martes, 29 de enero de 2013

El nuevo gobierno: fragilidad de una política mediática


Los analistas y público interesado en general han venido siguiendo, durante casi ya dos meses, al gobierno de Enrique Peña Nieto para dimensionar el alcance y consecuencias del regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder federal. De frente a la nueva realidad de una administración que trabaja con un estilo tan diferente al que tuvieron los panistas, unos se extreman en elogios en exclamaciones de al fin las riendas las tienen quienes saben negociar, otros más cautelosos no se quieren dejar confundir por las apariencias, y desde luego están quienes a la par que sanan las heridas de la derrota construyen su papel de oposición o preparan proyectos políticos alternativos.
Lo cierto es que, por más que cuide su imagen, Peña Nieto no la está teniendo fácil: por un lado su andar a galope le arrastra descuidos imperdonables como las recientes desafortunadas declaraciones patrimoniales que sembraron más dudas que transparencia expresaron, por otro lado su política lo lleva a impulsar la construcción de  acuerdos de gran fragilidad como puede ser el Pacto por México o contradictorios como de conseguirse sería la alianza del PRI y el Partido Verde Ecologista con Nueva Alianza en los comicios estatales que se llevarán a cabo este año en 14 entidades, en una de las cuales en Baja California Norte se elegirá gobernador, cuando el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que está detrás de este partido aún se moviliza en contra de la recién aprobada Reforma Educativa.
De ese tamaño son los malabarismos que se quieren hacer porque, de entrar en detalle en el análisis de lo que es el Pacto por México, se ha dicho con acierto que involucra a los partidos más importantes del país mas cabe señalar que lo han firmado sus dirigencias nacionales y que al menos el Partido Acción Nacional y el Parido de la Revolución Democrática enfrentan divisiones internas que complican las negociaciones futuras y el apoyo que se otorgue a las políticas gubernamentales. A ello hay que añadir los desacuerdos que surjan en el seno del PRI, como al menos yo pienso se verán cuando se discutan las reformas hacendaria y energética. No por nada se ha pospuesto tal discusión al próximo semestre, y es parte de lo que se quiere planchar en la próxima asamblea de este partido.
El Pacto por México es frágil porque el Presidente Peña optó por un gobierno centralizador aunque incluyente. De esta forma en un esfuerzo constante tendrá que conseguir el apoyo necesario principalmente para más de 60 de los 90 puntos que comprende el documento, en tanto pasan por el Congreso al que le tiene que dar su lugar. Hoy precisamente se reúne con los diputados priistas, ya habiéndolo hecho la semana pasada con los senadores en Bahía de Banderas. A través del Pacto y de su Consejo Rector Peña Nieto abandera las negociaciones necesarias y más allá del poder parlamentario fortalece la posibilidad de llegar a puntos de equilibrio. Muy difícil la tiene, siendo que otro camino para él que no se moviera como lo hace el suyo entre el presente y el pasado hubiera sido el decidirse de forma más radical por conformar un gobierno de coalición que reconstruyera la gobernabilidad en México, no se quedara en el nivel mediático, ni corriera  posiblemente el riesgo de abortar.
Sí, los medios y su buen manejo le han facilitado al nuevo gobierno una luna de miel que le ha atraído más apoyo que rechazo según constatan las encuestas, pero también los medios son acaparados por notas y comentarios que afectan irremediable y negativamente este regreso del PRI, sin que siempre haya error de por medio como fue en el caso de las declaraciones patrimoniales. Al respecto cabe mencionar dos eventos que quizás voluntariamente se resolvieron el mismo día o sea el miércoles pasado con la misma lógica, con la que concuerdo, sin dejar de ver que afectan a Enrique Peña Nieto. Me refiero a la salida de Florence Cassez de prisión y a la exoneración por parte del Instituto Federal Electoral (IFE) del PRI en el caso Monex.
