martes, 17 de abril de 2012

Primera vuelta electoral en Francia. Impresiones de una mexicana.

En Francia, el próximo domingo 22 de abril competirán en la primera vuelta de la elección presidencial diez candidatos, de los cuales tres son mujeres. Los menciono en el orden de sus inclinaciones políticas de derecha a izquierda. Marine Le Pen quien representa al Frente Nacional de ultraderecha, Nicolás Dupond–Aignan quien es un conservador dirigente del partido Arriba la República que se proclama gaullista, Nicolás Sarkosy el actual presidente quien compite por el partido en el poder la Unión de Movimientos Populares (UMP), Francois Bayrou quien es dirigente del Movimiento Demócrata de centro, Jacques Cheminade un hombre de edad que se dice también gaullista pero de izquierda quien va por un pequeño partido Solidaridad y Progreso, Eva Joly quien es candidata por Europa Ecología-Los Verdes, Francois Hollande quien representa al Partido Socialista, Jean Luc Mélenchon quien abandera al Frente de Izquierda que comprende al Partido Ccomunista, al Partido de Izquierda que él fundó y a la Izquierda Unitaria, Philippe Poutou de ultraizquierda quien se presenta por el Partido Anticapitalista como Nathalie Artaud por el partido Lucha Obrera del que ha sido voz.

Nadie duda que los dos punteros que pasarán a la segunda vuelta, serán Sarkosy y Hollande. Como los sondeos los declaran muy parejos la única duda es si el hoy presidente logrará el primer lugar. Sin embargo se imponen un montón de preguntas y me imagino que entre tantas hay quienes se dirán qué buscan los demás candidatos. Buscan posicionarse y es cierto que algunos de ellos, aunque sean minoritarios, están ya definiendo los resultados. Es el caso de Le Pen, Bayrou, Eva Joly y Mélenchon.

Sorprende como Le Pen ha logrado capitalizar la cólera masiva que produce el descontento, a pesar de no defender las causas populares; sea lo que sea, el resultado final de la elección presidencial dependerá mucho de cómo se incline su electorado en la segunda vuelta. Sorprende la forma en la que Bayrou se acerca cada vez más a las posiciones de Sarkosy, en particular en lo que concierne el control de las finanzas y la disminución del gasto público, al grado que hoy ya hay quienes lo mencionan -sin que él lo haya negado- como posible primer ministro en el caso de que el presidente repitiera su gestión. Finalmente ambos, Sarkosy y Bayrou, provienen de un mismo grupo de derecha que se remonta al expresidente Giscard D´Estaing. Sin embargo Bayrou no abandona una posición crítica a la vez que hay un tono esperanzador en su discurso, en el cual curiosamente retoma slogans de la izquierda socialista como el de la agrupación de los franceses por la recuperación del país.

Del mismo modo sorprende como Eva Joly, de origen sueco viuda y magistrada jubilada, exaliada de Bayrou hoy puede ayudarle a hacer también mayoría a Hollande y ya firmó con los socialistas una alianza para las legislativas que vendió muy cara. ¿Qué les recuerda esto? ¿Será que los verdes tengan en todas partes, como aquí y en México, las mismas estrategias? Por último, sorprende como Mélechon exsocialista les está compitiendo electorado a sus excompañeros de partido en una contienda en la que su participación, a decir de muchos, ha sido la más inteligente y seductora. Así no los ha dejado crecer al punto de convertirse en un peligro. Dirá que ya tendrá después tiempo de negociar.

En este sistema de tal fragmentación partidista destacan las escisiones y recomposiciones tanto a la derecha como a la izquierda. Los problemas de unidad son tan fuertes que hoy llegan a ser seis las candidaturas de la izquierda, con incluso dos candidatos trotskistas porque hasta ellos exhiben diferencias. Patou hace un llamado no violento a la convergencia de las resistencias y Artaud se declara a favor de la dictadura del proletariado en un discurso comunista y antiimperialista que favorece el intervencionismo estatal.

Por otra parte sobre la fragmentación es de notarse que son también dos las candidaturas que se pueden considerar independientes, aquellas que se sienten herederas de De Gaulle. Pero su origen es muy distinto. Dupond Aillan es un político profesional que militaba anteriormente en la UMP y hoy se expresa contra la apertura comercial por lo que se cataloga como soberanista. Cheminade es más bien un ensayista de origen argentino que incursiona en política esporádicamente, hoy como en 1995 cuando también fue candidato del mismo partido que entonces fundó, con propuestas un tanto extrañas e inconexas sobre el programa espacial como sobre la banca.

