martes, 29 de noviembre de 2011

Enrique Peña Nieto

Ya en la elección para gobernador del Estado de México, a mediados de año, Enrique Peña Nieto había demostrado ser un político precavido cuando se inclinó por la candidatura de Eruviel Ávila para asegurarse de que no fuera posible una traición suya que lo hiciera abanderar una coalición en contra del PRI. Con ello los resultados en la entidad para los priistas fueron contundentes.

Esta vez en su carrera por la candidatura presidencial de su partido ha preferido ir en coalición con el Partido Verde Ecologista de México y con el Partido Nueva Alianza, aunque tenga que enfrentar las críticas externas e internas a tal decisión. Finalmente si cabe preguntarse el que, si está como los sondeos de opinión lo señalan de 15 a 20 puntos por encima de su contrincante más próximo que ahora es Andrés Manuel López Obrador, qué tanto puede necesitar los quizás cinco puntos porcentuales que tal mancuerna le aporte.

Desde afuera le han señalado el desprestigio del PVEM, derivado de los escándalos que han protagonizado algunos de sus líderes y de sus falsas credenciales ecológicas. Hace algunos días Héctor Aguilar Camín lo cuestionaba de cómo se podía hablar con ello de modernización y buen gobierno. Igual externó su desconcierto porque fuera con el PANAL que representa los intereses obscuros de Elba Esther Gordillo. Otros analistas se han expresado en este tono, lo mismo Carlos Elizondo que Leo Zucherman, sin entender que no se trata sólo de votos que se pueden ganar contra los que se pueden perder, que sí el cálculo es que son más los que se ganan que los se pierden –que ya estaban perdidos-, sino de sostener una política de acuerdos y negociaciones frente a la ciudadanía.

La idea es que las coaliciones fortalecen políticamente y por eso concretarlas fue un objetivo de Humberto Moreira, dirigente priista, pese a tener ahora que solventar el descontento que internamente produce el que los tres partidos acordaron ir en coalición en las elecciones para diputados en 126 distritos uninominales, de los cuales 30 serán para el Verde y 24 para Nueva Alianza, y en las de senadores en 20 posiciones de mayoría en diez estados, de las cuales cuatro serán para el Nueva alianza y cinco para el Verde. En efecto, con ello quedaron molestos muchos priistas particularmente del Distrito Federal, Chiapas, Puebla, Quintana Roo y Sinaloa, pero también de Guerrero y Jalisco. Los priistas argumentan que se vendió cara la coalición; representan, dicen, plazas en ciudades importantes o distritos muy poblados hoy en la oposición pero que son altamente recuperables. Este descontento fue expresado por figuras como la de Francisco Labastida y Dulce María Sauri.

En suma Peña Nieto ha fomentado una política de inclusión pero también de control al punto que ante la maniobra de modificación de la convocatoria para la selección del candidato del PRI defendió a Moreira, lo cual llevó a la molestia de Manlio Fabio Beltrones y al retiro temprano de su aspiración a la candidatura presidencial, porque retiro nadie dudaba que iba a haber. Seguramente Peña previó que de darse tal retiro sería como fue elegante y terminaría adheriéndosele, así como sus seguidores, contrariamente a lo que hubieran querido sus adversarios. Así incluso hay quienes ven a Beltrones como líder de la fracción en la próxima Legislatura.

Además seguro sabe Peña Nieto que las elecciones primarias pueden debilitar a los contrincantes de un partido y que a pesar de que pierda los espacios en medios por falta de una precampaña, se puede hacer visible sin violar la ley y sin simulaciones a través de la participación con la militancia y la sociedad en general. Adicionalmente, como declaró, el PRI tendrá sus propios espacios para presentar sus propuestas.

Peña Nieto no parece tomar riesgos porque debe comprender como las preferencias electorales son frágiles. La candidatura del PRD, finalmente bien resuelta en la figura de AMLO y con la disciplina mostrada por Marcelo Ebrard, puede subir como burbuja. Asimismo, si bien por lo pronto parece que la elección se va a jugar entre el PRI y el PRD ya que el precandidato panista mejor posicionado que es Josefina Vásquez Mota se encuentra en franco tercer lugar, el porcentaje de personas que aseguran identificarse con el PAN es sólo ocho puntos menor que el de aquellas que aseguran hacerlo con el PRI. De tal forma todavía puede pensarse, que una vez definido su candidato, este partido pueda ser competitivo.

