miércoles, 2 de julio de 2014

Leyes reglamentarias en telelecomunicaciones

Martes, 1° de julio
En 2013 se aprobó la Reforma de las Telecomunicaciones que parecía demostrar que Enrique Peña Nieto, pese al papel tan importante que jugaron en su lucha por la presidencia los medios particularmente Televisa, estaba dispuesto a inyectar competitividad e inversión al sector que para entonces ya había logrado insertar 18 legisladores en el Congreso entre priistas y ecologistas. Su decisión de enfrentarse a tamaños poderes fácticos contrastaba con lo que había pasado durante los gobiernos panistas. Con Vicente Fox se aprobó “La Ley Televisa” que inclinó las licitaciones a la capacidad económica de los solicitantes y se marginaron a los medios de carácter estatal o social. A cambio el entonces presidente obtuvo apoyo contra Andrés Manuel López Obrador, primero en la pretensión de desaforarlo y luego como candidato en el 2006. Felipe Calderón no representó menos derrota en términos de ampliar la competencia en televisión y radio. Permitió la asociación entre Televisa y Iusacell, y arremetió contra los medios y los periodistas que no le eran afines como fueron MVS y Carmen Aristegui.
La Reforma de 2013 se caracterizó principalmente por dos contenidos. En primer lugar contempló la desincorporación de activos, derechos y partes de las empresas que concentran más del 50% de la prestación de servicios en telecomunicación y radiodifusión, además de la posibilidad de revocar concesiones a quienes no cumplan las resoluciones antimonopólicas. En segundo lugar, consideró la creación del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) como entidad rectora dotada de  autonomía y patrimonio encargada del otorgamiento de concesiones.
La Reforma generó esperanzas a pesar de que no se preveía resolver el problema de la concentración a corto plazo y que había que ver como se traduciría su intención en las leyes reglamentarias correspondientes. Se dudaba de la capacidad de regulación que tendría el IFT, de la ejemplaridad que pudieran tener sus sanciones y decisiones, siendo que podrían litigarse y ampararse aunque acatarse durante el proceso.
En este contexto, el 6 de marzo pasado el IFT probó del alcance de sus decisiones cuando resolvió que Televisa y sus subsidiarias eran agentes preponderantes en materia de radiodifusión y que el Grupo Carso que comprende, entre otras empresas, a Telmex y a Telcel lo era también en materia de telecomunicaciones. Por tanto tomó varias resoluciones que los afectaban, como por ejemplo en el caso de Televisa le prohibió adquirir en exclusiva derechos de transmisión relevantes, prohibición que alcanzó (contrariamente a lo que algunos creen) a sus filiales de televisión restringida.
Sin embargo menos de quince días después ya se había filtrado la iniciativa de leyes secundarias en la materia que en efecto presentaría el gobierno al Senado el día 24, las cuales fueron  consideradas inmediatamente como una contrarreforma por la oposición. Las negociaciones se habían empantanado hasta ahora, ya que fueron atrapadas en un juego muy complicado.
Por el lado panista primero relativo a la sucesión de la dirigencia del PAN, luego a los divisionismos de los legisladores de este partido que formaron dos grupos a saber uno el del senador Javier Lozano, Presidente de la Comisión de Comunicaciones, quien ha venido defendiendo intereses que algunos califican de cercanos a las grandes empresas afectadas por la nueva legislación y dos el de Javier Corral quien ha sido el más crítico a la propuesta gubernamental.
Su posición con la que coincidió el senador Ernesto Ruffo curiosamente encontró el apoyo de cierta izquierda, a saber el apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas quien con ellos se integró en el “Frente por la Comunicación Democrática”. Dieron a conocer 27 puntos rojos en los que se ha centrado la polémica:
Que no se de marcha atrás a la naturaleza autónoma del IFT, en particular que no haya injerencias indebidas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y de Gobernación en el sector, y que la facultad de vigilancia y sanción sea facultad exclusiva del Instituto.
Que se generen medidas efectivas para fomentar la libre competencia en el sector, como son mayores sanciones y la imposición de medidas especiales y asimétricas a las empresas preponderantes.
Que se replantee la definición de preponderancia de tal suerte que se determine por servicios y no por sectores.
Que no se flexibilicen las reglas de contacto entre comisionados y regulados.
Con la posición dividida que presentó el PAN frente a la iniciativa del gobierno, en particular el que Javier Lozano ha venido defendiendo el que la preponderancia sí se determine por sectores, Peña Nieto ha podido jugar en una negociación muy secreta donde por parte del gobierno han entrado el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, el Jefe de la Oficina de la Presidencia Aurelio Nuño y el Consejero Jurídico de los Pinos Humberto Castillejos, así como el Subsecretario de Comunicaciones y Transportes Ignacio Peralta. Por el PAN han acudido Gustavo Madero y Santiago Creel quienes fortalecidos han seguido con su política de chantaje, de condicionar su participación a la aprobación de las leyes reglamentarias político electorales, a que no se reacomode la Ley de Partidos a favor de los partidos chicos en coaliciones que puedan beneficiarlos en prerrogativas y número de legisladores plurinominales, disponiendo la agenda y manejando diestramente su apoyo a las leyes reglamentarias de la reforma energética. Por último, por el lado del PRD, Jesús Zambrano y Jesús Ortega.
Peña Nieto ha sacrificado a ciertos priistas particularmente a ciertos gobernadores de su partido y a algunos de sus grupos subnacionales o líderes; igualmente ha tenido que ceder al chantaje de los panistas pero parece ser que le han sido de utilidad las posturas múltiples, como también acallar el ala perredista más crítica representada por Purificación Carpinteyro aplicándole la receta de difundir una grabación que la involucra en tráfico de información en beneficio propio, receta que ella misma le aplicó en 2009 a Luis Téllez entonces Secretario de Comunicaciones siendo ella subsecretaria, lo que la llevó a renunciar y luego ganar una diputación por el PRD.
Pero sobre todo parece ser que le ha servido la táctica de distracción que fue la inclusión en la iniciativa de funciones gubernamentales en el sector que pueden cederse para evitar cualquier amenaza de censura, o la inclusión de medidas antimonopólicas insuficientes. Claro que el gobierno puede limitarse a sancionar tiempos de Estado, encadenamientos, concursos, o el Himno y la Hora Nacional. Claro que puede aceptar el aumento de  sanciones. Pero de frente a la posición de ciertos panistas y también de los perredistas quienes curiosamente han sostenido ellos sí un bajo perfil a favor de definir la preponderancia en el sector por servicio, creo que le es suficientemente conveniente  dejar en manos del IFT la facultad de determinar si tal preponderancia debe considerarse por sector como fue su propuesta o por servicio, porque en otro terreno a través  del Instituto quizás sí logre fortalecer a Azcárraga frente a Slim como parece haber sido su intención inicial.
De tal forma, puede que ya se desempantane la aprobación de estas reformas secundarias y ya no se tenga que posponer más como se hizo el 13 de junio la licitación de las nuevas cadenas de televisión, por la incertidumbre derivada de su inexistencia. Definiendo su posición los panistas, mañana podría discutirse el dictamen en comisiones, citar a un periodo extraordinario de sesiones, votarse en el Senado el viernes y en una semana en la Cámara de Diputados.
El trabajo de los legisladores en julio podría compensarnos de la derrota futbolística del pasado fin de semana. ¿No lo creen estimados radioescuchas?

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