¿Por qué digo que quizás no fue casual que ambos hechos coincidieran? La revisión del caso  de la ciudadana francesa encarcelada fue sin duda un distractor de la discusión en el Instituto Federal Electoral de los famosos monederos electrónicos, los cuales fueron pieza importante de la impugnación de Andrés Manuel López Obrador de la contienda presidencial pasada.
¿Por qué digo que ambos asuntos se resolvieron con la misma lógica? En el caso de Florence Cassez, la Corte Suprema de Justicia (con tres votos a favor y dos en contra) no la absuelve de los delitos que le imputan sino declara que no se le puede juzgar por los vicios que tuvieron el proceso de su aprehensión y la obtención de los testimonios que la inculpaban. Obtiene así un amparo libre y llano que le permite salir de prisión, sin ser declarada inocente. En el caso Monex la Unidad de Fiscalización del IFE recoge información sobre la triangulación de dinero que llevó a los monedores, con lo que se prueba la legalidad del contrato del PRI; así en el Consejo General (con cinco votos contra cuatro) se le exonera hasta ahora (determinándose que la partida corresponde a gastos ordinarios y no extraordinarios lo cual podrá tener consecuencias), si bien por considerarse un asunto que queda fuera de la jurisdicción de la institución no se resuelve sobre las sospechas que arroja la necesidad de esta triangulación, el estatus de las empresas involucradas, ni sobre todo el origen mismo del dinero. Con ello el expediente irá a parar a otros organismos.
Así las cosas, en el asunto de Florence Cassez nos quedaremos para siempre con la duda de su nivel de responsabilidad en la comisión de delitos, aunque el asunto de Monex todavía es posible que se revise hasta sus últimas consecuencias. En ambos casos la mayoría de la población está enojada y ello se revierte en la imagen de Peña, porque por un lado la sociedad está harta de la violencia generalizada y poco importa el debido proceso si la Cassez es considerada como una culpable privilegiada liberada por un nuevo clima de impunidad, beneficiada por una mayoría que hizo posible el voto del ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena de nueva inserción en la Corte bajo influencia priista. Y por otro lado en el caso de Monex, la gente ve en la posición de los consejeros electorales favoritismo hacia el partido en el poder por parte de aquellos cuya entrada promovió precisamente el PRI, así como por el consejero presidente Leonardo Valdés quien se dice busca su próxima relección. En particular con profundas críticas fue recibido el que Don Sergio García Ramírez primero se excusara de votar por tener lazos de amistad con alguna de las partes, a saber la familia de Gabino Fraga, y luego sin embargo lo hiciera para llegar a un desempate  en la votación. Ahora bien, a demás de considerar que hubo favoritismo, muchos con razón dudan que el asunto sea revisado con transparencia por organismos bajo control gubernamental como son la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) y el Servicio de Administración Tributaria (SAT). En todo caso, la decisión del IFE se impugnará.
En este principio de sexenio Enrique Peña Nieto lucha con dificultad por recuperar fuerza para la institución presidencial tanto como legitimidad y eficiencia en la toma de decisiones. Su empeño hasta ahora ha estado sobre todo en construir una nueva imagen, la cual prende de alfileres.

