El
conflicto en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (la UACM) que ha
cumplido 77 días desde las primeras tomas de sus planteles, mas data de abril de 2011 cuando
integrantes del Consejo Universitario acusaron a la rectora Esther Orozco de no
haber transparentado el uso de 250 millones de pesos, entró en una nueva fase
cuando el pasado jueves en la noche el Consejo Estudiantil de Lucha se apoderó
de las oficinas ubicadas en las avenidas Eugenia y División del Norte.
Esta
medida, a decir de los paristas, obedece a que ni las autoridades
universitarias ni el gobierno capitalino han cumplido los acuerdos de la Casa
Lamm pactados por las partes hace más de tres semanas ante un grupo de notables,
ni tampoco las recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal, la CDHDF. Fundamentalmente ello hubiera significado la instalación del
tercer Consejo Universitario sin los consejeros impuestos por la rectoría. Al
haberse las autoridades hasta ahora negado a hacerlo, quedó reafirmada su
posición autoritaria de no querer perder el control del órgano.
A
mi parecer, los últimos eventos apuntan a que sí en efecto Esther Orozco en
particular parece haber querido escalar el grado de oposición al movimiento en
su contra y que no suenan desatinadas las demandas crecientes pidiendo su
renuncia. Por una parte llegó a difundir lo que parece una visión exagerada del
nivel de violencia en la toma de las instalaciones administrativas de Colonia
del Valle, a lo que siguieron represalias de un movimiento de choque contrario
a los paristas, denominado RED (Red de Estudiantes en Defensa de la Educación el
cual se les ha salido de las manos a quienes lo promueven siendo que muchos
aseguran que es la propia rectoría), represalias que a las afueras del plantel
de Cuautepec resultaron en la pérdida inadmisible del ojo de un estudiante. Por
otra parte, Esther Orozco también negó a finales de la semana que terminó el
pago a los trabajadores de la última quincena con un probable deseo de
enfrentarlos, mediante el pretexto poco creíble de que la liberación de la
nómina -con la celeridad requerida- era imposible sin los insumos electrónicos
y documentación que estaban al interior del edificio administrativo de Eugenia.
Esta
política corresponde a la línea seguida por el Consejo Universitario que ha
sesionado sin la legitimidad de toda la comunidad y ha aprobado la destitución
de varios consejeros que según los paristas fueron electos democráticamente,
además del inicio de procesos jurídicos contra estudiantes y profesores
participantes en la toma de instalaciones de la Universidad. Asimismo
corresponde al supuesto llamado a una manifestación ayer en contra del
movimiento. Con ello se hizo patente el peligro de que el conflicto se resuelva
por la vía del uso de la fuerza pública.
Por
ello celebro que elementos de seguridad capitalinos hayan tomado medidas, como
el cerrar ciertas vialidades, para evitar una confrontación entre miembros de
la comunidad de distintos bandos y que el Consejo Estudiantil de Lucha haya
aceptado la entrada a las oficinas administrativas de una comisión de
representantes de las autoridades universitarias
(incluida la tesorera de la UACM), del Sindicato de Trabajadores de la
institución, de la CDHDF (presididos por Dinorah Pizano Osorio) y de Juan José
García Ochoa, Secretario de Gobierno del DF, con la finalidad de recoger lo
necesario para realizar los pagos pendientes mismos que hasta la noche de ayer
no se habían hecho.
Celebro
también que estos últimos acontecimientos vuelvan a sentar en una mesa de
diálogo a autoridades y universitarios inconformes. Se espera que el trabajo
empiece el día de hoy precisamente. Como sedes se habían propuesto la CDHDF o
el Museo de la Ciudad de México.
Cabe
señalar que sería una pena que las partes inconformes que no sólo incluyen al Consejo
Estudiantil de Lucha sino también al Foro Académico UACM, los consejeros en Defensa
del Voto y la Legalidad y los Trabajadores en Lucha se negaran con necedad a
retomar la discusión de las negociaciones anteriores y que, como ya lo han
anunciado, acepten participar exclusivamente para dar operatividad a los
acuerdos que ellos ya consideran pactados. Entiendo sin embargo que las
autoridades se deben necesariamente desistir de aplicar cualquier sanción a los
integrantes del movimiento y que el punto nodal debe ser la concertación sobre
la composición del famoso Consejo Universitario.
Extraña
la pasividad que Marcelo Ebrard ha demostrado ante este grave conflicto constituyéndolo
quizás en uno de los problemas graves que herede al nuevo Jefe de Gobierno del
Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera quien creo que no participa por cierto
en las luchas internas perredistas que se juegan por el control de esta Casa de
Estudios. No hay que olvidar que Ebrard impulsó el nombramiento de Esther
Orozco y no la detuvo cuando respondió hace más de un año a las críticas en su
contra con un diagnóstico muy severo a la esencia y al sentido del proyecto
educativo que dio origen a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México
detrás del cual estuvo André Manuel López Obrador.
Es
cierto que la UACM ha jugado un rol de formación de cuadros del PRD y en este
sentido se la disputan distintas tribus al interior de ese partido. Parece ser
cierto, también, que la alianza del todavía Jefe de Gobierno de la Ciudad con su rectora puede
estar escondiendo intereses comunes que se nos escapan. De aquí el conflicto universitario
y la incapacidad hasta ahora de resolverlo. La pena es que igual es cierto que
esta Universidad le da una posibilidad de formación y superación a cientos de
jóvenes que no tienen otras oportunidades. Lo que debe discutirse, más allá de
intereses políticos, es la manera de lograrlo en condiciones de calidad
académica que la UACM tiene el deber de alcanzar si recibe nuestros impuestos.