Si bien se habla de esta contienda presidencial desde hace meses, en particular a partir de las primarias del Partido Socialista, y que los principales protagonistas se han expresado continuamente en los medios -ellos mismos así como sus colaboradores más cercanos-, las campañas empezaron formalmente hace una semana o sea que durarán tan sólo dos.

Desde nuestra perspectiva de mexicanos acostumbrados a elecciones cuya vigilancia se traduce en un seguimiento muy costoso, destaca el que aquí éstas son organizadas por el gobierno sin que nadie dude de ellas. El gobierno les da a todos los candidatos el mismo monto de dinero. Las campañas son sobrias. Sólo Sarkosy, Hollande y Mélenchon han hecho eventos masivos. Hay un número muy limitado de posters pegados en las calles; se les ve de cara con fondo de color único, cada uno con su personalidad; en algunos aparecen sus slogans. Destaca el de Eva Joly -con sus ya famosos lentes- en el que se dice que la ecología es el verdadero cambio, o el de Sarkosy en el que ni siquiera se menciona la UMP. En la radio y televisión a diario se difunden sus mensajes, muy cortos por cierto. Desde luego el llamado de Hollande a rescatar los valores de la República, en especial la justicia, suena más moderado que el de Mélenchon a tomar el poder. Van a tener todos 43 minutos exactos, hasta el 20 de abril a medianoche, para realizar esta actividad proselitista.

En fin sí hay críticas entre todos, pero ninguna guerra sucia como la que por cierto ya desató en México el PAN contra el PRI. Además las referencias a los demás siempre son puntuales sobre su desempeño público o propuestas. El canal 2 organizó una pasarela en la que tres analistas y un moderador les hicieron preguntas específicas sobre sus programas, los cuales habían leído a fondo. Tuvieron el mismo tiempo cada uno para responder. Por lo demás han habido divertidos programas en algunos de los cuales se invita por ejemplo a la gente a entender la mercadotecnia política que utilizan los candidatos, el cómo hacen los candidatos para hacerse sentir próximos a la gente, o a darles confianza. En otro se comentó su forma de presentarse al público, de vestir por ejemplo. Han pasado programas chistosos de imitación, de concursos de jóvenes que quieran ser presidentes. Estos programas se desarrollan en paralelo a debates profundos.

En suma no es una democracia tan diferente pero dirigida a un público con más nivel cultural, menos miope, muy preocupado por su país pero con una gran confianza intersocietal, que expreso para terminar en el hecho que se permite si no vas a asistir a votar el dar indicaciones de algún sustituto para hacerlo en tu lugar.

domingo, 15 de abril de 2012

Al arranque de las campañas electorales

Empezaron al fin las campañas tan esperadas. ¿Le interesan a usted, querido radioescucha? A mi hasta acá me mata la curiosidad por saber si llevarán, según todo parece anunciar, a los resultados inevitables que todos sospechamos, o si producirán alguna sorpresa.

Entiendo que algunos intelectuales a los cuales una situación tan clara parece arrebatarles su posición de intérpretes, deseen ser los examinadores de los candidatos o al menos quienes diseñen el examen, como si las buenas respuestas a una serie de preguntas por más cruciales que sean, resulten un buen sistema para definir el voto que emitamos para presidente de México, como si sólo debiéramos considerar los programas que presentan y la contundencia para defenderlos cuando sabemos que los cuidan poco, están guiados por el mercantilismo y revelan con insuficiencia, en un país con partidos políticos que se han centralizado y en el que se sabe que definirse puede ser riesgoso, quiénes son, cuáles son sus competencias para el cargo, quiénes los rodean, qué intereses representan y qué podemos esperar de diferente en cada uno de ellos.

Frente a Josefina Vásquez Mota que no supo aprovechar su victoria en las primarias del PAN (tuvo un ascenso sí pero se detuvo) y tras su fracasada toma de protesta y poco resultado en ganar independencia del Presidente con supuestas grabaciones a sus conversaciones telefónicas cuya divulgación ella misma pudo haber orquestado y con cambios en su partido que no le amarran todo el control del mismo, frente a un Felipe Calderón que no quiere dejar de ser el centro y exhibe hasta el último minuto los logros de su humanismo, para muchos no parece haber esperanza de competencia más que en los indecisos, ese 30% que no exhibe sus preferencias en el mercado de los sondeos. A ese 30% quieren dirigirse, según sus propias palabras, los intelectuales que planean el que se les contesten sus ya famosas preguntas. Pero esto es una falacia.

