudo conservar el poder, y en Baja California Sur no aprovechó el divisionismo al interior del PRD como lo hizo el PAN, partido que ganó la elección con un perredista inconforme, Marcos Alberto Covarrubias, porque no obtuvo la candidatura de su partido.

Mejores pruebas son aún los resultados de las contiendas de Oaxaca, Puebla y Sinaloa, de 2010, en donde las coaliciones PAN y PRD demostraron la eficiencia suficiente como para dejar atrás los gobiernos priistas.

En suma los resultados electorales recientes no presagian el regreso del PRI, ni tampoco significan una involución de la democracia. Las democracias no se debilitan porque un partido gane con amplio margen. Sin embargo sí se debilitan, y ese es el verdadero problema que tenemos en el país, por carecer de autoridades electorales verdaderamente imparciales, por elecciones inequitativas y por la compra del voto.

Nuestras autoridades electorales nunca han estado totalmente ciudadanizadas. Todas y siempre, con menor y mayor recato, han obedecido a intereses. Sin embargo los votos hoy se cuentan, se cuentan bien y eso es por lo menos un avance. En este sentido es inadmisible regresar a la vieja cultura de reclamar fraude cuando los resultados no gustan.

Por último lo que más hay que combatir, a mi juicio, es que los gobiernos todos de todos los colores partidistas siguen interviniendo en los procesos electorales, todos hacen guerras sucias en la medida de sus posibilidades, todos recurren al clientelismo. Son prácticas que no han desaparecido y no que hoy regresan.

En esta realidad gris en la que nos encontramos, se ha construido una nueva realidad. Ello no quiere decir que el avance democrático no pueda refundar hegemonías.

viernes, 17 de junio de 2011

La estrategia electoral del PAN y del gobierno federal

Felipe Calderón está desesperado, de eso no hay la menor duda, y actúa como un hombre desesperado: improvisa, se contradice, se equivoca, se enoja, vocifera; lo malo es que es Presidente de México y todavía por año y medio. Creo que lo más probable es que serán los peores de su vida, hasta ahora. Esperemos que no salgan dañadas las frágiles instituciones democráticas de este país. Ya bastante daño nos ha hecho con su grandioso deseo de combatir frontalmente la violencia en el país.

En este análisis, cabe distinguir que son dos los retos que enfrenta desde su perspectiva: lograr imponer su candidato presidencial al PAN, partido cuyo dirigente actual Gustavo Madero no es un hombre suyo, y asegurar el triunfo de su partido en la contienda correspondiente. Sí, el cómo va a gobernar durante estos largos 18 meses, es la última de sus preocupaciones. Calderón está en lo electoral.

En la medida que nuestro presidente se debilita, porque las cifras son elocuentes, se ha debilitado, crece la posibilidad de no poder imponer al candidato panista para el 2012. A todas luces quiere a Ernesto Cordero, pero ni su gabinete se le cuadra. Junto a un destape como el de Alonso Lujambio, siguen pujando los panistas que no están bajo su control, Santiago Creel y Josefina Mota a la cabeza. La fuerza de estos últimos crecerá con la vergonzosa derrota que sufrirá el PAN en el Estado de México. Ciertamente no se preparó Calderón para un plan B, si no había coalición con el PRD. El resultado de las coaliciones estatales del 2010 lo entusiasmaron. Ni siquiera leyó las cifras de que, aún con coalición, ganaba el PRI. Hasta hoy busca infructuosamente la estrategia de conseguir un honorable segundo lugar.

Bien haría Calderón de ceder a su partido la candidatura presidencial y de apoyarla como lo hizo Fox. Porque esa estrategia la sumaría posibilidades de ganar en el 2012 a su partido, de frente a la ya casi segura candidatura de Enrique Peña Nieto. Quizás y remotamente quizás sólo así se podría repetir la hazaña panista del 2006, a pesar de que esta vez el PRI ha demostrado una unidad que no tuvo con la imposición de la candidatura de Madrazo.

