martes, 13 de noviembre de 2012

El conflicto en la UACM


El conflicto en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (la UACM) que ha cumplido 77 días desde las primeras tomas de sus  planteles, mas data de abril de 2011 cuando integrantes del Consejo Universitario acusaron a la rectora Esther Orozco de no haber transparentado el uso de 250 millones de pesos, entró en una nueva fase cuando el pasado jueves en la noche el Consejo Estudiantil de Lucha se apoderó de las oficinas ubicadas en las avenidas Eugenia y División del Norte.
Esta medida, a decir de los paristas, obedece a que ni las autoridades universitarias ni el gobierno capitalino han cumplido los acuerdos de la Casa Lamm pactados por las partes hace más de tres semanas ante un grupo de notables, ni tampoco las recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la CDHDF. Fundamentalmente ello hubiera significado la instalación del tercer Consejo Universitario sin los consejeros impuestos por la rectoría. Al haberse las autoridades hasta ahora negado a hacerlo, quedó reafirmada su posición autoritaria de no querer perder el control del órgano.
A mi parecer, los últimos eventos apuntan a que sí en efecto Esther Orozco en particular parece haber querido escalar el grado de oposición al movimiento en su contra y que no suenan desatinadas las demandas crecientes pidiendo su renuncia. Por una parte llegó a difundir lo que parece una visión exagerada del nivel de violencia en la toma de las instalaciones administrativas de Colonia del Valle, a lo que siguieron represalias de un movimiento de choque contrario a los paristas, denominado RED (Red de Estudiantes en Defensa de la Educación el cual se les ha salido de las manos a quienes lo promueven siendo que muchos aseguran que es la propia rectoría), represalias que a las afueras del plantel de Cuautepec resultaron en la pérdida inadmisible del ojo de un estudiante. Por otra parte, Esther Orozco también negó a finales de la semana que terminó el pago a los trabajadores de la última quincena con un probable deseo de enfrentarlos, mediante el pretexto poco creíble de que la liberación de la nómina -con la celeridad requerida- era imposible sin los insumos electrónicos y documentación que estaban al interior del edificio administrativo de Eugenia.
Esta política corresponde a la línea seguida por el Consejo Universitario que ha sesionado sin la legitimidad de toda la comunidad y ha aprobado la destitución de varios consejeros que según los paristas fueron electos democráticamente, además del inicio de procesos jurídicos contra estudiantes y profesores participantes en la toma de instalaciones de la Universidad. Asimismo corresponde al supuesto llamado a una manifestación ayer en contra del movimiento. Con ello se hizo patente el peligro de que el conflicto se resuelva por la vía del uso de la fuerza pública.
Por ello celebro que elementos de seguridad capitalinos hayan tomado medidas, como el cerrar ciertas vialidades, para evitar una confrontación entre miembros de la comunidad de distintos bandos y que el Consejo Estudiantil de Lucha haya aceptado la entrada a las oficinas administrativas de una comisión de representantes de las autoridades  universitarias (incluida la tesorera de la UACM), del Sindicato de Trabajadores de la institución, de la CDHDF (presididos por Dinorah Pizano Osorio) y de Juan José García Ochoa, Secretario de Gobierno del DF, con la finalidad de recoger lo necesario para realizar los pagos pendientes mismos que hasta la noche de ayer no se habían hecho.
Celebro también que estos últimos acontecimientos vuelvan a sentar en una mesa de diálogo a autoridades y universitarios inconformes. Se espera que el trabajo empiece el día de hoy precisamente. Como sedes se habían propuesto la CDHDF o el Museo de la Ciudad de México.
Cabe señalar que sería una pena que las partes inconformes que no sólo incluyen al Consejo Estudiantil de Lucha sino también al Foro Académico UACM, los consejeros en Defensa del Voto y la Legalidad y los Trabajadores en Lucha se negaran con necedad a retomar la discusión de las negociaciones anteriores y que, como ya lo han anunciado, acepten participar exclusivamente para dar operatividad a los acuerdos que ellos ya consideran pactados. Entiendo sin embargo que las autoridades se deben necesariamente desistir de aplicar cualquier sanción a los integrantes del movimiento y que el punto nodal debe ser la concertación sobre la composición del famoso Consejo Universitario.
Extraña la pasividad que Marcelo Ebrard ha demostrado ante este grave conflicto constituyéndolo quizás en uno de los problemas graves que herede al nuevo Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera quien creo que no participa por cierto en las luchas internas perredistas que se juegan por el control de esta Casa de Estudios. No hay que olvidar que Ebrard impulsó el nombramiento de Esther Orozco y no la detuvo cuando respondió hace más de un año a las críticas en su contra con un diagnóstico muy severo a la esencia y al sentido del proyecto educativo que dio origen a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México detrás del cual estuvo André Manuel López Obrador.
Es cierto que la UACM ha jugado un rol de formación de cuadros del PRD y en este sentido se la disputan distintas tribus al interior de ese partido. Parece ser cierto, también, que la alianza del todavía Jefe de  Gobierno de la Ciudad con su rectora puede estar escondiendo intereses comunes que se nos escapan. De aquí el conflicto universitario y la incapacidad hasta ahora de resolverlo. La pena es que igual es cierto que esta Universidad le da una posibilidad de formación y superación a cientos de jóvenes que no tienen otras oportunidades. Lo que debe discutirse, más allá de intereses políticos, es la manera de lograrlo en condiciones de calidad académica que la UACM tiene el deber de alcanzar si recibe nuestros impuestos.

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