miércoles, 29 de julio de 2015

Elecciones 2015. Tercera parte.

Las dos semanas pasadas, queridos radioescuchas, me enfoqué al análisis de las elecciones pasadas. Ordené mis ideas diferenciando dos aspectos a partir de los cuales se pueden explicar las cifras que arrojan estos comicios y sus consecuencias: los elementos coyunturales que afectaron el voto, y lo que deviene de la evolución de nuestro sistema político. ¿Cómo podemos, a partir de ellos, explicar los resultados electorales? Hace siete días les decía que quizás la pregunta más seria que tenemos que hacernos es cómo le fue bien a Peña con la baja popularidad que mantiene, y primero deslindar qué tan bien le fue y el peso que tendrá que cargar por los resultados.
Que ganó Peña Nieto comodidad para su trato con el Congreso, ciertamente lo hizo y no es victoria menor. Pero cómo decir que le fue bien, bien, si perdió dos estados industrializados como Querétaro y Nuevo León, si perdió dos precandidatos a la presidencia en las figuras de sus actuales gobernadores, si en Nuevo león parece que lo engañaron y la candidata priista no era la mejor apuesta, si es Manlio Fabio Beltrones no precisamente su amigo quien ganó Sonora, si casi pierde Colima (fíjense, ganó por 500 votos), si no la hizo en Baja California Sur, si ganar Guerrero fue sacarse la rifa del Tigre, y él parecía previo a los lamentables sucesos de Iguala encantado con que el PRD postulara al Jaguar. No menciono Michoacán porque ahí Peña tenía dos candidatos: Chon Origuela y Silvano Aureoles. Como decir que puede estar muy contento, si pierde el PRI toda la zona metropolitana de Guadalajara y baja su votación en el Estado de México, como decirlo si pierde importantes ciudades. Pero sí en cambio le va bien en Veracruz y Puebla, lo cual es muy bueno por el número de electores que implican, y hasta en Oaxaca con una lista nominal menos relevante.
La del  PRI fue una victoria más modesta de la que se presume, pero al fin victoria, extraña por cierto para muchos dada la situación política y aún la falta de resultados de la administración peñista. ¿Qué sucedió?
La literatura tiende a explicar el voto como voto de premio o castigo a los gobernantes en turno, como producto de la identidad partidaria, del posicionamiento político de frente a los problemas por enfrentar, de los debates, de los candidatos y sus campañas. Sin embargo la explicación de muchos se ha ido más por reconocer en los priistas a través de las encuestas de salida un voto más de gente mayor y con menores estudios. Esta explicación sociodemográfica es insuficiente. Los resultados del PRI se deben, a mi parecer, mucho más a la fuerza territorial del partido, al que ha sabido mantener una identidad, que ha sabido competir, presentar aceptables candidatos y promocionarlos sobre todo bien. Tiene recursos y mueve el voto. Además, como ya lo dijimos, tuvo la ventaja adicional de ser oposición de gobiernos desprestigiados como el del PRD en Guerrero,  o que desprestigió como el de Padrés en Sonora.
Mucho se ha dicho que la gente a nivel estatal votó por el cambio y sí fue así. Alternancias hubieron en cinco entidades, de nueve donde se jugaba el gobierno estatal. En Guerrero y Sonora como ya bien dijimos, en Nuevo León donde ganó el Bronco como candidato independiente quien se impuso al bipartidismo del estado donde ambos PRI y PAN habían gobernado, y los priistas habían regresado con eficiencia pero quedó envuelto el gobernador en un escándalo coyuntural de corrupción mayúscula que se destapó en vísperas de elecciones, en Michoacán donde el PRI no la hizo, y su gobernador a través de su hijo y su secretario general hoy en prisión se les vinculó con el narcotráfico en momentos en donde los electores priorizan en sus demandas la seguridad. El único caso que no encuadra es la alternancia de Querétaro, entidad netamente bipartidista en donde recupera el estado el PAN en condiciones de un bipartidismo viejo y sólido como era el de Nuevo León o es el de San Luis Potosí donde sin embargo sí la hace el PRI en estas elecciones. No se entiende, porque el gobernador tiene al parecer  de las encuestas  buen prestigio no como el de San Luis, al menos que dichas encuestas hayan estado amañadas. Lo cierto es que en Querétaro ambos candidatos hicieron buenas campañas. Quizás pesó el que el del PRI sea hermano de un exgobernador panista. A saber.
El voto del PRI parece ser, luego entonces, más un voto por identidad en el marco de una tendencia de definición del mismo en términos no ideológicos sino a favor o en contra del sistema, que es lo que también parece definir principalmente el voto a favor del PAN el cual crece con buenas candidaturas no como la impuesta en Nuevo León, como crítica a los gobernantes en turno, tal es el caso en Colima aunque no le alcanzó, o en San Luis Potosí.
La identidad partidista es lo mismo que explica lo que queda del voto perredista, que es más bien el voto duro de las actuales dirigencias de ese partido. Nos guste o no, Nueva Alianza o el Partido Verde también tienen sobre todo ese tipo de electorado. Sin embargo muy interesante es hacer notar que el del Verde no ha crecido, aunque el partido obtiene más curules por su acertada negociación con el PRI.
Por otro lado, el voto antisistema es propio de los electores que fortalecieron a algunos partidos minoritarios como Movimiento Ciudadano o lograron el registro de Encuentro Social (irónicamente en beneficio quizás del PRI), o que se inclinaron por candidaturas independientes cuyos logros se explican por las formas novedosas de sus campañas que llaman la atención a bajo costo de los jóvenes en las redes, como la del chico que ganó una diputación local en Jalisco y será al parecer, el fiel del congreso local -ustedes dirán su futuro poder.
Así, según mi apreciación, el único voto que es de carácter ideológico es el voto por Morena, aunque su poder de atracción se debe al carisma de su promotor a saber López Obrador. Morena es el único partido que parece tener un discurso, aunque maniqueo, de oposición a la política nacional que han promovido en México los partidos grandes. Con ello Morena ciertamente se posicionó y su surgimiento fragmenta a la izquierda pero esto no debe leerse como que afectó a la izquierda en su conjunto. De hecho el voto a la izquierda sumado, creció aproximadamente de 30 a 33% de la votación válida en elecciones para diputados federales desde la pasada elección.
Hasta aquí una primera explicación de los resultados de las elecciones pasadas, análisis que profundizaremos los investigadores en los meses siguientes. La próxima vez en el noticiero, me dedicaré a con ustedes a examinar las implicaciones políticas de las mismas. 

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