Al respecto, que el PAN pudiera ganar la lucha presidencial que se avecina sí lo creo, porque no debemos olvidar varios elementos: uno, el comportamiento del voto difiere en elecciones presidenciales por lo que el triunfo del PRI en las contiendas estatales durante este sexenio y en el 2009 no tiene inevitablemente que repetirse; dos, siguiendo las tendencias electorales el PAN en el peor de los casos sólo tendría que remontar diez puntos, lo cual es factible hacer en una contienda presidencial cuando ya el PAN defina su candidato y empiece a apoyarlo (cabe entender que hoy por hoy está retrasado respecto a los otros partidos); tres, que la disciplina priísta puede perderse en cualquier momento (de que vieran a su candidato peligrar en la lucha presidencial, los gobernadores del PRI tendrían pocos incentivos para no mantenerse al margen o incluso secretamente pactar con el candidato panista y aún perredista que estuviera a la cabeza).

Creo que Calderón no tiene la salud que se requiere para enfrentar la pérdida de un poder como es el presidencial en México. Peor será su situación si se cumple su peor pesadilla de entregar la banda presidencial a un priísta. Esperemos que eso lo motive para construir la posibilidad de elecciones más competitivas de las que se auguran. Todos saldríamos ganando, hasta los analistas políticos los cuales tendríamos más materia de estudio.

La Caravana del Consuelo

Ante el dolor y la injusticia, el poeta Javier Sicilia con la muerte de su hijo a cuestas inicia, como algunos otros padres en duelo por el desbordamiento de la violencia en México y el fracaso de la estrategia gubernamental para enfrentarlo, una acción pública que lo llevó de Cuernavaca al Zócalo hasta ciudad Juarez en una caravana reflejo de la crisis del Estado en México.

Es una crisis fundamental del Estado porque se basa en la incapacidad estatal de monopolizar el uso de la fuerza física. A su vez para enfrentar esta crisis, el Estado ha recurrido a acciones que ponen en crisis al Estado de derecho en tanto constituyen una respuesta, llámese guerra o combate, desarrollada a su arbitrio al sacar particularmente de los cuarteles al Ejército sin normas que regulen su intervención y limiten su rol, el quién, cuándo, cómo y en qué medida puede intervenir. Estas dos crisis la del Estado en sí y la del Estado de derecho debilitan y ponen asimismo en crisis al Estado democrático, del que emanan las instituciones que supuestamente deben convertirse en caminos para la solución pacífica de los desacuerdos sociales. Sin un Estado eficiente, de frente a la violación de derechos básicos como es la protección de la vida, como respuesta a la indignación, al enojo que ha pasado al miedo y al terror, la sociedad se subleva ante un gobierno que no parece escuchar, y partidos políticos que han perdido representatividad y no canalizan sus demandas.

La Carava del Silencio es esto: una forma de respuesta de la sociedad en principio desorganizada, sin objetivos precisos, hasta cierto punto incoherente y manipulable por múltiples intereses pero sinceramente escandalizada, encabezada no lidereada por un padre doliente que como arma sólo tiene la fuerza de sus palabras.

El discurso de este movimiento, porque eso es un movimiento social, hace un llamado a la desobediencia civil a través de sumar conciencias. Pretende visualizar a las víctimas, que emerjan los rostros de los agraviados, de los familiares y amigos de las bajas colaterales de una estrategia gubernamental fallida.

Me opongo a quienes critican a los manifestantes porque en su lucha no hay táctica, no hay propuestas viables, porque se equivocan de enemigo en el sentido que olvidan a los verdaderos responsables, los delincuentes, y arremeten contra las autoridades, llámense gobiernos a todos los niveles, Congreso y hasta partidos políticos en tanto todos son gobierno y no han sabido gobernar, o porque finalmente su esfuerzo no lleva a nada.

Para mí no resulta extraño, ni inútil, el que se cubrieron 2500 kilómetros en aproximadamente una semana para finalmente en Ciudad Juarez tomar una serie de acuerdos en nueve mesas de trabajo en las que se aceleraron los ánimos de manera diferenciada, acuerdos que para el mismo Sicilia son una carta utópica por lo que sólo reconoce los seis puntos firmados en mayo, surgidos del gran mitin del Zócalo.