Los ciudadanos que declaran estar indecisos sobre sus preferencias electorales se van a decidir en su mayor parte siguiendo los patrones de quienes sí expresaron sus inclinaciones. A pesar de la individualidad que hay en cada elector, la cual es el tesoro de la democracia como su manipulación es su corrupción, a pesar de las razones personales por las que cada uno de nosotros emitimos nuestro voto -que de hecho no es uno sino son varios y no olvidemos que pueden ser diferenciados- somos sujetos de estadísticas.

¿Por qué entonces los sondeos fracasan en predecir los resultados? Al menos por tres razones: uno, por qué quienes dicen que van a votar y por quién lo van a hacer no siempre acuden a las urnas; dos, porque algunos que se manifiestan indecisos no están indecisos sino que no confiesan su inclinación por varias razones posibles entre las cuales una puede ser el temor a producir una reacción en su contra; y tres, porque las preferencias electorales se modifican.

Pacas encuestas incluyen preguntas sobre la seguridad en el voto. Me sorprendió una sobre las olvidadas contiendas estatales, la de Jalisco en la que también el PRI lleva por cierto una gran ventaja, ésta de cerca de veinte puntos sobre el PAN, en una situación muy paralela de priistas que supieron mantenerse unidos y de panistas que se dieron con todo. Por cierto, para reforzar al priismo es que empezó aquí su campaña Enrique Peña Nieto, pues en dicha encuesta 28% del público dijo que podría cambiar su voto y 27% no contestó. Sorpredentemente alto tal porcentaje ¿no?

La respuesta de si habrá quienes se disuadan de ir a votar parece poner en desventaja a los panistas, porque existen pruebas como la de la elección de 2011 del Estado de México, en la que dejaron de hacerlo al ir perdiendo contundentemente. Los priistas en cambio no parece hoy que se vayan a confiar y tienen una gran experiencia en movilizar su voto. Los perredistas estarán ahí, porque saben que se están jugando su sobrevivencia.

Como la respuesta a si pueden haber en las condiciones actuales inclinaciones ocultas de voto es negativa, sólo queda el que las preferencias expresadas cambien para que el asunto se ponga interesante. Pero no creo que éstas cambien en debates o foros frente a intelectuales. Los analistas sabemos que estos espacios confirman las preferencias y que los electores ven lo que quieren ver en el desempeño de los participantes.

De esta manera, parece ser que la contienda presidencial estará definida por un contundente desencanto con los gobiernos panistas, por identidades partidistas débiles pero candidatos que ya se presentaron y por los que ya se pronunció la ciudadanía.

Pero esto todavía no termina, me dirán muchos. Yo también me he cansado en repetirlo, sin embargo cada vez con más dudas y desesperanza. En efecto lo deseable es una verdadera competitividad que fortalezca nuestro sistema político y ésta es la que no se está dando. Sigamos las campañas, al fin que serán bien cortas. Veamos si hay movimientos, aunque el arranque no hizo más que corroborar la relación de fuerzas que hasta ahora hemos tenido.

A diferencia de la estudiada y bien lograda contundencia que aparenta Peña Nieto apoyado por una maquinaria que puede organizar eventos muy exitosos, a diferencia de su discurso puntual, cautivador que llama a todo los mexicanos, a los jóvenes en particular, el discurso de Vásquez Mota suena flojo, más centrado en la crítica al regreso del PRI que en la propuesta. Es un discurso atrapado en la necesidad de justificar la acción de los gobiernos panistas y a la vez de asegurar que representa diferencia, cambio, y ella aparece insegura, sobreactuada, rodeada de un equipo que monta actividades grises o bien hace abortar otras. Mi primera reacción es decir que es un equipo inexperto pero hoy me pregunto si toda la que debiera ser su gente realmente la apoya, o si no hay quienes ya la sacrificaron y a las órdenes de Calderón sólo se dedican a alejar la lumbre de Los Pinos. Mejor ha estado Andrés Manuel López Obrador que supo ir a Tabasco su tierra, una entidad donde también habrá elecciones estatales y el candidato a gobernador del PRD tiene posibilidades reales de triunfo porque aquí, sí, los priistas se dividieron y pueden perder el estado. AMLO se muestra más maduro, consistente.

¿Podrán cambiar las cosas? ¿Usted, qué piensa?