jueves, 1 de marzo de 2012

La intercampaña

¡Qué privilegiada me siento en este periodo de intercampaña que se vive, y que va del 16 de febrero al 29 de marzo, de poder dirigirme al público y hablar de política! Ahora que ni Andrés Manuel López Obrador, ni Enrique Peña Nieto, ni Josefina Vázquez Mota (los menciono en estricto orden alfabético para no perjudicarlos) pueden hacer mítines o actos masivos de proselitismo, y que ni los funcionarios pueden hacer alusión a partidos políticos o incluir emblemas bajo ninguna modalidad, los medios de comunicación sí pueden seguir haciendo su labor periodística y referirse a todos ellos y a sus candidatos con libertad. Así puedo dirigirme a ustedes, radioescuchas, porque no estoy comprada y me atengo a un respeto absoluto a la equidad. Continuemos.

Los analistas siguen dibujando sus escenarios para las próximas elecciones. Parece que la polémica principal está uno en si será una batalla con un primer lugar muy destacado, el que todos ya conocen y dos reñidos segundos lugares, o dos si despegará un segundo puntero, a saber cuál de los competidores o sea a saber quién es el que se rezagará como sucedió en 2000 o 2006, o tres si bien será una lucha de tres que nunca hemos visto en elecciones presidenciales.

Creer que los dos últimos escenarios se pueden cumplir implica considerar que las preferencias expresadas por los sondeos incluyen un porcentaje muy grande de indecisos, 20% a menudo, que al votar pueden hacer la diferencia, y/o que no todos los que dicen tener una preferencia votan y/o que las preferencias cambian y/o que los electores pueden emitir un voto estratégico por su segunda opción. Me permito hacer algunas observaciones sobre estas posibilidades.

Entiendo que haya quienes no han definido aún su voto, pero cuando lo hagan no veo por qué cambiará el sentido de las preferencias. Me cuestiono entonces la creencia de que los votantes que ya tienen definido su voto conformen el voto duro de los partidos versus los electores aún indecisos. Muchos de ellos han votado por diferentes partidos a lo largo de su vida, votan por partidos distintos según el tipo de elección y pueden también cambiar su preferencia. Entonces no son votantes duros.

Sin embargo los resultados de los sondeos son desmentidos por la realidad de los resultados electorales porque a pesar de tener una preferencia los votantes pueden no salir a votar cuando su candidato se desploma (como sucedió en el Estado de México con los panistas) o porque prefieren no desperdiciar su voto. Lo segundo sucede en los casos en los que hay una aversión importante hacia algún otro partido que puede ganar y cuando no es tan lejana una segunda opción también viable.

En este sentido es importante el saber si el juego electoral va a enfrentar en realidad a dos o tres candidatos. Hay quienes dicen que el estudio de las segundas opciones favorece en esta ocasión más al PRI, es decir que los panistas prefieren a Peña que a AMLO, y que los perredistas prefieren a Peña a seguir dejando a los panistas en el gobierno. Es decir piensan que el voto estratégico seguirá como en el 2006 un eje ideológico. Pero eso no es seguro. Por eso el PAN le está apostando a consolidar en el ambiente político el eje PRI-antiPRI o sea está buscando atraer el voto de los perredistas como en 2000. Cabe señalar que, en concordancia con ello, hay otros estudios que sitúan a Vásquez Mota más que a Peña como segunda opción de los perredistas.

La ventaja del primer lugar es muy importante por ahora, por más que algunos analistas quieran ver en la pérdida de algunos pocos puntos por Peña Nieto una tendencia a la baja, cuando era esperable por ahora. Además lo corto de las campañas favorece el que las preferencias no alcancen a cambiar en el sentido que no hay tiempo para imprevistos, porque de hecho sí sucede que se pueden perder casi de golpe diez, quince, hasta veinte puntos de ventaja. Así pasó en 2000 con Francisco Labastida y en 2006 con AMLO, pero entones era mayor la duración de las contiendas.

En este tiempo de veda en que se inventan estrategias como la de la bancada priista en el Congreso la cual se ha puesto justo en estos momentos a denunciar las insuficiencias de los gobiernos panistas, en que Calderón sin aparente cansancio de tanta derrota -por no haber podido imponer en su partido a su delfín, por no haber podido anular las elecciones de Michoacán para defender a su hermana- se compromete con todo lo que está a su alcance como el manejo de la justicia -que otra cosa son las filtraciones de investigaciones que afectan a exgobernadores priistas o el relevo en la FEPADE- para no presenciar el regreso del PRI a los Pinos, en este tiempo de veda me pregunto si habrá una sorpresa que haga posibles esos escenarios alternativos que los analistas se imaginan.

Se me ha ocurrido, como ya les he comentado, que una sorpresa puede ser un insuficiente amarre de Peña Nieto para conservar la unidad de su partido, de tal suerte que lleve a algunos de los supuestos suyos a traicionarlo. Por eso es tan importante el manejo político de su selección de candidatos a gobernadores, senadores y diputados federales que justo sucede.

Insisto que hay hilos que se le pueden quedar sueltos, por lo que nuestros comentarios privilegiados pueden tener todavía sentido.

1 comentario:

  1. Maestra Marcela, por ahí le envío la dirección electrónica del último articulo de Ricardo Alemán, para que lo evalúe. Saludos http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=opinion_interior&cat=235

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