Sin tomar riesgos el ahora precandidato de unidad del PRI (el domingo pasado se registró) ha avanzado también en la presentación de su libro, que es punto de partida de su proyecto. Se ha dicho que es más de lo mismo y que resulta poco concreto asegurar que el problema mayor del país es la seguridad y la impartición de la justicia y decir que se requiere un plan integral para abordar dichos problemas. Sin embargo yo considero, sin coincidir por ello con él, que toma definiciones en cuanto señala que se requieren recursos que sólo pueden derivar de una reforma fiscal amplia y de la transformación de Pemex. Asimismo se compromete en discusiones hoy controversiales de frente a quienes defienden los gobiernos de coalición, ya que insiste como ha venido haciéndolo en proponer la reducción del Congreso y el rescate de la claúsula de gobernabilidad.

Hasta ahora todo parece bien jugado, pero la política es un mundo de reveces. Esperemos a ver qué pasa.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Elecciones en Michoacán

La elección para gobernador que se llevó a cabo el domingo pasado en Michoacán ofrece varias lecciones a los interesados en la política.

En unos cuantos días las preferencias electorales en una contienda pueden evolucionar sorpresivamente. Lo vimos en 2009 en el caso de Sonora cuando el candidato priista al gobierno perdió quince puntos que llevaba de ventaja tras el incendio de la guardería ABC y con ello ganó el PAN. Igual en este caso, en una contienda también enrarecida por el ambiente de violencia, Luisa María Calderón candidata panista subió según ciertas encuestadoras varios puntos en preferencias electorales en 40 días que duró su campaña, mas según parece ser aquí no pudo ganar una contienda que resultó muy reñida y puede llevar a un conflicto poselectoral.

Hay quienes aseguran hizo la mejor campaña, se ganó fundamentalmente a las mujeres y además se impuso en el debate entre los candidatos. De entrada, existe una gran polémica en torno a si los debates alteran las preferencias electorales y yo me inclino por quienes creen, con base en estudios experimentales, que no sucede así. Pero sí la Cocoa tuvo la ventaja de su género y de una mejor campaña. ¿Pero por qué pudo realizar una mejor campaña? Por la simple razón que contó con otra enorme ventaja, la de ser hermana de Felipe Calderón. Así hay quienes aseguran que el PAN gastó diario un millón de pesos en ella.

Además de poder ver realizado en su hermana el sueño que él mismo no pudo conquistar hace 16 años, el Presidente después del pésimo papel que hizo su partido en la elección del Estado de México, tenía que asegurar que a toda costa ganara el PAN en su estado. Ante los sondeos de opinión que le dan a Enrique Peña Nieto una enorme ventaja para el 2012 y con ello regresaría el PRI a los Pinos, los panistas se jugaban el que se viera que todavía están presentes y que pueden revertir los panoramas. ¿Qué hicieron?

La estrategia tuvo varios frentes y se desplegó a nivel regional pero también nacional.

El primero fue irse ganando a las autoridades electorales. Así logró desplazar a María del Carmen Alanís, por muchos cercana del exgobernador Peña Nieto, de la presidencia del Tribunal Electoral Federal. Además se beneficia de que no se hayan nombrado los tres consejeros electorales que faltan en el IFE, porque por una parte se culpa al PRI por querer controlar el nombramiento de dos de ellos, y por otra la correlación actual ya le conviene puesto que Leonardo Valdés, Presidente del Consejo General de la Institución, ya ha abierto una posición crítica al PRI cuando en un evento reciente en la FCPS de la UNAM pidió recordar lo pasmosos que eran los procesos electorales cuando gobernaba el PRI.

