jueves, 4 de noviembre de 2010

Pronósticos electorales

Saldos del 2010 y pronósticos electorales. Algunas reflexiones y cálculos

Marcela Bravo Ahuja
Octubre 2010

En mi libro, que recientemente ha publicado la UNAM con la editorial Gernika, titulado Realineamiento electoral y alternancia en el poder ejecutivo en México 1988-2009, hago el análisis del surgimiento, la profundidad, la dirección y la permanencia de los cambios en los patrones de votación en México en elecciones presidenciales y para gobernador durante los últimos 22 años. La metodología que utilizo parte de la teoría del realineamiento electoral, a partir de la cual se pueden definir eras político electorales con base en criterios cualitativos y cuantitativos. Esa misma metodología me sirve para estudiar en el último capítulo del mismo las elecciones de 2010, análisis que no pienso aquí repetir si bien indico que me lleva a confirmar las tendencias observadas en la investigación global, particularmente la relativa a confirmar patrones diferenciados de votación en los distintos tipos de elecciones y la definición de un sistema político que sustenta dicho comportamiento. Con base en esa misma metodología, hago en este breve artículo algunas reflexiones y proyecciones de los resultados que se observaron.

I
Las elecciones de 2010 suscitaron gran expectación, porque con acierto se entendió la idea de que definirían en buena medida la correlación de fuerzas para la contienda de 2012. Concretamente fueron marcadas por tres elementos claves. Primero, la conformación de coaliciones entre partidos antagónicos, desde el punto de vista ideológico y desde el resultado polémico de la elección presidencial de 2006 que los enfrentó, como son el PAN y el PRD, en cinco de las doce entidades en las que se elegía nuevo gobernador. En tres de ellas a saber Oaxaca, Puebla y Sinaloa el PRI fue desplazado del poder, mientras que en las otras dos Durango e Hidalgo las contiendas fueron inesperadamente cerradas si bien el PRI resultó triunfador.

El segundo elemento que caracterizó a estas elecciones fue el ambiente de inseguridad y violencia que permeó algunos procesos, y que nadie desconoce que se debe a la acción de los carteles de la droga en México, contra los que ha venido infructuosamente luchando el gobierno federal desde el principio de la gestión del gobierno de Felipe Calderón. Los hechos más notorios fueron las acusaciones que se hicieron contra los candidatos del PRI a las gubernaturas de Durango (Jorge Herrera Caldera) y Sinaloa (Jesús Vizcarra Calderón), acusaciones que nunca fueron formalizadas ni probadas, la destitución del candidato del PRD al gobierno de Quintana Roo, Gregorio Sánchez Martínez, por el acto de formal prisión que se le dictó por ser presunto responsable de guardar relaciones con el mundo de la droga y proteger a narcotraficantes, y finalmente el asesinato del candidato del PRI en Tamaulipas, Rogelio Torre Cantú.

El tercer elemento resultó ser la falta de predicción de los resultados que tuvieron las distintas encuestadoras que se avocaron a su estudio. Contrariamente a lo que se esperaba, en tanto se generalizó la idea que el PRI se llevaría el carro completo, los resultados de los comicios se traducen en cifras que revelan poco movimiento del voto, si bien en seis de las doce entidades con elecciones para gobernador pierde el partido en el gobierno. En efecto además de las derrotas del PRI ya señaladas, el PAN pierde por un manejo centralista y equivocado de sus candidaturas los estados de Aguascalientes y Tlaxcala, y el PRD sufre una derrota en Zacatecas como resultado de la división del PRD en la entidad producto de la renuncia de Ricardo Monreal y su adhesión al PT desde donde lanza a su hermano David.

De esta manera si bien el PRI no gana con la contundencia que suponía, resulta evidente que su voto duro se encuentra muy consolidado. Este es un hecho que ni el mismo partido ha sabido destacar lo suficiente. En efecto en relación a la última elección similar pierde votación en muy pocos estados y en un porcentaje reducido, y a la vez gana una votación importante en los estados que recupera, si bien son más chicos que los que pierde. En todo caso, sólo pudo vencerlo la fuerza de varios partidos.