De hecho la Asamblea Juarense por la Paz con Justicia y Dignidad se exigió -este es el verbo “exigir” que refleja la emoción y el enojo antes que voluntad de planear racionalmente- la creación de varias leyes como una que defienda los derechos de las víctimas y sus familias, y otra de seguridad ciudadana, asimismo se convocó a un foro por la desmilitarización, a rediscutir la despenalización de las drogas, a afinar la transparencia y rendición de cuentas a través de contralorías ciudadanas de funcionarios, a cambiar los programas de atención a los jóvenes, a impulsar los mecanismos de consulta popular, entre otros puntos.

Si no se reconocen estos acuerdos, porque sí es cierto se disparan tanto que exigen recuperar sic los niveles de vida y tocan intereses tan variados, no digo que no legítimos, como los de ciertas comunidades indígenas que están viendo violentado su patrimonio y derechos, ¿querrá decir que tal movilización ha sido un fracaso? Yo no lo veo así. El recorrido de la caravana expuso a la luz no sólo a los indignados, que en México como en España tenemos los nuestros, sino también a organizaciones que tienen tiempo trabajando desde la sociedad así como a ciertas iniciativas. Cadhac (Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos), Justicia Sin Fronteras, Laguneros por la Paz, Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, No + Sangre, y el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte de Ciudad Juarez que fue atacado por policías federales poco antes de la llegada a la ciudad de la marcha, son algunos de sus nombres.

Yo desconocía ciertos de ellos y poco se aún del trabajo que hacen. Igualmente desconocía de los reclamos de Cherán contra los talamontes o los de la nación Wirikuta o Wixarika (aún no se si son una o dos) o los de los mineros de San José en San Luís Potosí que por años han denunciado la contaminación del agua por la explotación de la mina por una transnacional.

La crisis del Estado en México, el desmoronamiento del estado de derecho y la debilidad democrática reciben como respuesta el reclamo de una sociedad que no cree en sus autoridades, ni en sus partidos. Grita. Del otro lado pareciera, sólo pareciera que no la oyen, porque priva más el silencio y en el ambiente se siente un cierto rencor por el reclamo. Al menos ya se expresó el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU. Esto fue sin duda un logro ¿o no?

jueves, 5 de mayo de 2011

De beatificaciones y guerras santas

El último fin de semana tuvo algo de medieval: se casó un príncipe, se dio el primer paso para una santificación y se ajustició al mayor de los villanos. Me quiero detener en los dos últimos acontecimientos y me pregunto cómo estudiarlos desde una perspectiva politológica.¿En efecto, qué tiene que ver la beatificación de Juan Pablo II con la política y más aún con la política a nivel nacional? ¿Cómo comentar la muerte de Bin Laden desde la perspectiva mexicana?

Por lo que se refiere al primer tema, cabe señalar que el papado de Juan Pablo II fue un papado eminentemente político, al interior y al exterior de la Iglesia misma. Al interior de la misma se definió del lado de las posiciones conservadoras que habían sufrido a Juan XXIII, el Concilio Vaticano Segundo y el auge de la teología de la liberación. Ello forzó a la Iglesia a seguir detrás de la historia condenando el divorcio, los anticonceptivos, el aborto y la homosexualidad, condenando a los sacerdotes a sostener una vida de celibato y a las mujeres a permanecer en un rol rezagado. Su política exterior no fue ideológicamente diferente. Arremetió contra los regímenes socialistas, aunque criticó al capitalismo deshumanizado. Sin embargo cabe reconocer que fue abierta frente a los otros credos y fortaleció el ecumenismo. En efecto, Juan Pablo II también se oponía al ala más ortodoxa de la Iglesia.

En suma el que este trascendente Papa no haya sido políticamente neutral es una de las razones por las cuales su beatificación resultó polémica, pero hubo más. Frente a las evidencias de los abusos de sacerdotes dedicados a la formación de jóvenes en varios rincones, en particular en las filas de los Legionarios de Cristo, siendo el caso del fundador de la orden Marcial Maciel el caso más apabullante, no puede negarse el hecho que hubo encubrimiento de los hechos. Estos escándalos ciertamente llegaron a tambalear la beatificación del tan querido Papa y de ahí, a mi juicio, que se hiciera un fast track en el asunto. Las autoridades eclesiásticas no podían admitir ser inculpadas por los crímenes de algunos de sus miembros.

