La
remoción de Ernesto Cordero como líder de la fracción panista en el senado por
Gustavo Madero, dirigente de su partido, la cual se anunció oficialmente el
domingo pasado produce incertidumbre no sólo en el PAN sino en el conjunto del sistema
de partidos en México y en la coyuntura política nacional.
El
análisis de este suceso, a mi parecer, debe recorrer una historia que se teje
en una visión de corto plazo desde el proceso que llevó a Madero al puesto que
ocupa y que le hizo perder al expresidente Felipe Calderón el control que en el
PAN había conquistado. Asimismo desde una visión de más largo plazo cabe
remontarse a las contradicciones que desde los sesentas enfrentan en dicho
partido a dos grupos, doctrinarios y pragmáticos, hoy representados por
calderonistas y maderistas. Otro punto sería el estudiar las posibles
consecuencias que esta crisis puede tener, perspectiva ésta que ha suscitado
interpretaciones que considero equivocadas como el que la falta de unidad puede
afectar al voto panista en las elecciones de julio próximo. Por el contrario,
dimensionar la fuerza que el Partido Acción Nacional sigue representando el día
de hoy permite ver que mal harían
los panistas en dividirse y que lo más probable es que sabrán sortear este
episodio de lucha por su liderazgo, que es lo que está detrás de los
acontecimientos aludidos.
Si
bien el PAN perdió el sexenio pasado siete gobiernos estatales: Aguascalientes,
Jalisco, Morelos, Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala y Yucatán, en casi todas
estas entidades sigue siendo muy importante y además cabe considerar que logró
conservar Guanajuato y tiene muy buenas perspectivas de hacer lo mismo en Baja
California Norte. Además se hizo de los gobiernos de Baja California Sur y
Sonora y se quedó con el control de Puebla y Sonora, donde llegó en coalición
con el PRD. No es despreciable, como tampoco lo es el tener algunas capitales
importantes como Hermosillo, Mérida, Monterrey o Puebla y Oaxaca, ambas que por
cierto también se jugará en unas semanas. La votación del PAN lo mantiene también como segunda fuerza electoral en
estados priistas que nunca han vivido alternancias como Campeche, Coahuila,
Colima, Durango, Tamaulipas y muy importante Veracruz, como en otros que ha
recuperado como Chihuahua y Nuevo León. Por lo que se refiere al poder
legislativo casi 23% de los diputados federales son panistas, 26% de los
diputados locales también y casi 30% de los senadores. El blanquiazul gobierna
asimismo 473 municipios, o sea 19% en
donde habitan 21.8 millones de mexicanos que son el 23% de la población. No es
despreciable. Por eso es importante el próximo cambio de dirigencia que se
avecina en el partido que pelean los calderonistas cuyo portavoz principal es
el hoy depuesto Ernesto Cordero, en un contexto en que la actual dirigencia de
Gustavo Madero ha sido la interlocutora de Enrique Peña Nieto para negociar las
transformaciones que su administración quiere obtener para hacer trascendente
su paso por la Presidencia de la República, en el marco del Pacto por México.
Ahora
bien, la posición negociadora por la que optó Madero no puede disgustar a los
calderonistas por pragmática, que sí lo es, sino porque es diametralmente
opuesta a la que tuvieron los priistas durante los gobiernos panistas quienes
no tuvieron sobre todo la segunda parte de los dos sexenios anteriores
incentivos suficientes para cooperar con el ejecutivo en turno, y obstaculizaron
sus políticas de suerte que se detuvieron las reformas que les hubieran
permitido mejores resultados gubernamentales en su beneficio. Los priistas
tuvieron razón: no cooperar los llevó de regreso a los Pinos y de cierta manera
resulta injusto que hoy la dirigencia de Madero sí le vea sentido a una
política de cooperación con Peña Nieto.
¿Qué
es la que ha cambiado y enoja entonces a los calderonistas cuya fuerza
principal está en el Senado, siendo que muy posiblemente también hubieran
mantenido la misma posición de Madero de haber sido requeridos a hacerlo? Creo
que el que el Presidente haya
precisamente establecido la mesa de negociación con la oposición fuera del
Congreso y haya mantenido la interlocución política con Madero y no con ellos.
Así se explica la severa crítica que emprendieron contra la dirigencia del PAN
y que de hecho estaba debilitando a Madero frente a la selección de candidatos
para las próximas elecciones y frente a la renovación que se viene de la misma.
Pero
Madero tuvo la gran oportunidad de exhibir maniobras de priistas que supuestamente
probaban su intención de usar electoralmente ciertos programas sociales.
Amenazó con retirar al PAN del Pacto y obtuvo un compromiso que pretende
asegurar equidad en las contiendas. En su momento de gloria se lanza así contra
el líder de sus senadores, Ernesto Cordero, quien no sólo venía oponiéndose
públicamente a él sino que también se atrevió a presentar en coordinación con
el líder de los perredistas en la Cámara Alta, Miguel Barbosa, un proyecto de
reforma política alterno al que el dirigente del PAN ya había anunciado para
ser discutido en el seno del Pacto por México.
Ahora
bien en un primer momento, Madero había dicho que el desempeño de Cordero sería
discutido en una reunión que convocaría para hoy con el grupo parlamentario.
Pero la remoción de Cordero se precipitó por las declaraciones de varios
senadores en respaldo a éste. (Al parecer 32 de 38 senadores estaban en tal
posición.) Incluso se llegó a lanzar la advertencia de que, si el dirigente del
PAN hacía uso de su atribución legal de poder remover a su líder, podía
provocar la división de la bancada.
Así
las cosas, no se sabe aún como terminarán estas desavenencias, mas yo no creo
que sea en debilitamiento del PAN en las próximas elecciones. Baso mi
pronóstico uno en el reconocimiento que las disputas entre camarillas del PAN
que estos eventos reflejan se sitúan a nivel nacional de la política, y que los
resultados de la elección estatal y de las elecciones locales que se avecinan
dependen de correlaciones de fuerzas y coyunturas regionales, y dos que todo parece indicar que Peña Nieto
puede estar viendo ventajas en el avance electoral de los grupos partidistas de
oposición que negocian con él de suerte que se mantengan en el Pacto, al grado
de poder haber acordado con ellos un
perfil bajo de candidaturas y campañas del PRI en ciertas plazas.
Madero tenía que moverse a
toda prisa y así lo hizo. Lo inmediato será saber quién remplazará a Cordero y
cómo reaccionarán los calderonistas. No hay que olvidar que siguen muy fuertes
sobre todo en el Senado y ellos, a diferencia de Madero, tienen asegurado su
lugar en la arena política por seis años. Falta conocer la redistribución del
poder que se derive de las próximas elecciones y sobre todo de las de 2015,
para evaluar las decisiones de los actores que actualmente interactúan en la arena política. Estamos a la mitad de un primer acto.
Igualmente mucho puede suceder todavía hasta el cambio de dirigencia del PAN
que es lo que ha estado particularmente en juego en esto que hoy analizamos.