El PAN inmediatamente se siente el gran triunfador con su estrategia de alianzas que les impuso a militantes doctrinarios y le cuesta la salida del Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, del gabinete. Sin embargo los datos electorales de elecciones pasadas del mismo género me hacen pensar que no necesitaba aliarse al PRD en Sinaloa, donde había venido creciendo consolidadamente en el entendido adicional que la coyuntura le era favorable por la inconformidad con su partido del precandidato del PRI Mario López Valdéz, Malova, por no haber llegado a la postulación por él deseada, que se tradujo en la posibilidad de jalarlo a la oposición. Desde luego tampoco en Puebla en donde el desprestigio del gobernador Mario Marín era una fortaleza para el PAN y se contaba con un buen candidato en la figura de Rafael Moreno Valle contra quien poco tenía que hacer Javier López Zavala, el delfín del “goberprecioso”, como muchos denominan a Marín.

En este contexto el gran ganador del 2010, pese a su derrota en Zacatecas, es el ala moderada del PRD, su líder Jesús Ortega, el artífice de las alianzas Manuel Camacho y el jefe de gobierno del Distrito Federal que las apoyó en su estrategia de lucha por la candidatura presidencial de su partido.

II
Así como generaron expectación, las elecciones de 2010 fueron inmediatamente olvidadas en el ambiente político. Actualmente el 2012 se viene todavía más encima para todos y lo que importa es que en 2011 se disputan las gubernaturas de Baja California Sur, Coahuila, el Estado de México, Guerrero, Michoacán en donde se modificó el calendario electoral y Nayarit; además habrá elecciones de presidentes municipales en Hidalgo.

En estas circunstancias el calendario electoral resulta muy difícil para el PAN porque debe consolidar la impresión que ha dejado en 2010 que cuenta como competidor viable para el 2012, siendo que a principios de año se encontraba marcado por su derrota frente al PRI en las elecciones legislativas de 2009. Para ello debe remontar los malos resultados que ha tenido en las elecciones locales en lo que va del sexenio, salvo en los casos que ha ido en alianza con el PRD. Sin embargo, salvo el Estado de México, los otros escenarios le son adversos. Además sigue cargando con el desgaste acelerado del gobierno de Calderón.

En el caso del PRD, las próximas contiendan son esencialmente importantes en la medida en la que se juegan las gubernaturas de tres de las pocas entidades que gobierna: Baja California Sur, Guerrero y Michoacán. Si el PRD falla podría estar marcando el camino a su minimización.

El pragmatismo de quienes quieren bloquear a toda costa el regreso del PRI al poder federal ha vuelto a ser la tónica. Un ejemplo es el caso de Guerrero en donde el PRI elige como su candidato al dos veces exalcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños, quien doce años atrás perdió la consulta interna pese a tener detrás a todo el gobierno estatal de Heladio Aguirre Rivero, frente a René Juárez Cisneros que se convertiría en el último gobernador del PRI y que contaba con el apoyo del extinto grupo de Ruiz Massieu y del grupo del exgobernador Rubén Figueroa Alcocer quien se retiró en 1996 tras la matanza de Aguas Blancas. Sin embargo esta vez el exgobernador interino Aguirre Rivero, con deseos de regresar al gobierno, traiciona a su partido y acepta la candidatura de un PRD que ha venido perdiendo paradójicamente fuerza durante la gubernatura de Zeferino Torreblanca quien llegó al poder a través de ese partido. Habiendo sido asesinado el candidato natural del PRD que hubiera sido el líder del Congreso, resulta obvio que su dirigencia teme perder la contienda con su único precandidato disponible, Armando Ríos, por lo que toma esta controvertida decisión.

Pese a estas extrañas historias, todos los ojos están puestos en lo que parece que va a ser la batalla electoral más importante: la del Estado de México, único entidad en la que vuelve a repetirse la posibilidad de una alianza PAN-PRD. Incluso, la historia de la candidatura del PRD al gobierno de Guerrero no falta quien la una con ésta otra, en el sentido de decir que siendo Aguirre Rivero gente del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, se los ofreció como regalo a los perredistas para abonar a la no alianza en su estado.

La cuestión es que pese al descalabro que significaron las coaliciones para el PRI en 2010, este partido sigue caminando con un pie firme hacia su regreso a la Presidencia de la República. Para muchos esto pasa por la candidatura de Peña Nieto a la misma. Para ello tiene que asegurarse que no tendrá tropiezos en el manejo de su sucesión. La posible coalición PAN-PRD en el estado es un tropiezo. Al respecto han sucedido varios hechos que marcan el debate político del día de hoy.