Finalmente la beatificación de Juan Pablo II en términos religiosos no la justifico por el manejo institucional de este hábil político que él fue, la justifico como reconocimiento a su gran personalidad, a su capacidad carismática, a su fuerza espiritual que movió conciencias, a la fe que transmitía, a su dulzura que perdura, consuela, empuja y sana.

Me queda el sinsabor de que me hubiera gustado que este gran creyente que conmovió multitudes hubiera sido más liberal, que hubiera modernizado a una Iglesia que en muchos aspectos se ha quedado detrás de otras religiones, religiones en las que quienes se quieren dedicar a la vida sacerdotal no tienen que negar su sexualidad, en las que las mujeres pueden ordenarse, en las que el divorcio es admitido así como el control natal, en las que la fe no se disocia de la vida cotidiana sino orienta la vida familiar, profesional y la política.

La decisión de Calderón de asistir a la beatificación de Juan Pablo II, que es otro de los puntos de análisis que nos puede importar, obedeció desde luego a un cálculo político. Las encuestas son claras: más del 90% de la población lo aprueba en un país eminentemente católico. La legalidad está salvada porque acude como Jefe de Estado a una ceremonia del Vaticano. Se ha negado a otras invitaciones, pero a ésta asiste porque es redituable electoralmente. La agenda y los movimientos de nuestro Presidente, por más que lo niegue, no están puestos más que en julio del 2012. Por este cálculo prefiere dejarnos de gobernar. Si cumple su meta bien, si no ya tendrá a quien encomendarse porque los hoy suyos se le echarán encima. Quizás por eso fue también a la beatificación.

Por otra parte, el discurso del anuncio de la muerte de Bin Laden por el Presidente Obama simplemente me produjo envidia. Un discurso que resulta creíble, aunque no hayamos visto ni una foto del cuerpo. Un discurso que levanta el ánimo, que repara el orgullo lastimado de un país, que llama a la unidad dando el ejemplo de reconocer el papel de los adversarios políticos, un discurso que refleja eficiencia y rumbo. Esta fiesta nacionalista que produjo el ajusticiamiento del terrorista más buscado, quien le declaró la guerra al imperio y produjo más de 3000 muertes en su territorio, hecho sin precedentes, contrasta con los ánimos caídos en un México cada vez más inseguro y violento.

Prácticamente nadie discute el costo de esta venganza en dos guerras y miles y miles de muertos, casi nadie recuerda que Bin Laden fue aliado de Estados Unidos, casi nadie se cuestiona si de verdad fue imposible presentarlo a la justicia, casi nadie está suficientemente consciente que el terrorismo continúa, que Al Qaeda es más que Bin Laden, casi nadie critica la prepotencia del Estados Unidos que se otorga el derecho de intervenir cuando quiere y donde quiere. Hoy se sabe que ni el mismo gobierno de Pakistán estaba enterado de la misión.

Predomina así la alegría de los norteamericanos y de sus simpatizantes, de quienes ven en este acontecimiento a los buenos vencer a los malos, de quienes están hartos de la seguridad en los aeropuertos. Sorpresivamente incluso muchos mexicanos parecen contentos porque oyen que con esto lo más probable es que Obama se reelija, porque el éxito de su misión le viene en el mejor momento cuando está apoyando al mundo árabe que busca la democracia, y este Presidente- les dicen- nos conviene.

Como todos necesitamos alegrarnos y nuestra realidad no nos aporta ocasiones para lograrlo, tomemos prestada ésta si no tuvimos suficiente con la beatificación de un Papa que nos quería tanto a los mexicanos, y con una boda real. Lástima que la muerte de Bin Laden no parece que vaya a beneficiar a nuestros connacionales en Estados Unidos, o modificar el trato a emigrantes.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Desafío del PRD en el Estado de México

El Estado de México sigue siendo la gran noticia. En efecto todos sabemos que, en las elecciones para gobernador de este año, ahí se están jugando coordenadas importantes para la elección presidencial de 2012. Después de las elecciones del 2009 en donde el PRI resultó el gran triunfador, el PAN y el PRD vieron en Enrique Peña Nieto a su mayor enemigo por ser el precandidato más fuerte de su partido. Ganarle en su estado se convirtió en su objetivo. De ahí que se pensara en nuevamente probar las bondades de aliarse como lo hicieron en 2010 con un éxito que ciertamente sobredimensionaron. En efecto, si bien ganaron en tres de cinco entidades donde lo hicieron, esta política les está redituando beneficios desiguales y además cabe considerar sus costos en tanto no se impuso sin la oposición de parte de sus líderes y militantes de base.

