Referirnos
a los problemas, retos y oportunidades de transformación relativos al Partido
Acción Nacional, el PAN, en la coyuntura actual nos remite inevitablemente a
dos puntos: la gran derrota que sufrió en las elecciones de julio pasado y la
lucha que están librando por su control su dirigente Gustavo Madero y el
todavía ahora presidente Felipe Calderón. Hacer este análisis es indispensable
para entender lo que está aconteciendo en el encuentro que están teniendo estos
días en Querétaro los próximos legisladores panistas electos.
La
disputa entre Calderón y Madero no empezó con las elecciones pasadas. Empezó
desde que Madero ganó la dirigencia del partido, no habiendo sido el favorito
de Calderón que lo era Roberto Gil. Con la llegada de Madero al PAN se acabó el
control que el presidente había tenido en su partido a lo largo de los períodos
de Germán Martinez y Cesar Nava, períodos en que desde la Presidencia de la
República se dictaron políticas y se eligieron candidatos a ocupar los puestos
de elección popular. Ello pese a la oposición que pudieron generar en muchos
panistas las alianzas que se dieron con perredistas, a pesar de los aparentes
éxitos que produjeron, en el sentido que el centralismo siempre lastima a las
estructuras locales de los partidos más cuando desplaza a militantes con largas
carreras y en espera de alguna postulación.
Fue
así que Calderón no pudo imponer a su favorito Ernesto Cordero para que
contendiera en la carrera presidencial, a
la que finalmente se presentó Josefina Vázquez Mota. A la postre ésta nunca
obtuvo todo su apoyo y sin embargo sí se perjudicó de las ineficiencias del PAN
en doce años de gobierno y sobre todo se vio afectada por lo fallido de la
política de la actual administración en su combate contra el crimen organizado.
Ahora,
lejos de que el Presidente se sienta responsable de que su partido haya quedado
en tercer lugar en la pasada jornada electoral y contando con la fortuna que la
discusión pública se ha desplazado hacia la impugnación que el Partido de la
Revolución Democrática, el PRD, formalizó para anular la elección presidencial
ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, así como se
desplazó hacia las imputaciones sobre los gastos excesivos en las campañas que
tanto el PRD lanzó contra el Partido Revolucionario Institucional, el PRI, y
viceversa, Felipe Calderón se prepara para tomar el control del PAN. Dicha
estrategia pasa por decidir quiénes serán los próximos líderes de los grupos
parlamentarios panistas en el Congreso lo que en este partido es potestad del
dirigente, hacer que se lleva a cabo una Asamblea Nacional extraordinaria antes
de que termine el sexenio so pretexto que el PAN se tiene que refundar, y también
desplazar a Madero.
Así
las cosas, la pugna Calderón-Madero es la que ha marcado las posiciones quizás
contradictorias que han sostenido los panistas de frente a los resultados
electorales recientes y sus consecuencias políticas, por un lado aceptándolos
democráticamente y por otro aliándose en parte con el PRD en el conflicto
generado por los mismos. Ambos han realizado sendos esfuerzos visitando
distintas entidades y tratando de poner de su parte a los integrantes del
máximo órgano de deliberación panista que es el Consejo Nacional que se reunirá
el próximo fin de semana.
No
resulta pues extraño que hace unos meses en vez de apoyar a fondo a su
candidata a la presidencia, Calderón se haya concentrado en influir en la lista
de candidatos de su partido a diputados y senadores particularmente en
determinar los primeros lugares en las listas de plurinominales, y más adelante
no es extraño que haya sido gente suya como Luis H. Álvarez y Luis Felipe Bravo
Mena como los referidos Gustavo Martínez y César Nava quienes publicaran el
pasado 26 de julio una carta dirigida a Madero pidiéndole adelantar la
mencionada Asamblea donde proponen que se revisen las causas internas de los
resultados electorales. En ella expresan que se debe dar una refundación del
PAN a través de la aprobación de nuevos estatutos en los que se consideren la
apertura a la ciudadanía, una nueva forma de elección de candidatos y de
organización para postular a quienes sean mejores y que haya sincronía entre
dirigencias y ciclos electorales, y una nueva administración de los recursos con
mayor destino de los mismos a los procesos electorales y mejores mecanismos de
rendición de cuentas. Asimismo se ha mencionado que en dicha Asamblea se
debieran discutir nuevas maneras de elegir a los dirigentes del partido, de
integrar a su consejo y de endurecerse para evitar deslealtades. La idea de
reemplazar a Madero quien debiera culminar su gestión hasta diciembre del
próximo año no se ha mencionado expresamente, pero sí se ha insinuado y han corrido voces que desean substituirlo por
Margarita Zavala o Luisa María Calderón, respectivamente la esposa y la hermana
del Presidente.
Cabe
decir que la decisión sobre el momento que se llevará a cabo la famosa asamblea
y su orden del día la decidirán los consejeros el 11 de agosto. Los
calderonistas tienen asegurados según los especialistas 127 votos pero los
maderistas, en los que destacan el primer gobernador del PAN Ernesto Ruffo, Javier
Corral, Santiago Creel y la propia Josefina Vázquez Mota, se han unido a los
yunquistas para impedirles que alcancen la mayoría absoluta que requieren. Estos
últimos sostienen que el futuro del blanquiazul no se debe apresurar sino debe
ser acordado ampliamente. Por lo mismo proponen que la Asamblea se vaya a mayo
de 2013 o que en todo lugar sea a principios de año para no afectar las
elecciones inmediatas, en los dos casos curiosamente después de terminado el
mandato de Calderón.
Además
por lo pronto también quieren impedir que se imponga la voluntad del actual
presidente en la nominación de sus coordinadores en el Congreso. Esto es lo que
se está jugando en Querétaro en estos momentos. Madero ya declaró que abrirá una consulta, pero que
no aceptará cargadas ni hará el anuncio oficial de su decisión hoy. Sin embargo
difícilmente podrá oponerse a la voluntad de 34 de los 38 senadores panistas
electos, quienes el pasado domingo firmaron una carta pidiendo que Ernesto
Cordero encabece su bancada. La duda es si José González Morfín también cercano
a Felipe Calderón llegará a la coordinación de los diputados, pues a él sí le
disputan el cargo Ricardo Anaya, Juan Bueno, Rubén Camarillo y Luis Alberto
Villareal.
Por
todo lo mencionado, es que el Presidente de la República acudió ayer a la
reunión con una posición aparentemente más flexible. En todo caso estos
jaloneos contaminan la discusión de los que es realmente urgente definir que es
la agenda de los nuevos legisladores del
PAN, así como su posicionamiento ante las reformas pendientes en varios
ámbitos: hacendario, energético, laboral, político, de justicia, educativo y de
desarrollo social. En estos jaloneos y en la incapacidad que está demostrando Felipe
Calderón para retirarse de la política se puede estar yendo una oportunidad,
porque a mi manera de ver las cosas la grandeza del PAN se reconstruirá en el
papel legislativo que tenga el próximo sexenio y un buen papel requiere de
sangre experimentada pero no desgastada.
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