El
avance democrático en México requiere de partidos políticos fuertes que
fomenten una participación genuina de los ciudadanos y una competencia entre
ellos transparente, a través de la cual incidan en el destino del país. Sin
embargo mientras su legitimidad y más aún la confianza en las elecciones son
grandes pendientes de nuestra democracia, nuestro sistema partidista enfrenta
una situación que puede ser vista como paradójica.
Por
una parte en el Congreso desde luego el papel del Partido Revolucionario Institucional
(el PRI) en tanto partido en el poder está siendo protagónico en la rápida
transformación institucional que impulsa el gobierno federal, pero igualmente el
Partido Acción Nacional (el PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (el
PRD) están muy activos en el marco del
Pacto por México. En este sentido es importante la reciente instalación del
Consejo Rector de dicho pacto a través del cual se planea un trabajo conjunto
de los grupos parlamentarios con miembros del gabinete, representantes
partidistas y grupos especializados para consensuar puntos de vista sobre
las iniciativas que vienen. Según se ha
informado serán la de telecomunicaciones
y de responsabilidad hacendaria para estados y municipios, en tanto no se
considera aún comenzar con la redacción de las reformas hacendaria y energética.
¿Qué revela la instalación de este consejo y su agenda? A mi parecer uno el que
se quiere evitar el empantanamiento de las discusiones en las Cámaras, pues los
mismos grupos parlamentarios revelan contradicciones que dificultan los
acuerdos los cuales se pretende por esta vía construir desde afuera, y dos que
el trabajo de negociación de las próximas reformas no se espera fácil.
Y
si por este lado los partidos se están fortaleciendo a la vez que están
reflejando dificultades internas, no son menos las que este año enfrentarán en
el terreno electoral como resultado de elementos que también los debilitan. Al
respecto en estos primeros días del año destacan ciertas noticias que nublan el
futuro tanto del PAN como del PRD principalmente, de tal forma que se justifica
el miedo que algunos tenemos sobre el efecto que el regreso del PRI a los Pinos
pueda tener en empobrecimiento de verdaderas opciones partidistas para la
sociedad.
En
cuanto al PAN el resultado que acaba de publicar hace poco más de una semana su
Registro Nacional de Miembros (resultado
que se presentará el próximo día 24) del proceso de refrendo que se llevó a
cabo del 1° de octubre al 14 de diciembre de 2012 arrojó una disminución de su
militancia del 80%, cuando se esperaba que al perder la Presidencia fuera
importante pero no a tal grado. [En concreto el padrón de panistas declarados
pasó a ser de 354,461 miembros activos y 1,514,106 adherentes (en total
1,868,567) a 205,033 miembros activos y 163,220 adherentes (en total 368,253).] Si bien la fuga de panistas
adherentes como era de esperarse fue terrible en tanto casi alcanzó el 90%, la
desbandada de miembros activos aunque sólo haya sido de 42% es todavía más
preocupante.
En
efecto los adherentes en el PAN son aquellos que contribuyen a la realización
de los objetivos del partido sin contraer derechos ni obligaciones, y como dice
bien su dirigente Gustavo Madero es lógico que estando los panistas en el poder
su número se haya inflado por el interés personal de muchos de obtener
beneficios principalmente acceder a puestos de gobierno. En cambio se hubiera
esperado más fidelidad de los miembros activos que son aquellos que se
comprometen a participar en forma permanente y disciplinada en el partido
adquiriendo derechos y obligaciones. Pero no hubo tal fidelidad, ni siquiera de
importantes figuras que no refrendaron su militancia, como el expresidente Fox
y los exgobernadores Patricio Patrón de Yucatán y Héctor Ortiz de Tlaxcala.
La
pregunta que los analistas políticos nos hacemos ahora es qué tanto estas
cifras anuncian la disminución de la votación panista en las próximas
contiendas, en primer lugar las elecciones locales que se llevarán a cabo
durante 2013 en 14 entidades más la elección para gobernador en Baja California
Norte. Tengo que confesar que si bien por mi parte había venido insistiendo en
que el fracaso electoral del PAN en 2012 no debía ocultarnos la fuerza que
sigue representando su electorado, hoy veo con más incertidumbre lo que a ese partido se le puede esperar. De hecho los
porcentajes de refrendos fueron relativamente altos precisamente sólo en las entidades que
gobierna como Sonora, Baja California Sur, Guanajuato o Puebla. En estados en
los que en julio el priismo demostró estar en crisis sólo en Nuevo León se dio
un refrendo similar, pero no se extendió
a Veracruz o Tamaulipas. Se suma así el que en estos casos no parece crecer la
simpatía por el PAN con el que en otras entidades el bajo porcentaje de
refrendos parece estar asociado a un panismo en crisis, como son los casos de Tlaxcala y Morelos. Ello no pronostica nada
bueno para el partido.
Por
último quiero tocar el tema del debilitamiento que seguramente se sentirá en el
PRD pese a que lo niegue su dirigencia, pero también en el Partido del Trabajo
y en Movimiento Ciudadano, por la constitución de Morena cuya solicitud de
registro se presentó el lunes antepasado ante el Instituto Federal Electoral.
La idea es que pueda participar en las elecciones de 2015, pero es un hecho que
afectará ya los resultados electorales de este año. En efecto los responsables
de la constitución de este partido estarán muy movilizados ( de hecho han
declarado que no dejarán de ser movimiento), pues deben celebrar asambleas en
presencia de funcionarios del IFE por lo menos en 20 estados o en 200 distritos
electorales a las que asistan no menos de 3000 o 300 afiliados respectivamente.
De seguro ello beneficiará, o bien
perjudicará, a los grupos de izquierda cercanos e igualmente a los
lejanos a Andrés Manuel López Obrador según vaya avanzando con éxito o no.
Piénsese que hoy comienza una intensa campaña de afiliación. El requisito es
lograr el apoyo mínimo de 220,000 ciudadanos, pero su meta es sumar 1,500,000 “morenos”.
Que
paradójico puede resultar así el que se convoque a los partidos políticos a la
responsabilidad de participar en la definición de las políticas públicas, el
que tengamos un Congreso tan activo, el que vayan a haber además de candidatos
independientes muy posiblemente más partidos políticos en México, pero que éstos
en México no parezcan encaminarse hacia un mayor fortalecimiento, ni provoquen la
credibilidad deseada.
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