En el PAN han quedado más acalladas las voces que se irritan con las alianzas en tanto el Presidente las avala y fomenta, curiosamente no en su estado Michoacán en donde ambos partidos acaban de romper y avanza la precandidatura panista de su hermana Luisa María.

Sin embargo en el PRD la política proaliancista está poniendo a ese partido al borde de una de sus crisis más importantes, dada la oposición a ella de López Obrador. Su oposición nace del hecho que el PAN le arrebató la elección presidencial, de la incongruencia ideológica de las alianzas mismas, pero sobre todo de que su potencial triunfo en el Estado de México lo descartaría de la candidatura del PRD a la Presidencia frente a los grupos moderados que se han acercado a los panistas.

Así las cosas cuando el Consejo Nacional avaló el 19 de febrero llevar a cabo una consulta el próximo 27 de marzo para decidir sobre la materia, AMLO la consideró inaceptable porque la decisión se tomó por mayoría simple y no calificada (129 votos a favor y 72 en contra), y porque que tal consulta estaría amañada. Por ello envió su carta de licencia al partido, a la cual le contestan que la figura de licencia no existe.

López Obrador ha hecho una demostración de fuerza y ha exigido a sus seguidores definirse. A la elección del estado de México irá con el PT y Convergencia, más el PRD sólo si se desiste de aliarse al PAN; irá con Encinas, candidato al que ha estado apoyando, o sin él. Obviamente su intención no es ganar la elección, es parar a los chuchos pues según ciertas apreciaciones el PRD con su escisión perdería en el estado el 40% de sus votos.

Todos la tienen difícil y el único cómodo parece ser Peña Nieto. Los resultados de las encuestas que aparecen hoy en El Universal son impresionantes. Si hoy fueran las elecciones, el PRI se llevaría 38% de los votos, mientras el PAN 13%, el PRD 11% y el PT con Convergencia 3%. Sin embargo, cabe considerar que 19% no se inclinó por ningún partido y 15% dijo no saber o no contestó. Además, 43% de los entrevistados se declararon sin simpatía partidista.

Los líderes de las tribus afines a López Obrador no van a dejar así nada más el partido, ya lo declararon. Ni siquiera Encinas ha demostrado tal fidelidad, aunque sí ha señalado claramente que con el PAN no iría. Por el lado de los aliancistas, cabe señalar el silencio de Camacho hasta el día de ayer en el que fue cuestionada su permanencia como coordinador del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA), la complicada posición de Marcelo Ebrard quien no quiere tampoco romper con López Obrador y el que no tienen otro precandidato. Por eso Ebrard ha dicho que Encinas es un candidato de lujo que debe ser apoyado por toda la izquierda, y Camacho asegura que es la apuesta.

Por mientras a los panistas les sobran precandidatos. Destacan Luís Bravo Mena, exsecretario particular de Calderón al que parece haber palomeado el Presidente pero al cual no apoya el PRD, el senador Ulises Ramirez que lanzó Santiago Creel y Josefina Vásquez Mota, exsecretaria y líder de la fracción del PAN en la Cámara de Diputados, quien se abrió para la lucha presidencial pero puede crecer en esta contienda estatal; no obstante ella misma se acaba de descartar.

Con lo aquí señalado, lo cierto es que si aún sin la escisión de López Obrador los aliancistas la tendrían difícil frente a Peña Nieto, con su escisión aún más. Faltaría que algún priista se le fugara inconforme al poderoso gobernador, como por ejemplo Eruviel Ávila alcalde de Ecatepec, pero traicionar al PRI en el Estado de México, a Peña Nieto, no es lo mismo que hacerlo en Sinaloa, Durango o Guerrero, como sucedió respectivamente con Mario López Valdez, Malova, José Rosas Aispuro y Ángel Aguirre Rivero.

