viernes, 16 de agosto de 2013

Polémica Asamblea del PAN

El sábado pasado se llevó a cabo la XVII Asamblea Extraordinaria del Partido Acción Nacional (PAN) en el que se continuó con el trabajo interrumpido el pasado 16 de abril por falta de quorum, y se aprobaron nuevos estatutos para el partido. Su dirigente Gustavo Madero apuró una sesión de por sí rápida en la que apenas se había logrado el quorum indispensable con 4,934 delegados, la cual terminó en una votación a mano alzada (se requerían dos terceras partes de votos) a favor de sus intereses, en la que no se pudo controlar el enojo de sus opositores (hubieron gritos e insultos); en consecuencia algunos de ellos afirman que buscarán llegar  hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para anular lo aprobado. ¿Qué se aprobó? ¿Por qué se buscaban estos nuevos estatutos? ¿Qué se espera? ¿Qué consecuencias tiene ello para el gobierno actual? ¿Qué tan profunda y grave es la crisis del PAN? Éstas son algunas de las preguntas que quiero intentar responder en este comentario.
Entre lo aprobado existen puntos que según entiendo no provocaron críticas como son la eliminación de la figura de militantes adherentes paralela a las nuevas facilidades que se ofrecen para la afiliación de ciudadanos, con facultades pero obligaciones como son el refrendo permanente y la imposición de cuotas, si bien se da paso a expulsiones expeditas a militantes que incurran en faltas. Otros aspectos relativos a una mayor federalización del instituto político tampoco generaron mayor controversia. Así la polémica radica  en lo que la dirigencia destaca como un paso histórico para la democratización interna del partido, a saber el rompimiento con la estructura de cuadros del PAN a través de la elección directa por la militancia de su Presidente Nacional, del Comité Ejecutivo Nacional y del Consejo Nacional el cual amplía su tamaño, así como el compromiso de que las designaciones de candidaturas a puestos de elección popular sean sólo excepcionales.
Madero debe creer que en esta supuesta democratización radica su posibilidad de relegirse a final de año en la dirigencia panista, mientras que sus adversarios que buscan retomar las riendas del PAN se oponen a ello con una posición que al menos yo apoyo, que es que las elecciones directas no son forzosamente más democráticas que las representativas y pueden producir problemas internos que debiliten a los partidos. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) nos ha dado varios ejemplos de ello. Sobre este punto, destacan además dos asuntos.
Madero no las tiene todas con él, porque según la encuesta publicada el domingo por el periódico Reforma en una muestra de más de 500 delegados a la Asamblea del domingo Josefina Vázquez Mota con 34% supera con 20 puntos las preferencias que tiene Madero como líder ideal, y también lo superan Margarita Zavala y Ernesto Cordero. Juntos, ambos calderonistas suman 37% de las preferencias contra 14% de Madero.
Por otra parte puede dudarse de la sinceridad de la supuesta voluntad democratizadora del PAN si se observa que, a la par de los cambios que ya mencionamos, se aprobó también la integración de una Comisión Permanente compuesta por 60 personas: el presidente nacional, el secretario general, 40 militantes, 27 propuestos por el presidente y 13 electos por el Consejo Nacional, los coordinadores parlamentarios, expresidentes nacionales, cinco jefes estatales, los gobernadores panistas y en su caso el Presidente de la República si fuera del blanquiazul, comisión a la que se piensan trasladar funciones importantes tales como la definición de la línea política, la agenda legislativa y la aprobación de alianzas electorales. A la vez, carteras claves se reservan a ser designadas por el líder del partido. De continuar en el PAN, es obvio que Madero no querría estar atado de manos por la supuesta democratización recién aprobada.
En todo caso, golpeado pero aparentemente airoso sale Madero de este round con sus oponentes, victoria que le fue en buena parte posible por haber podido sacar en las pasadas elecciones locales resultados que tienen una lectura positiva para los intereses panistas, pero tendrá que pasar por la aprobación final (interna y por las autoridades competentes) de los nuevos estatutos y por los recursos de apelación si es que son interpuestos.
Al parecer les viene ganando la partida a los calderonistas con los resultados electorales mencionados, el desplazamiento de Ernesto Cordero como cabeza de la bancada en el Senado y estos acuerdos, si bien haya sometido a su partido a graves tensiones internas y más que vienen por estas disposiciones y sobre todo por su política de oposición leal al gobierno de Enrique Peña Nieto. De Peña Nieto ha recibido el apoyo de ser su interlocutor y de tenderle la mano en lo posible para que siga siéndolo. A pesar de que en materia electoral el discurso de Madero fue y sigue siendo el que el PRI se aferra a procesos poco transparentes, los resultados de julio pasado hablan de una pluralidad que llegó para quedarse y benefició a todos en mayor o menor medida. Es obvio que en respuesta, el gobierno espera la aprobación de reformas bastante más difíciles que las que ya se resolvieron, en especial la energética y la hacendaria, aprobación por la que seguramente contempla pagar un costo que puede ser la reforma política. En esta nueva etapa, Peña Nieto debe saber que quizás tenga sólo al PAN de su lado, en tanto se espera una negociación con el PRD muy delicada y quizás imposible.                     

El panorama para los distintos actores de la política nacional resulta incierto. El gobierno es el que más cartas tiene en la mano y puede hacer varias jugadas. Las dirigencias de los partidos de oposición están jugando  a su lado para lograr su fortalecimiento y sobrevivencia; con ello le están ganando con tropiezos a sus compañeros de otros grupos, a pesar de poner en riesgo a sus propios partidos. Así veo al menos yo lo que sucedió el pasado fin de semana en la Asamblea del PAN la cual reveló tensiones desbordadas, que con el tiempo pueden escindirlo gravemente y afectar sus clientelas.