miércoles, 2 de marzo de 2011

Política salarial

Que los gobiernos panistas siguieron las recetas de política económica heredadas de las tres últimas administraciones priistas es una verdad innegable. Que hoy tras casi tres décadas de medidas de austeridad y de sacrificio de los salarios a favor de la competitividad internacional, en el contexto de la crisis de la economía mundial en el 2008 y sus secuelas, paga el precio de su disciplina aplicada sin experiencia política lo cual nos hizo vivir la alternancia sin debacles, pero desencantó a falta de crecimiento y de mejoras en los niveles de vida de la gente, es otro hecho también incuestionable. Irónicamente ello favorece el regreso del PRI al poder federal. Es comprensible que muchos piensen que con el regreso del PRI a lo mejor tendríamos lo mismo, pero sin declaraciones inoportunas como la que hizo Ernesto Cordero hace unos días respecto a lo bien que se podía vivir con un salario de $6,000 mensuales y de lo exigentes que somos los mexicanos. Que nos perdone pues de que no nos conformemos con su mirada. Ni hablar: los mexicanos somos necios y no comemos variables macroeconómicas.

Además las cifras presentadas por nuestro optimista Secretario de Hacienda son tramposas, el propio INEGI las cuestiona. Sí, la economía creció el año pasado 5.5% pero había caído el 6.1% en 2009. De hecho, según un estudio presentado por investigadores del CIDE, debería crecer 7% para no quedar el país rezagado frente a naciones con evolución similar como Chile, Brasil y Corea. Uno se pregunta entonces qué han hecho esos otros países bien, que nosotros no. Fácil: han llevado a cabo las reformas estructurales que necesitaban para adecuarse al mercado internacional. Los panistas lo saben. Se requiere de una profunda reforma fiscal, energética y laboral entre otras. Todas esas leyes, no nos podemos quejar, ellos las han sabido promover pero no las han sabido negociar, como no han sabido mantener al país en el ambiente seguro que requiere un crecimiento sostenido.

Total, el año pasado mejoraron las cifras porque habíamos tocado fondo y porque la compañía Heneken compró no se qué cervecería. Sí se recuperaron empleos, sí la inflación se ha mantenido en un dígito, pero mientras tanto la capacidad salarial sigue decayendo. El propio Cordero se congratula que 10% de la población se ubica en el decil que tiene resueltas todas sus necesidades económicas, lo que traduzco en que 90% están por debajo de poder proveerse de lo básico para su sobrevivencia. Aquí se encuentran los miles de jóvenes dispuestos a entrar a las redes del narcotráfico, su problema es elegir el cartel adecuado de los varios que el gobierno en su absurda lucha ha hecho proliferar.

La discusión de fondo es que los esfuerzos han sido insuficientes. El gobierno no ha logrado vencer ni la desigualdad inaceptable que nos caracteriza como país, ni su enorme pobreza. Según investigadores de la Facultad de Economía de la UNAM, en lo que va del sexenio la capacidad adquisitiva del salario ha perdido 52% de su valor, de suerte que para vivir medianamente se requeriría de un sueldo de alrededor de $18,000 al mes, cuando 25 millones de trabajadores de 44.5 ganan menos de $5,000 mensuales.

Que me perdone el Secretario Cordero de que sea pesimista, porque si bien este año la situación también parece ir mejorando por la recuperación de la economía norteamericana y los estímulos fiscales que recibió la industria, el ritmo de crecimiento según los analistas se irá desacelerando. Tal es nuestra dependencia de EU. Para crecer al ritmo debido tenemos que cuestionarnos la política salarial que hemos seguido, incompatible con el estímulo que requiere la demanda interna.

En fin sólo fue una declaración desafortunada la que hoy comentamos y caro la está pagando quien la emitió, en su carrera por la candidatura de su partido a la Presidencia.

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