El pasado 14 de septiembre el Congreso local aprobó una reforma electoral que se leyó como acto preparativo de la carrera del gobernador a los Pinos, por lo que sus enemigos la calificaron de contrarreforma e imposición e incluso, sin pruebas, llegaron a señalar que quería extender su mandato. Sin embargo dicha reforma, además de otras medidas que impulsa como es la reducción de los tiempos de campañas y precampañas, lo que hace es cancelar en el Estado de México las candidaturas comunes, hecho que pone a la legislación local a tono con la federal y con la normatividad de más de veinte entidades federativas del país. En estas entidades como en el Estado de México ahora, para ir juntos con un mismo candidato a un puesto, los partidos deben registrarse como coalición y hacer compromisos políticos y programáticos con la finalidad de no confundir a los votantes y únicamente recibir fondos como un sólo partido.

Pese a lo anterior, lo cierto es que la reforma aprobada reflejó la correlación de fuerzas en la entidad y el miedo de Peña Nieto a las coaliciones que ya había dejado ver en su quinto informe de gobierno, en el cual calificó a las alianzas entre PAN y PRD de incongruentes; concretamente, dijo que las alianzas entre proyectos antagónicos desvirtúan a la democracia y sus instituciones. Así pareciera que su triunfo en la contienda interna del PRI pasa por el triunfo en su estado. Los priístas podrían perder el Estado de México y aún así ganar en el 2012, pero quizás en este caso no sería con Peña Nieto, si bien es él quien parece garantizar mejor su triunfo.

Al día de hoy, el posicionamiento de los partidos en el asunto de esta coalición parece ir avanzando con dos características que la debilitan. Si bien los primeros días de octubre el consejo estatal del PRD aprobó con 193 contra 88 votos un resolutivo que faculta a su dirigencia a acercarse a los partidos opositores al PRI con el fin de construir una amplia alianza electoral que lo enfrente, resolutivo que tendrá que ser ratificado por el Consejo Nacional, y que el coordinador de la bancada del PAN del estado aseguró que dialogarán para establecer una plataforma electoral interesante para los mexiquenses, el PT anunció que no formará parte de ninguna alianza ni con el PRI ni con el PAN, que por tanto no se sumará a la alianza PAN-PRD en la entidad y que irán con el movimiento de López Obrador, quien es férreo opositor a esta mancuerna y ya se apresta a pedir una licencia al PRD a la que no tiene derecho. En la otra esquina se encuentra Marcelo Ebrard, jefe del gobierno del Distrito Federal, el cual para fortalecer su posición en el PRD se ha lanzado a defender la causa de la alianza. Este divisionismo sin duda atenta contra la posibilidad de triunfo de la alianza pero más aún el que, a diferencia de los casos que fueron Oaxaca, Puebla y Sinaloa, no tengan todavía candidato.

En suma, todavía no existe un candidato que convenza a panistas y perredistas para la candidatura al gobierno del Estado de México. Extrañamente el movimiento proaliancista es un movimiento que los interesados preparan Dios sabe para quién. Alejandro Encinas ya se he descartado porque quiere unidad en el PRD, así como Ramón de la Fuente por no vivir en la entidad. El peligro para los priístas es a todas luces el que se dividan en el proceso de nominación de su candidato y algún descontento que por ahora puede ser el presidente municipal del PRI de Ecatepec, Eruviel Ávila, por guardar una distancia con el carismático gobernador resulte un candidato idóneo para la alianza como sucedió en el caso de Sinaloa con Malova.

III
En la introducción de este artículo señalé que mi investigación sobre el movimiento del voto en México tiene un doble enfoque: cualitativo y cuantitativo. Aplicado al análisis de las próximas elecciones del Estado de México, hasta ahora he desarrollado algunos aspectos de los posicionamientos de las distintas fuerzas y partidos políticos. En lo que toca a las cifras electorales también se puede abordar el estudio de las posibilidades que tiene el PRI de conservar el gobierno de la entidad. A continuación presento específicamente los resultados estatales de los distintos tipos de elecciones salvo las municipales desde 2005 en el entendido que en mi trabajo, para efectos comparativos, manejo la información por bloques PAN, PRI, PRD y otros, considerando en otros la votación de los partidos chicos siempre y cuando no se hayan aliado a algún partido grande. Además calculo los porcentajes de votación sobre votos válidos.

Los rangos de votación del PAN van de 23.19% a 31.92%, los del PRI de 18.59% a 49.27%, los del PRD finalmente de 19.41% a 44.50%. PAN y PRD han ganado mejor las elecciones federales que las locales, al inverso del PRI, sin embargo el PAN ha mantenido más constante su voto. El PRD se ha llevado mucho más el voto que el PRI pierde en las elecciones federales.