miércoles, 16 de enero de 2013

Gobiernos de alternancia y frustración de expectativas


El desencanto con un gobierno de alternancia que haya generado grandes expectativas, puede llevar a un revés  del que no se reponga fácilmente. Lo pienso cuando reviso los últimos acontecimientos de la política en Francia y recuerdo con qué entusiasmo en mayo del año pasado, al menos más de la mitad de la población recibió el arribo a la Presidencia de Francois Hollande quien impidió la reelección del cuestionado Nicolás Sarkosy, a quien incluso ahora se le investigan ciertos actos así como sus gastos de campaña. Para este enero la popularidad del actual Presidente ha bajado a menos del 40%, según un sondaje que se publicó ayer en el periódico Nouvel Observateur. Incluso 25% de las opiniones sobre él son muy negativas.
Cabe señalar que la derrota de Sarkosy  sumó a su partido, la UMP, en la crisis esperada. En noviembre se celebraron elecciones para renovar a su dirigencia que fueron impugnadas por fraudulentas. Tras una larga negociación que llevó incluso a la escisión en la Asamblea de un grupo de diputados en apoyo al exprimer ministro supuestamente perdedor en la contienda, Francois Fillon, se optó apenas la semana pasada uno por una dirección colegiada con el grupo de su contrincante, Jean Francois Copé, quien se había declarado ganador y había asumido ya las riendas del partido y dos por la realización lo más pronto posible, o sea este año, de nuevas elecciones.
La importancia de esta disputa no es menor porque la mirada la tienen puesta ya en la candidatura presidencial de 2017, en el marco de las dificultades que enfrenta Hollande y la posibilidad de que los socialistas  se queden en el gobierno sólo un periodo (que en Francia es de cinco años). Pero las críticas le emanan a la actual administración de éste y de varios frentes más. Veamos.
La crisis económica que atraviesa Europa y toca a los franceses con una escalada de desempleo incontenible, ha llevado a malabares para a través de cambios administrativos poder hacer más con menos  y lograr ajustar el presupuesto sin reducir las inversiones sociales. En esta misma línea se consideró exitoso el acuerdo logrado el viernes pasado para reformar el mercado de trabajo, acuerdo que ha encabezado la secretaria del ramo Marisol Touraine  (hija del prestigiado sociólogo Alain Touraine) y han avalado los principales sindicatos del país, en un intento por conjugar más seguridad para el empleo y más flexibilidad para las empresas. Mas sin embargo los ecologistas, el Frente de Izquierda que comprende a la ultraizquierda y aún el ala de izquierda del Partido Socialista han lanzado un llamado para no avalarlo, es decir no convertirlo en ley, en tanto juzgan que el acuerdo se inclina a favor del patronato. Asimismo se han anunciado movilizaciones de importantes organizaciones opuestas a la conclusión del pacto señalado.
Los dolores de cabeza no han de dejar al Presidente Hollande y tocan diversos temas. Por ejemplo está el asunto de la discusión que a finales del mes, el día 29, se va a plantear en la Asamblea sobre la legalización del matrimonio y la adopción para homosexuales, que fue una promesa ingenua de Hollande en campaña y hoy ha sublevado a cientos de miles de franceses con el apoyo de las escuelas católicas privadas. El domingo hubo una manifestación insólita en París de cerca de medio millón de personas (según los organizadores), y eso que el Frente Nacional de ultraderecha ha declarado en la voz de Marine Le Pen el que prefiere  no posicionarse ni participar en esta discusión habiendo otros asuntos mucho más urgentes para el país, lo cual no ha dejado de producir desconcierto y oposición al interior de ese partido. Así es la derecha, bajo el principio de la violación a los principios que fundan la familia, la sociedad y la civilización, la que está abanderando la oposición a las uniones entre gays y al hecho que puedan adoptar hijos. Ahora tratan de llevar el tema a un referéndum, instrumento que apoya para tal caso cerca de 70% de la población mas puede no caber por no tratarse de una reforma ni económica, ni social, ni ambiental.
A lo ya mencionado se suman otros asuntos de importancia internacional, que nublan todavía más el horizonte del gobierno francés. Primero la muerte el jueves en París de tres militantes kurdos ligados al Partido de los Trabajadores de Kurdistan, lo cual también llevó a una manifestación el fin de semana desde luego menor. Piden el que el PKK no sea considerado una organización terrorista, cuando lo que se busca es que se resuelva el problema kurdo en Turquía.
Para el colmo, la alerta terrorista ha subido de nivel (es nivel rojo sin llegar a escarlata que es cuando un atentado es eminente) por la amenaza del movimiento fundamentalista de África del Oeste de represalias por la intervención francesa en Mali. En efecto Hollande decidió el viernes pasado mandar tropas a ese país, en respuesta a la ayuda que le pidió su presidente Traore Dioncounda cuyo gobierno lucha desde hace meses, casi un año, contra el grupo rebelde moujahidista que ha venido avanzando desde el norte del país y se acerca cada vez más a Bamako la capital, por lo que ha convocado a los ciudadanos a unirse para reconquistar el territorio perdido aunque de hecho decenas de miles de malis (se habla de 30 000) huyen de los combates. A este esfuerzo se sumaron Nigeria y Senegal, además de que varios estados incluyendo Estados Unidos manifestaron su preocupación (incluso el Reino Unido, Bélgica y Dinamarca mandaron equipo), como bien lo ha anunciado el Secretario de Asuntos Exteriores Laurent Fabius quien aseguró también el apoyo de la ONU. Pese a los logros que aparentemente está teniendo la operación en tanto los bombardeos han llevado a los rebeldes a replegarse, la baja de soldados franceses ha comenzado y el gobierno socialista ha tenido además que responder por el fracaso la madrugada del sábado de una operación de rescate de un rehén francés, Denis Allex, que permanecía desde julio del 2009 en Somalia en manos de los Chabaab.
Demasiados problemas son todos estos para el Partido Socialista en el poder en  Francia, como para mantener esperanzada a la población. Y eso que no mencionamos ni los desafortunados cortes eléctricos, ni la huida de millonarios para evitar iniciativas fiscales que los tienen en la mira. Al respecto, gran escándalo hizo el caso del actor Gérard Dépardieu.
La baja de popularidad de Hollande se queda incluso corta en reflejar el desencanto. Finalmente me digo yo al repasar estas noticias: en nuestro país  un sexenio como el de Enrique Peña Nieto, que ha comenzado con gran dinamismo y eficiencia política, puede muy pronto también ver desmoronarse las simpatías que produce y acabarse esta luna de miel que vive con sus debilitados opositores, panistas como perredistas. Su contexto político no es menos difícil; sus retos no son menores; algunos coinciden. Mientras no haya en México resultados, todo prende de alfileres para los priistas. Lo deben entender los organizadores de su próxima Asamblea.                    