En suma, pareciera que inútilmente se está poniendo en juego la unidad del PRD y afectando al sistema de partidos en México que requiere de opciones sólidas en un gran espectro, que requiere de una clara opción de izquierda que no haya comprado un partido que teme perder la silla presidencial. Ello justifica la ironía de Cuauhtémoc Cárdenas, el sábado pasado, respecto a poner el PRD a disposición de AMLO. Afortunadamente Camacho y Ebrard están tomando conciencia.

Política salarial

Que los gobiernos panistas siguieron las recetas de política económica heredadas de las tres últimas administraciones priistas es una verdad innegable. Que hoy tras casi tres décadas de medidas de austeridad y de sacrificio de los salarios a favor de la competitividad internacional, en el contexto de la crisis de la economía mundial en el 2008 y sus secuelas, paga el precio de su disciplina aplicada sin experiencia política lo cual nos hizo vivir la alternancia sin debacles, pero desencantó a falta de crecimiento y de mejoras en los niveles de vida de la gente, es otro hecho también incuestionable. Irónicamente ello favorece el regreso del PRI al poder federal. Es comprensible que muchos piensen que con el regreso del PRI a lo mejor tendríamos lo mismo, pero sin declaraciones inoportunas como la que hizo Ernesto Cordero hace unos días respecto a lo bien que se podía vivir con un salario de $6,000 mensuales y de lo exigentes que somos los mexicanos. Que nos perdone pues de que no nos conformemos con su mirada. Ni hablar: los mexicanos somos necios y no comemos variables macroeconómicas.

Además las cifras presentadas por nuestro optimista Secretario de Hacienda son tramposas, el propio INEGI las cuestiona. Sí, la economía creció el año pasado 5.5% pero había caído el 6.1% en 2009. De hecho, según un estudio presentado por investigadores del CIDE, debería crecer 7% para no quedar el país rezagado frente a naciones con evolución similar como Chile, Brasil y Corea. Uno se pregunta entonces qué han hecho esos otros países bien, que nosotros no. Fácil: han llevado a cabo las reformas estructurales que necesitaban para adecuarse al mercado internacional. Los panistas lo saben. Se requiere de una profunda reforma fiscal, energética y laboral entre otras. Todas esas leyes, no nos podemos quejar, ellos las han sabido promover pero no las han sabido negociar, como no han sabido mantener al país en el ambiente seguro que requiere un crecimiento sostenido.

Total, el año pasado mejoraron las cifras porque habíamos tocado fondo y porque la compañía Heneken compró no se qué cervecería. Sí se recuperaron empleos, sí la inflación se ha mantenido en un dígito, pero mientras tanto la capacidad salarial sigue decayendo. El propio Cordero se congratula que 10% de la población se ubica en el decil que tiene resueltas todas sus necesidades económicas, lo que traduzco en que 90% están por debajo de poder proveerse de lo básico para su sobrevivencia. Aquí se encuentran los miles de jóvenes dispuestos a entrar a las redes del narcotráfico, su problema es elegir el cartel adecuado de los varios que el gobierno en su absurda lucha ha hecho proliferar.

La discusión de fondo es que los esfuerzos han sido insuficientes. El gobierno no ha logrado vencer ni la desigualdad inaceptable que nos caracteriza como país, ni su enorme pobreza. Según investigadores de la Facultad de Economía de la UNAM, en lo que va del sexenio la capacidad adquisitiva del salario ha perdido 52% de su valor, de suerte que para vivir medianamente se requeriría de un sueldo de alrededor de $18,000 al mes, cuando 25 millones de trabajadores de 44.5 ganan menos de $5,000 mensuales.

Que me perdone el Secretario Cordero de que sea pesimista, porque si bien este año la situación también parece ir mejorando por la recuperación de la economía norteamericana y los estímulos fiscales que recibió la industria, el ritmo de crecimiento según los analistas se irá desacelerando. Tal es nuestra dependencia de EU. Para crecer al ritmo debido tenemos que cuestionarnos la política salarial que hemos seguido, incompatible con el estímulo que requiere la demanda interna.

