jueves, 21 de mayo de 2015

Elecciones y violencia

Las campañas electorales que culminarán el próximo 7 de junio se está dando en un ambiente muy difícil que tiene como uno de sus ejes fundamentales  la situación de violencia que impera en el país. Esta situación hizo crisis el pasado viernes 1° de mayo en Jalisco en donde el cartel de la entidad denominado Nueva Generación sembró el terror: hubo toma de carreteras, incendios de gasolineras y negocios, hasta un helicóptero del Ejército derribado que causó varias muertes. Los  acontecimientos señalados ocurridos a los pocos días de un enfrentamiento con las fuerzas federales ponen de manifiesto varios puntos.

Uno, la fragilidad de procesos que tienen como objetivo la resolución pacífica de las diferencias y de los conflictos sociales, a través de una competencia equitativa  garantizada por las instituciones estatales. El hecho es que la democracia moderna es un producto histórico nacido de la concentración de la fuerza en el Estado, una fuerza legítima cuyo uso es delimitado por las normas, pero que se procura evitar a través de la práctica política. Sin embargo la violencia pone en jaque a la política. Por eso aleja a los ciudadanos de las urnas, a través de las cuales no se puede pensar vayan a resolverse  los problemas que más nos afectan, como puede ser la seguridad. En este sentido no parece casual la proximidad de los eventos con las próximas elecciones, y más parecen tanto un reto abierto a las autoridades, como un mensaje a la sociedad: “Aquí estamos, somos más fuertes y no pueden contra nosotros, sean quienes sean los que se nos pongan enfrente”.

Los hechos ocurridos demuestran en efecto la incapacidad del gobierno de mantener las condiciones básicas de paz que estas contiendas requieren, en particular su incapacidad de enfrentar el crimen organizado que lo amenaza y le disputa su terreno. Los priistas en el poder pudieron haber cambiado de estrategia en la materia en relación a los panistas, la cual muchos pensaron que fue tan sólo mediática pero yo sostengo que si bien se detuvo en controlar su difusión, ha venido siendo menos frontal, más integral, más coordinada entre las distintas instancias y basada en un cuerpo de inteligencia mayor. Sin embargo al parecer no ha tenido los resultados esperados, porque los  golpes han sido sobre todo contra los principales cabezas de los delincuentes, quienes recomponiendo sus liderazgos y desmanteladas sus estructuras han sabido redificarlas incluso con mayor fuerza, como es el caso de este Cartel Jalisco Nueva Generación que se hizo poderoso en cinco años a través de virar al tráfico de metanfetaminas.

La pregunta que surge de inmediato es el cómo pudo suceder esto. Originalmente vinieron de Michoacán desplazados por La Familia, la cual fue arrasada más adelante por Los Caballeros Templarios hoy en vías de extinción. En Jalisco con Nemesio Oseguera a la cabeza sobrevivieron en alianza al principio con el cartel de Sinaloa dirigido por el Chapo Guzmán. A partir de ello tuvieron un crecimiento explosivo, por lo que no sólo han llegado a varios estados más, sino tienen presencia en Europa y Asia. Dicho crecimiento se ha caracterizado por estar basado en una organización de tipo militar, con miembros bien adiestrados y altamente calificados como demuestra el derribo del helicóptero del viernes.

De frente a las próximas elecciones no hay partido que pueda quedar bien parado, porque todos cuando han tenido responsabilidad en este terreno han sido incapaces y además salta a la vista la complicidad que debe de haberse requerido de parte de  varias autoridades para que el crimen organizado haya estado operando y creciendo a tal velocidad, a pesar de  a las políticas implementadas para combatirlo.


Qué puede sentir el ciudadano frente a noticias de esta índole. Miedo sin duda a pesar de no haber sido directamente afectado. La reacción inmediata puede ser como ya lo apuntaba el abstencionismo, o el voto nulo. Creo que es la reacción que esperan los delincuentes, porque es darle la espalda al sistema, debilitarlo más. No obstante, como nunca se requiere de una participación interesada e informada.

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