Sobre la debilidad partidista. Trabajo parlamentario y perspectivas electorales.


El avance democrático en México requiere de partidos políticos fuertes que fomenten una participación genuina de los ciudadanos y una competencia entre ellos transparente, a través de la cual incidan en el destino del país. Sin embargo mientras su legitimidad y más aún la confianza en las elecciones son grandes pendientes de nuestra democracia, nuestro sistema partidista enfrenta una situación que puede ser vista como paradójica.
Por una parte en el Congreso desde luego el papel del Partido Revolucionario Institucional (el PRI) en tanto partido en el poder está siendo protagónico en la rápida transformación institucional que impulsa el gobierno federal, pero igualmente el Partido Acción Nacional (el PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (el PRD) están  muy activos en el marco del Pacto por México. En este sentido es importante la reciente instalación del Consejo Rector de dicho pacto a través del cual se planea un trabajo conjunto de los grupos parlamentarios con miembros del gabinete, representantes partidistas y grupos especializados para consensuar puntos de vista sobre las  iniciativas que vienen. Según se ha informado serán  la de telecomunicaciones y de responsabilidad hacendaria para estados y municipios, en tanto no se considera aún comenzar con la redacción de las reformas hacendaria y energética. ¿Qué revela la instalación de este consejo y su agenda? A mi parecer uno el que se quiere evitar el empantanamiento de las discusiones en las Cámaras, pues los mismos grupos parlamentarios revelan contradicciones que dificultan los acuerdos los cuales se pretende por esta vía construir desde afuera, y dos que el trabajo de negociación de las próximas reformas no se espera fácil.
Y si por este lado los partidos se están fortaleciendo a la vez que están reflejando dificultades internas, no son menos las que este año enfrentarán en el terreno electoral como resultado de elementos que también los debilitan. Al respecto en estos primeros días del año destacan ciertas noticias que nublan el futuro tanto del PAN como del PRD principalmente, de tal forma que se justifica el miedo que algunos tenemos sobre el efecto que el regreso del PRI a los Pinos pueda tener en empobrecimiento de verdaderas opciones partidistas para la sociedad.
En cuanto al PAN el resultado que acaba de publicar hace poco más de una semana su Registro Nacional de Miembros  (resultado que se presentará el próximo día 24) del proceso de refrendo que se llevó a cabo del 1° de octubre al 14 de diciembre de 2012 arrojó una disminución de su militancia del 80%, cuando se esperaba que al perder la Presidencia fuera importante pero no a tal grado. [En concreto el padrón de panistas declarados pasó a ser de 354,461 miembros activos y 1,514,106 adherentes (en total 1,868,567) a 205,033 miembros activos y 163,220 adherentes  (en total 368,253).] Si bien la fuga de panistas adherentes como era de esperarse fue terrible en tanto casi alcanzó el 90%, la desbandada de miembros activos aunque sólo haya sido de 42% es todavía más preocupante.
En efecto los adherentes en el PAN son aquellos que contribuyen a la realización de los objetivos del partido sin contraer derechos ni obligaciones, y como dice bien su dirigente Gustavo Madero es lógico que estando los panistas en el poder su número se haya inflado por el interés personal de muchos de obtener beneficios principalmente acceder a puestos de gobierno. En cambio se hubiera esperado más fidelidad de los miembros activos que son aquellos que se comprometen a participar en forma permanente y disciplinada en el partido adquiriendo derechos y obligaciones. Pero no hubo tal fidelidad, ni siquiera de importantes figuras que no refrendaron su militancia, como el expresidente Fox y los exgobernadores Patricio Patrón de Yucatán y Héctor Ortiz de Tlaxcala.
La pregunta que los analistas políticos nos hacemos ahora es qué tanto estas cifras anuncian la disminución de la votación panista en las próximas contiendas, en primer lugar las elecciones locales que se llevarán a cabo durante 2013 en 14 entidades más la elección para gobernador en Baja California Norte. Tengo que confesar que si bien por mi parte había venido insistiendo en que el fracaso electoral del PAN en 2012 no debía ocultarnos la fuerza que sigue representando su electorado, hoy veo con más incertidumbre lo que a  ese partido se le puede esperar. De hecho los porcentajes de refrendos fueron relativamente altos  precisamente sólo en las entidades que gobierna como Sonora, Baja California Sur, Guanajuato o Puebla. En estados en los que en julio el priismo demostró estar en crisis sólo en Nuevo León se dio un  refrendo similar, pero no se extendió a Veracruz o Tamaulipas. Se suma así el que en estos casos no parece crecer la simpatía por el PAN con el que en otras entidades el bajo porcentaje de refrendos parece estar asociado a un panismo en crisis, como son los casos de  Tlaxcala y Morelos. Ello no pronostica nada bueno para el partido.
Por último quiero tocar el tema del debilitamiento que seguramente se sentirá en el PRD pese a que lo niegue su dirigencia, pero también en el Partido del Trabajo y en Movimiento Ciudadano, por la constitución de Morena cuya solicitud de registro se presentó el lunes antepasado ante el Instituto Federal Electoral. La idea es que pueda participar en las elecciones de 2015, pero es un hecho que afectará ya los resultados electorales de este año. En efecto los responsables de la constitución de este partido estarán muy movilizados ( de hecho han declarado que no dejarán de ser movimiento), pues deben celebrar asambleas en presencia de funcionarios del IFE por lo menos en 20 estados o en 200 distritos electorales a las que asistan no menos de 3000 o 300 afiliados respectivamente. De seguro ello beneficiará, o bien  perjudicará, a los grupos de izquierda cercanos e igualmente a los lejanos a Andrés Manuel López Obrador según vaya avanzando con éxito o no. Piénsese que hoy comienza una intensa campaña de afiliación. El requisito es lograr el apoyo mínimo de 220,000 ciudadanos, pero su meta es sumar 1,500,000 “morenos”.                
Que paradójico puede resultar así el que se convoque a los partidos políticos a la responsabilidad de participar en la definición de las políticas públicas, el que tengamos un Congreso tan activo, el que vayan a haber además de candidatos independientes muy posiblemente más partidos políticos en México, pero que éstos en México no parezcan encaminarse hacia un mayor fortalecimiento, ni provoquen la credibilidad deseada.