En fin sólo fue una declaración desafortunada la que hoy comentamos y caro la está pagando quien la emitió, en su carrera por la candidatura de su partido a la Presidencia.

lunes, 14 de febrero de 2011

Elecciones en Guerrero y Baja California Sur

Como en el caso reciente de Guerrero, las elecciones en Baja California deben ser leídas como el resultado de juegos políticos regionales inseparables de los posicionamientos de los partidos y sus diferentes grupos de frente a las elecciones presidenciales de 2012. Estas disputas ejemplifican cómo se ganan hoy los procesos electorales aparentemente transformando las preferencias partidistas mediante la selección adecuada de candidatos, y cómo se pierden por fracturas al interior de los partidos. Pareciera que las elecciones las ganan personajes que, inconformes, se escinden de ellos llevándose el voto ciudadano. No es del todo así.

En Guerrero un exgobernador príista de su estado, Ángel Aguirre Rivero, renuncia a su partido, contiende por el PRD, recibe de último momento el apoyo del PAN y gana las elecciones pese a la mala gestión del gobernador Zeferino Torreblanca. No hubiera sin embargo éste podido ganar sin el apoyo del partido que lo postuló el cual tras el asesinato de Armando Chavarría, presidente de la Gran Comisión del Congreso estatal, se había quedado sin precandidatos propios que le aseguraran un triunfo frente a un PRI fortalecido en las últimas elecciones locales y la federal de 2009. Tampoco hubiera podido ganar sin la coalición Guerrero nos une que se hizo con el PT y Convergencia.

En Baja California Sur un perredista, Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor, renuncia a su partido por falta de apoyo del gobernador en turno Narciso Agündez, contiende por el PAN y deja al PRD partido en el gobierno en tercer lugar. No hubiera sin embargo podido ganar sin el apoyo esta vez no del PAN, partido casi sin maquinaria en la entidad, sino sin el apoyo de parte de la estructura del propio PRD, la fracción moderada de Nueva Izquierda que desde el 2010 trabaja en coordinación con el PAN. Para nadie es secreto que operó a su favor, y no a favor de Luis Armando Díaz, para lo que dispuso de su estructura y recursos. Así pagó el precio de que en Guerrero los panistas hayan declinado a favor de Aguirre y ello tampoco es separable de lo que está sucediendo en las otras entidades donde se disputan elecciones este año, particularmente Nayarit y el Estado de México.

En suma, tanto en Guerrero como en Baja California Sur no se formaron coaliciones PAN-PRD contra el PRI, como las del 2010 en varios estados, pero funcionaron como tal. Esta vez ninguno de los dos estados era gobernado por el PRI, por lo que no perdió este partido como tal (incluso en Baja California avanza electoralmente), pero no pudo aprovechar la oportunidad que tenía de recuperar estas entidades por la crisis interna del PRD en ambos lugares, por falta de un buen precandidato en Guerrero y por la mala selección de otro en Baja.

Los chuchos han demostrado capacidad política y de maniobra, con ello han ayudado al PAN a detener al PRI en camino a la grande, la elección de 2012. Sin duda son los principales ganadores. Por lo que toca a los panistas, pese a que hoy van a gobernar un nuevo estado, resultan menos beneficiados: en Guerrero no ganaron nada y en Baja no pueden asegurar lo que hará el próximo gobernador.

El PRI lleva este año dos elecciones estatales y dos derrotas. Dirá que no eran estados suyos, pero se los perdió. Caro pagó el que Manlio Favio Beltrones impusiera en Guerrero a su candidato Manuel Añorve sobre su primo Ángel Aguirre, apoyado por Enrique Peña Nieto. Caro pagó el no haber sabido atraer en Baja California Sur a un perredista inconforme, como lo hizo el PAN o lo hizo él mismo el año pasado en Zacatecas. Ahora, todas sus energías están puestas en el Estado de México, por el peso de su lista nominal de electores. Los aliancistas sin candidato esperan una fuga que sería su oportunidad.

Otro derrotado, además del PANAL que en los dos casos le fue a perdedores en estas dos primeras elecciones estatales del año, es López Obrador. Pero ya pasaron y él espera la grande. Veamos qué pasa.

sábado, 12 de febrero de 2011

Libertad de expersión

Libertad de expresión

Empecemos aclarando los hechos que comentamos hoy: un rumor que se ha extendido en el país, una manta en la Cámara de Diputados el jueves 3 de febrero, el comentario sobre la misma de Carmen Aristegui el viernes, la inmediata reacción de MVS de despedirla, los argumentos que esgrime la empresa, las reacciones en medios impresos y electrónicos así como en radio, la conferencia de prensa de la periodista y finalmente la reacción de la Presidencia tras las acusaciones.