Por otra parte Calderón no paró de criticar en los medios a los gobiernos priistas incluso en el New York Times asociándolos a cierta complicidad con el narco o argumentando que las entidades que gobierna el PRI es donde hay más narcocrímenes. Estas declaraciones, algunas de las cuales han derivado en acusaciones formales contra el Presidente de la República y en exoneraciones por parte del IFE, así como la caracterización de los legisladores del PRI de irresponsables por detener los cambios estructurales que el país requiere, las han repetido sus allegados como Ernesto Cordero, quien en su fidelidad a Calderón ciertamente sufre costos en popularidad de forma que cada día se juega más el no poder ser nominado como candidato de su partido.

Otro elemento de la estrategia del PAN fue el manejo electoral de la justicia. Lo vimos en el caso del Estado de México cuando a días de la elección se llevó a cabo aquella torpe detención de Jorge Hank Rhon, lo digo por las formas y no porque lo asegure inocente. En este caso se tejieron recientemente las acusaciones presentadas por la Dirección de Delitos Diversos de la Procuraduría Fiscal de la Federación por la presunta obtención irregular de dos créditos otorgados a Coahuila en tiempos del gobierno de Humberto Moreira, hoy presidente del PRI. Se sostiene que los créditos se obtuvieron con documentos falsificados pero los panistas han difundido el asunto criticando el endeudamiento del estado, alterando las cifras al alza claro, promoviendo manifestaciones y sobre todo declarando que el dinero no se encuentra. Esto lo dijo hasta Santiago Creel.

El resultado de esta estrategia múltiple fue tanto un debilitamiento del PRD como del PRI. El PRD por ejemplo se vio muy afectado por tener que atender el dictamen del Tribunal Electoral Federal de renovar a los integrantes de su Consejo General cuando internamente se había decidido posponerlo para después del 2012, ya que no pudo sacar este proceso sin una lucha abierta entre sus grupos internos lo cual lo cuestiona como partido ante la ciudadanía.

Regionalmente ya este partido había sufrido del debilitamiento político de su gobernador en Michoacán, Leonel Godoy, quien le tocó gobernar un estado donde el crimen organizado ha ido en aumento y para enfrentarlo y desarrollar un buen programa de gobierno no contó ni siquiera con el tiempo que dura usualmente un gobierno en este país o sea seis años. El gobierno de Godoy en efecto, por una decisión del congreso estatal de recorrer el calendario electoral, habrá durado en el cargo cuatro años. En este tiempo debió sufrir no sólo de un gran atentado en la capital en septiembre de 2008, sino además del famoso operativo de la detención a sus espaldas de varios funcionarios y presidentes municipales en 2009 -el famoso michoacanazo-, y de verse afectado por el proceso contra su hermano Julio por vínculos también con el crimen organizado que llevó a su desaparición y luego a su desafuero tras su aparición.

Pero toda esta estrategia parece ser que fue insuficiente porque el PRI pudo aprovecharse de este debilitamiento perredista, como no pudo hacerlo en Guerrero y Baja California Sur a principios de año. Esta vez lo logró en un estado tripartidista y competitivo porque supo elegir muy buen candidato de unidad en la figura del prestigiado presidente municipal de Morelia, Fausto Vallejo Figueroa, quien ya había competido por el cargo. Por eso pudo llegarle a la campaña de Luisa María Calderón, pese a que ella además se benefició de los programas sociales del gobierno federal y del llamado de la iglesia a su favor.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Una democracia vacía

Más allá de los procedimientos que aseguran la competencia política con base en ciertas reglas básicas y la fundación de determinadas instituciones, la consolidación democrática de cualquier país descansa en varios elementos. Entre ellos destaca un sistema de partidos sólido, una sociedad civil activa y autónoma no sujeta a manipulaciones, y un Estado confiable, fuerte, eficiente y responsable o sea que rinda cuentas. La democracia requiere de un sistema de justicia que se respete, en primer lugar que sea respetado por el gobierno y que éste además, a todos los niveles, mantenga distancia con los partidos que los llevaron al poder para que los procesos electorales tengan absoluta credibilidad. Sin estos elementos, la democracia carece de calidad o simplemente está vacía.

Precisamente de vacía califica a nuestra democracia un estudio hecho en Francia por un grupo de investigadores. Es triste y en buena parte también es verdad. Así lo creo y tomo algunos ejemplos de la actualidad política para sostenerlo.

