jueves, 13 de marzo de 2014

Corrupción y escándalo en la política mexicana

Qué bueno que hace diez años se destaparon algunos actos de corrupción entre Carlos Ahumada y funcionarios perredistas, por ejemplo en aquel episodio en el que pudimos ver en televisión el azoro de René Bejarano extrañamente grabado por el empresario argentino a petición de Diego Fernández de Cevallos, según se dijo en ese entonces como se expandió el rumor de que detrás de los videos estaba también Carlos Salinas de Gortari en acuerdo con los panistas para lograr ellos el desafuero de Andrés Manuel López Obrador y él la liberación de su hermano. Supuestamente Bejarano le había pedido a Ahumada 50,000 pesos para la operación de comités ciudadanos a cambio de muy buenos contratos en el gobierno del Distrito Federal, dinero que recibía en fajos que se le caían de las manos.

Qué bueno que Bejarano, entonces secretario de AMLO, le tuviera que dar cuentas a la justicia e incluso estuviera preso un año a diferencia de Carlos Imaz, delegado de Tlalpan, quien no pisó la cárcel. Que bueno que por esta vía se tenía pruebas de que la corrupción que se le achacaba al PRI contagiaba a administraciones de otros partidos, lo que demostraba que era añeja y propia de nuestro sistema político.

Qué malo sin embargo que como en el pasado y como sucede todavía hoy, la administración de justicia haya sido entonces más que un acto de transparencia, un acto de administración de justicia selectiva en el marco de una coyuntura política en que algunos jugadores desatan escándalos en busca del descrédito de sus adversarios, y que los procesos legales hayan recaído en la obscuridad.

Qué malo que estos eventos hoy se hayan recordado no para señalar la forma en que la élite política ha cambiado y la vigencia de una normatividad adecuada para castigar a los servidores públicos corruptos, sino para ensuciar la imagen de Cuauhtemoc Cárdenas con la pretensión de que en ese tiempo lideraba una campaña contra López Obrador, y de paso para exhibir nuevamente al grupo de Izquierda democrática que junto a otras tribus ha venido promoviendo el regreso de Cárdenas como dirigente del PRD, una vez que el IFE dispuso que era legalmente posible, contra la candidatura que parecía hasta hace unos días invencible de Carlos Navarrete, del poderoso grupo de Nueva Izquierda que lleva dos períodos al frente del partido con Jesús Ortega y Jesús Zambrano.

Y es que no puedo dejar de pensar que a menudo y en todo caso en el presente, hay mano sucia en algunas declaraciones que se han hecho so pretexto del aniversario del incidente de las ligas, como lo hay en la difusión del caso de Oceanografía, compañía dedicada a ofrecer servicios integrales de ingeniería, buceo, instalación y mantenimiento de estructuras marinas y apoyo a la perforación, caso que implica actos de corrupción con cifras exorbitantes. Con decir que la empresa, que tiene como cuarenta años, estaba prácticamente quebrada cuando Vicente Fox llega al poder. Mucho se ha hablado de la relación de sus accionistas principales los hermanos Yáñez Osuna, hijos de su fundador Amado Yáñez Correa, con los hijos de Martha Sahagún Manuel y Jorge Alberto Bribiesca. La cuestión es que estos últimos al parecer fungieron como intermediarios para gestionar para ellos contratos millonarios por parte de Pemex. De tal forma, de 2000 a 2006 Oceanografía obtuvo 10 mil 530 millones de pesos pero no se puede olvidar que esta cifra se triplicó en el sexenio de Felipe Calderón, cuando la empresa ganó 35 mil 456 millones de pesos. En total durante el panismo le fueron aprobados 22 contratos, la gran mayoría vigentes,  de los cuales en 17 hubo concurso de por medio, lo que hace pensar en tráfico de influencias.

Aparentemente el escándalo estalló en dos frentes. Por un lado Citigroup la acusó  de defraudar a su filial mexicana Banamex por 360 millones de dólares, en tanto obtuvo de ese banco (que por este hecho está siendo investigado por la Comisión Nacional Bancaria para ver si se siguieron  o no los procedimientos adecuadamente y buscar responsables) una línea de crédito para financiar cuentas por cobrar en mayor cantidad de las que en los hechos contaba. Así se supo que Oceanografía ha tenido internacionalmente una conducta recurrente de incumplimientos y fraudes.

Con una sincronía sospechosa, iniciaron por otro lado las pesquisas de la Procuraduría General de la República. Oceanografía está acusada de causar una afectación a Petróleos Mexicanos por casi 3 mil 400 millones de pesos por incumplimiento de los montos de las fianzas a pagar por los contratos asignados, con algunos convenios modificados que elevaron los costos originalmente pactados. Jesús Murillo Karam, titular de la dependencia, calificó el caso de lavado de dinero y explicó así el aseguramiento de la empresa.

Qué bueno que todo esto salga a la luz. Que malo sin embargo que investigaciones complejas que supuestamente pueden llegar a involucrar no sólo a los hijos de la esposa del expresidente Fox sino también a gente muy cercana del expresidente Calderón como es la familia Mouriño y César Nava quien fuera su secretario particular  y dirigente del PAN, mas antes abogado general de Pemex desde donde se dice creó una red de control de la empresa, se den a conocer cuando los calderonistas a través de Ernesto Cordero Oliva le disputarán próximamente a Gustavo Madero el liderazgo del partido.


La corrupción en México no parece tener color. Pese a que gracias al avance democrático hoy en día contamos con una sociedad más alerta, no lograremos atacarla sin una cultura de transparencia y rendición de cuentas plasmada en instituciones que funcionen bien, instituciones que persigan y castiguen a los políticos que violen la ley. Luchemos por ellas sin caer en los juegos del poder de quienes pueden estar usando la aplicación de la justicia para afectar y desplazar rivales, así como favorecer aliados probados en estos casos en las figuras de Navarrete y Madero, frente a Cárdenas y Cordero que para el gobierno federal actual pueden ser menos controlables.

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