martes, 18 de octubre de 2011

De oportunidades y sorpresas

Los analistas que tenemos como tema de estudio las elecciones seguimos haciéndonos preguntas básicas como las siguientes. ¿Qué determina más el voto: las identidades partidistas, los candidatos y las campañas o quizás la valoración sobre el manejo de los asuntos públicos y los temas de debate? ¿Qué resulta más determinante en una contienda: las coyuntura política o la historia político electoral que subyace en un proceso? ¿Se pueden hacer pronósticos electorales? ¿Qué es más relevante en una contienda: el contexto político nacional o elementos de orden regional?

Quiero resaltar estas interrogantes ante dos ejemplos que revelan a qué grado los personajes políticos dejan de ser competitivos en nuevas circunstancias y ante nuevos contrincantes en procesos electorales similares a otros del pasado que casi ganaron, es decir a qué grado en política no hay siempre segundas oportunidades para los mismos actores porque con nuevos jugadores en nuevos contextos surgen sorpresas inesperadas.

En Francia en 2007, porque aquí las elecciones presidenciales son cada cinco años y puede haber reelección, Segolene Royale compitió por el Partido Socialista contra el actual Presidente Nicolás Sarkosy y perdió. En las difíciles circunstancias políticas por la que atraviesa el gobierno francés entre crisis económica y escándalos sobre el ejercicio del gobierno que se han traducido en una impopularidad creciente del mandatario, Segolene Royale quiso la revancha mas no pudo siquiera llegar a la segunda vuelta electoral para obtener la candidatura de su partido. Si bien en 2007 compitió también para conseguirla cabe decir que aquel proceso se reservó a los militantes y adherentes del partido, mientras ahora se abrió de manera absolutamente novedosa para aquí a la ciudadanía en general. Recordemos que entonces le ganó a Dominique Strauss Khan y a Laurent Fabius con 60% de la votación, pero en su lucha por la presidencia fue abandonada e incluso fuertemente criticada por varios de sus compañeros de partido.

Por el contrario esta vez desde un principio los sondeos de las primarias señalaron como punteros a aquellos que finalmente se presentaron en la segunda vuelta el domingo pasado, Francois Hollande y Martine Aubry. En la primera vuelta, una semana antes, parecía que iban a tener casi cuarenta y un poco más de treinta por ciento de los votos mientras Segolene Royale se quedaría con un 16%. Los pronósticos se cumplieron para Francois Hollande y Martine Aubry pero Segolene Royale sólo alcanzó 7% de la votación. Sorpresivamente quien se llevó el 17% de los votos fue Arnaud Montebourg.

Abierta la elección a toda la ciudadanía, resultó mejor posicionado el precandidato mas al centro del espectro político de izquierda, o sea Francois Hollande quien ha conservado una actitud más negociadora, deseosa de reunir a la izquierda e incluso de atraer el voto de electores usualmente de derecha que se encuentran descontentos con Nicolás Sarkosy, quien pese a la pérdida de apoyo incluso de los suyos se avecina como el candidato de su partido quizás por falta de quien pueda reemplazarlo. Incluso, no falta quien diga que en la derecha están dispuestos a perder en el 2012 y poder recuperar el poder en 2017.

Sea lo que sea, así se esfumaron los sueños de Segolene Royale quien podía dar por terminada su carrera política y no pudo dejar de derramar unas lágrimas conmovedoras, más aún para mí cuando pidió el voto en la segunda vuelta para su expareja y padre de sus hijos Francois Hollande, quien finalmente ganó anteayer la candidatura presidencial por el Partido Socialista con 56% de la votación. Votaron cerca de 3,000,000 de ciudadanos.

En México estamos presenciado un proceso similar en la figura de Manuel López Obrador que ni de chiste logra remontarse a las preferencias que tenía en 2006 para ocupar la Presidencia de la República que llegaban a casi cuarenta puntos y las cuales el día de las elecciones se tradujeron en aquella votación tan cerrada entre el PAN y el PRD después del proceso de las campañas en el que los panistas remontaron sus preferencias a fuerza de aprovechar su radicalismo y calificarlo con éxito para ellos de peligroso. Desde entonces está AMLO en campaña para el 2012, levantándose contra lo que consideró un fraude, calificando al gobierno de espurio, conformando un gobierno legítimo, recorriendo al país de punta a rabo con gran tenacidad organizando un movimiento MORENA hoy asociación civil, pero las preferencias a su favor sólo oscilan ahora entre 16 y 21 % según varias encuestas de intención de voto recientes en el entendido de varios escenarios, o sea ya sea su contrincante del PAN Ernesto Cordero, Santiago Creel o Josefina Vásquez Mota y del PRI Manlio Fabio Beltrones o Enrique Peña Nieto.

Finalmente son otras las condiciones para Andrés Manuel. Ni el desgaste del PAN en el gobierno ha podido beneficiarlo, porque al interior de ese partido ha venido creciendo una precandidatura independiente como la de Vásquez Mota que cuenta con la doble ventaja de ser independiente de Felipe Calderón y de ser mujer. Por el lado de los priistas Enrique Peña Nieto le ha arrebatado el liderazgo de la figura carismática que tantos mexicanos parecen requerir. Pero además, en otros escenarios, hasta Beltrones le gana. Sin embargo, la sorpresa mayor ha sido que en el PRD apoyada por su ala moderada pudo crecer una precandidatura viable en Marcelo Ebrard, quien no parece estar dispuesto a tirar la toalla si gana la encuesta que su partido ha determinado para definir a su candidato, la cual se llevará muy probablemente a cabo la segunda semana de noviembre.

¿Qué hará en este caso AMLO? Seguramente no llorar porque en las boletas nadie duda que aparezca.

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