En los últimos años el avance democrático se ha traducido en debilidad estatal, una debilidad basada en la ineficiencia y la pérdida de legitimidad. Se dice cierto que el Estado no sería ineficiente sino hubiera caído en un problema de gobernabilidad derivado de la incapacidad de generar acuerdos en condiciones de pluralidad política, lo que viene sucediendo en México desde poco antes de la alternancia a nivel federal con la pérdida de mayorías en el Congreso situación que ha dificultado la actividad gubernamental. Por eso hoy se discute al cansancio sobre las soluciones normativas a este problema pensando equivocadamente que el asunto radica en un orden constitucional inadecuado para nuestro tiempo, que sí lo es.

Pero la negociación y la eficiencia no se decretan, ni dependen de mayoría legislativas. ¿Por qué pensar que los gobiernos divididos llevan forzosamente a la ingobernabilidad, por que pensar qué nuevos sistemas electorales, segundas vueltas, cláusulas de gobernabilidad o gobiernos de coalición van a ser soluciones para la gobernabilidad, por ser arreglos más modernos, más democráticos? En principio no hay normatividad perfecta y toda propuesta tiene intencionalidad política. Desde distintas trincheras se propone y se defienden los cambios que convienen a los distintos actores y se llega a pocos acuerdos, como lo ejemplificó el proceso reciente de reforma política, porque el problema es la incapacidad de llegar a ellos.

Por lo que se refiere a los partidos políticos, es tal en México su falta de representatividad y su crisis de legitimidad que para conquistar la causa ciudadana se atreven a dar luz verde, y aquí sí hay coincidencias, a iniciativas como la de las candidaturas independientes las cuales lejos de fortalecerlos y fortalecer nuestra democracia los puede debilitar aún más. Mi punto es que las democracias requieren de un control institucional del acceso al poder para impedir la emergencia de líderes populistas que se apoyen en una relación sin intermediarios con la gente, de forma tal que las instituciones mismas peligren. Por eso considero riesgosas las candidaturas independientes, si bien hoy la mayoría se congratula que al menos éstas fueron aprobadas.

Por otra parte, para no ser una democracia vacía México requiere de un sistema de partidos enraizados y con reconocimiento, partidos con estructuras y reglas bien establecidas. Ahora bien, la apertura democrática condujo en nuestro país a contiendas políticas fundamentalmente entre tres partidos grandes a nivel nacional con unos cuantos partidos chicos a menudo hacen alianzas, y a nivel regional de dos partidos grandes, raramente tres y partidos chicos que se les unen o compiten por su cuenta según sus conveniencias. De los tres partidos grandes sólo el PAN y el PRI pueden calificarse de institucionalizados. El PRD se encuentra, desde su origen mismo a partir de la fusión de varios partidos y de su conformación en corrientes en pugna, marcado por la fragilidad de su unidad.

Al respecto es triste el espectáculo que acaba de dar este partido en la elección de los nuevos integrantes de su Consejo General que nada menos es su máximo órgano facultado para definir los métodos de selección de sus candidaturas. Esta renovación no fue una decisión interna pues se había decidido posponer para después del proceso electoral del 2012, sino que fue impuesta por el Tribunal Electoral Federal a raíz de una queja de una minoría que se resolvió con apego a los estatutos y desconocimiento del conflicto y el daño que se generaría. En efecto los perredistas no pudieron sacar dichas elecciones sin una serie de atropellos que llevaron a que fueran suspendidas en cinco entidades, incluido el D. F., si bien se puede prever que los resultados sean impugnados en varias más.

Pero el daño no es nada más para los perredistas, sino para el sistema de partidos en conjunto del país; es dañino para sociedad que requiere de opciones políticos diversas, es decir que no cabe en el PRI y en el PAN, sin mencionar a los partidos chicos que son instrumentos de ciertos personajes que los dominan cuyo poder ha podido crecer por el financiamiento que reciben, las curules que ganan y las alianzas que establecen.

Este ejemplo además habla también de una sociedad manipulada, de gobiernos que interfieren en la vida de los partidos y de la difícil aplicación de la justicia.

Por eso insisto que nuestra democracia sí puede calificarse de vacía y más bien yo diría de gris.