Me interesa la manera en que se puede extender un rumor, el tratar de analizar de donde procede y la intensión del mismo. No me interesa saber si Calderón bebe o no, me interesa como gobierna y las consecuencias de sus actos o de sus omisiones, esto es muy importante, para el país. Tenemos ejemplos de buenos gobernantes bebedores y de malos gobernantes abstemios.

El que Fernández Noroña haya puesto la manta nos da una pista de quienes pueden estar detrás de lo que hasta hoy es un rumor: el supuesto gusto de nuestro presidente por beber. Es la hoy extrema izquierda, si todavía tiene sentido este calificativo, y no estaría quizás desacertado pensar que tras bambalinas esté López Obrador.

Carmen Aristegui comentó la nota en el estilo crítico suyo que la convierte en una voz con la cual se puede disentir, pero que enriquece y asegura pluralidad en los medios, una voz que por ejemplo se atrevió de las primeras en denunciar al Padre Maciel. Hacía su tarea, se pronunció a favor de una aclaración de los Pinos sobre la materia, de forma sí provocadora pero no inmoral. Sin embargo: ¿Tenía un móvil la reportera más allá de realizar su trabajo a su manera?

Sobre la reacción de MVS y su absurdo comunicado se han extendido dos interpretaciones: el que la empresa fue presionada para el despido si no había una disculpa de por medio, por lo que había solicitado tal disculpa, o que reaccionó anticipadamente para no arriesgarse con un gobierno del que necesita que renueve sus concesiones, por lo que incluso le ofreció la cabeza de Aristegui.

Lo que ha sucedido desde el despido, la forma en que creció el escándalo, es lo que demuestra que de cualquier forma es un error de Calderón en tanto en última instancia es el responsable de que en la primera hipótesis la reportera saliera del aire en un acto que nos recuerda tiempos pasados, o en la segunda hipótesis de no impedirlo para evitar en primer lugar ser afectado y para bien claro de la libertad de expresión.

En el primer caso, yo no me quiero imaginar al Presidente ocupado en vengarse del comentario de una reportera, por más incómoda que sea. Quiero suponer que tiene demasiado trabajo para ello. En el segundo, si MVS le quiso vender la salida del aire de Aristegui, no debía haberlo considerado un asunto entre particulares, no es un asunto entre particulares, en tanto debe velar para que en México existan medios de comunicación que trabajen sin coerciones y sean vehículo de todas las ideas.

Calderón no es responsable por quizás beber de más, de ello no hay prueba alguna y más bien hechos que lo desmienten, es responsable por de cualquier manera haber generado la críticas que hoy se le vienen encima y lo desprestigian con la velocidad que permiten el Twitter y el Facebook, como generan en días revueltas en Tunez y Egipto (eso lo debería él tomar en cuenta).

Sobre los demás involucrados sabemos que Aristegui crece en prestigio al grado que se da el lujo, el pasado miércoles de perdonar a quienes la despidieron y ofrece regresar bajo ciertas condiciones. Ella hoy pone sus condiciones.

MVS no ha dejado de asumir su responsabilidad en su reacción, no avala ni el sentir de los miles de indignados ni las declaraciones de la propia reportera de haber sido presionada como empresa. ¿Lo fue o actuó deliberadamente para beneficiarse? ¿Tenemos que creer la versión de la pobre radiodifusora presionada, como dice la reportera? Lo cierto es que también pudo haber querido beneficiarse, aún a costa de perder a una colaboradora exitosa, y quizás sin perderla. Esta es una hipótesis que no he visto que se explore en el análisis. Hay muchas conjeturas pero si MVS regresa a Aristegui a la radio, no será para atraerse al gobierno de enemigo o porque haya reconocido un error (imaginémonos lo que sería en este caso su debilidad frente a sus empleados), sino porque con ello gana, gana al haber probado a qué punto puede afectar al gobierno. Y todo ello quizás con el acuerdo de aquella a la que despidió.

Esta historia no ha terminado y requiere ser estudiada con cuidado.