Cuadro 1. Elecciones en el Estado de México, 2005-2009

Elección PAN PRI PRD Otros
Gobernador
2005 25.62% 49.27% 25.12% -
Diputados Locales
2006 27.00% 36.98% 32.94% 3.08%
Presidente
2006 31.92% 18.59% 44.50% 4.99%
Senadores
2006 29.83%% 21.94% 38.83% 9.40%
Diputados Federales
2006 29.34% 24.31% 37.02% 9.34%
Diputados Locales
2009 23.19% 45.46% 19.41% 11.94%
Diputados Federales
2009 29.34% 24.31% 37.02% 9.34%

Ahora bien si se atiene a la última elección local de 2009, la unidad del PAN y del PRD no alcanzaría para ganarle al PRI: se quedaría a menos de cinco puntos. Ello en el supuesto que la votación del PT y de Convergencia no le afectara al PRD, lo cual es imposible. Estudiosos en la materia afirman que de no participar en la coalición PAN-PRD en la entidad en caso de que ésta se hiciera, el PRD perdería 40% de su votación.

Ahora bien, uno podría pensar que las coaliciones potencian el voto de los partidos que participan en ellas. El cuadro 2 expresa lo que sucedió en 2010 en las entidades en las que operaron. Para tal efecto sumo la votación del PAN y del PRD en 2004 y la comparo con la del 2010 en el sentido que sólo en Oaxaca incluye la votación del PT y Convergencia, aunque de último momento el PT llamó a votar por la coalición en Durango (a la que se había unido Convergencia como en Hidalgo y Puebla) así como la candidata de NA en Oaxaca. Cabe recordar asimismo que NA participó desde el principio en la coalición en Puebla.

Cuadro 2. Votación PAN, PRD en entidades con coalición de estos partidos en 2010

2004 2010 Diferencia de votación
Durango 42.52 46.17 3.65
Hidalgo 43.03 47.17 4.14
Oaxaca 46.27 51.80 5.53
Puebla 42.96 52.47 9.51
Sinaloa 50.64 52.83 2.19


En suma sólo las coaliciones de Oaxaca y Puebla, sobre la base a mi juicio de gobernadores desprestigiados, potenciaron la votación de los partidos en coalición. En Oaxaca, de hecho, ya habían competido unidos. Con el prestigio que tiene en el Estado de México el gobernador Peña Nieto es improbable que ello suceda en el caso de que se consolide una coalición, para la cual además como ya lo señalé todavía no encuentran candidato idóneo.

Los politólogos somos malos prediciendo, pero los enfoques cualitativo y cuantitativo dan como resultado el que por hoy resulta poco probable que pierda el PRI en el Estado de México, a menos que haya una fractura en la élite gobernante de ese partido que aproveche la oposición.


IV
El PRI, como afirmé, puede ganar o perder el Estado de México; aún así tiene posibilidades de ganar la elección presidencial de 2012. Desde de luego que hoy por hoy su mejor carta es Peña Nieto, pero no es la única. El PRI se sigue caracterizando por contar con cuadros importantes. Si Peña Nieto se desinfla, entrarían al relevo a mi juicio tres precandidatos: Manlio Fabio Beltrones líder del senado, Beatriz Paredes presidenta del partido y Fidel Herrera gobernador de Veracruz.

Ahora bien, las posibilidades del PRI están íntimamente relacionadas con la unidad que los priístas logren mantener de suerte que no se repita la historia del divisionismo de militantes y simpatizantes en 2006 frente a la candidatura de Roberto Madrazo, el cual lo llevó a quedar en tercer lugar en la contienda. Al parecer el gobernador del Estado de México es quien parece asegurar mejor esta unidad, a pesar de que los saldos del 2010 no lo beneficiaron dado el apoyo abierto que expresó a los candidatos perdedores a los gobiernos de Oaxaca y Puebla. Por eso todos los ojos están puestos en la próxima contienda en su entidad.

El resultado de la elección de 2012 depende de este factor de unidad señalado que es el que le puede permitir al PRI si no conservar la fuerza que ha demostrado en las últimas elecciones para gobernador, al menos conservar la que ha sostenido en las últimas elecciones para diputados locales o las del 2009 para diputados federales. Si proyectamos los posibles resultados del PRI conforme a estos tres tipos de elecciones, su porcentaje nacional de votación sería respectivamente de 45.70%, 41.70% y 39.67% lo que representaría estar en cada caso, haciendo la misma proyección con la votación del PAN y del PRD:
- 13.45%, 12.33% y 10.14% arriba del PAN
- 26.055, 25.55 y 25.87% arriba del PRD
(Ver anexo en el entendido que los datos los tomo de mi banco de datos en el que resumo las información para ser comparada en los términos señalados, y en el sentido de que la lista nominal 2012 fue proyectada por el método incrementos res1 = lista nominal 2009 – lista nominal 2006 / 3. Así la proyección2012 es igual a la lista nominal 2009 + (res1) * 3.)

Las proyecciones elaboradas reflejan lo que yo claramente he visto en mis trabajos, que es la manera distinta de votar de las personas según el tipo de elección. En las elecciones presidenciales el voto permanece volátil, mientras en las elecciones para gobernador las preferencias partidistas muestran señales de franca estabilización. El comportamiento del voto, añado hoy, es distinto según el tipo de elección por varios motivos: los tipos de candidatos son distintos y sus campañas también en el sentido principal que la diferencia de financiamiento y publicidad les da una posibilidad distinta de incidencia, en el sentido que los partidos se comportan distinto (a nivel local casi siempre inciden dos partidos, generalmente el PRI con el PAN o el PRD; a nivel federal son todos) y en el sentido fundamental que la ciudadanía no se juega lo mismo.

Por todo ello, es de esperarse que la correlación de fuerza en la próxima contienda presidencial no sea similar a la que hemos visto a lo largo del sexenio. Así sucedió el sexenio pasado y así puede volver a suceder. Finalmente el PAN se lo va a jugar todo, su voto duro es bastante sólido y son sólo poco más de 10 puntos los que tiene que remontar en relación a sus resultados electorales recientes para obtener el triunfo; para ello tiene el poder federal en las manos. Actualmente no queda nada claro quién podría ser su candidato, pero no puede caber duda de que el proceso de selección le saldrá bien al Presidente Calderón quien tiene un muy buen control de su partido, como lo demuestra la actual coyuntura de la renovación de su dirigencia. El Presidente ha demostrado que le gusta más la lucha política que el gobierno mismo; pondrá en acción todos sus recursos.

El PRD corre mucho más riesgos. Nada más el asunto de la coalición en el Estado de México lo comprueba. Le puede salir mal y mal también le pueden salir las elecciones para gobernador en las entidades que gobierna. Guerrero es un caso y otro Michoacán, estado sumido en el narcotráfico y la corrupción en la que se han visto envueltas autoridades. Para prueba el enredo del proceso judicial que se le sigue a Julio César Godoy, medio hermano del gobernador de la entidad, su desaparición, su reaparición, toma de protesta como diputado federal para obtener fuero y su renuncia al PRD por falta de apoyo, situación que parece estar relacionada con el interés del PAN en el estado en particular de la hermana de Calderón, Luisa María.

Consideraciones finales
En las elecciones de 2010 todos ganamos porque todos los partidos resultaron beneficiados en cierta manera: el PRI consolidó su votación y se quedó con el gobierno del mismo número de estados, el PAN demostró que sigue presente, el ala moderada del PRD fue la principal operadora del proyecto de las coaliciones que salió victorioso. Sin embargo la más beneficiada fue la ciudadanía que se evitó el tener una Presidencia de la República absolutamente debilitada para el resto del sexenio. Lo mejor para las democracias son los múltiples ganadores, el reparto del poder.

Muchos creen que el gran protagonista de estas elecciones fueron las coaliciones. Yo no lo creo. El gran protagonista fue nuestro sistema político con sus avances y regularidades, pero también sus limitaciones en forma de uso indebido de recursos por las autoridades, ineficiencia y desconfianza institucional.

Los involucrados en las contiendas aprendieron las lecciones que tenían que aprender y hoy están en lo que sigue. Se pueden hacer pronósticos y proyecciones para el 2012 con escepticismo porque, si hay una constante todavía en el sistema, es la permanencia de la volatilidad en elecciones presidenciales. Todo puede suceder.

Fuentes
Bravo Ahuja, Marcela. Base de datos electorales de las 32 entidades del país en elecciones presidenciales, de gobernador, de senadores y de diputados federales y locales, 1988-2010.
Bravo Ahuja, Marcela. Realineamiento electoral y alternancia en el poder ejecutivo en México, 1988-2009. Actualizado con los resultados electorales de 2010. México, UNAM-GERNIKA, 2010.
Seguimiento hemerográfico de los periódicos El Universal, Milenio y Reforma, 2010.

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