miércoles, 9 de enero de 2013

Balance político 2012 y pronósticos 2013


Siendo principios de año, se me ocurre compartir con ustedes una reflexión sobre la importancia que el 2012 ha tenido para nuestro país desde el punto de vista político y las perspectivas para 2013 en este renglón. México vivió la segunda alternancia a nivel federal desde la apertura que hace treinta y cinco años nos hizo transitar de un monopartidismo hegemónico que se instauró tras la Revolución, a otro sistema de pluralismo limitado el cual  caracteriza nuestra actual democracia aún imperfecta.
Hace un año se creía que el regreso del Partido Revolucionario sería arrasador; no lo fue así. Los resultados de la contienda presidencial no fueron tan cerrados como en el 2006 pero dejaron la prueba de que por más que el Instituto Federal Electoral funcione óptimamente y cuente bien los votos, no conseguimos la organización de elecciones plenamente creíbles para todos los ciudadanos. Así enfrentamos los retos de hoy. La nueva correlación de fuerzas refleja una sociedad dividida sobre la base de una realidad que puede parecer prometedora, pero resulta también justificado ver con escepticismo. Me explico.
Entiendo, sí, que existe un porcentaje importante de mexicanos que se entusiasma con el gobierno de Enrique Peña Nieto que en un mes ha demostrado tener un empuje y una capacidad de conducción política que se añoraban en las administraciones panistas. Su programa recoge la concepción de quien pareciera ser un gran estadista, en tanto su diseño parte de algunos principios claros, desemboca en ciertas acciones precisas a emprender y logra concretar un gran acuerdo en torno a un centenar de políticas. En efecto su capacidad de negociación ha sentado a su mesa a dirigentes y gobernadores de los principales partidos de oposición.
Además en el Congreso, en el período de sesiones que acaba de terminar, se ha avanzado con una intensidad de la que no recuerdo precedentes. El expresidente Calderón fue quien hizo posible la Reforma Laboral y avances importantes en cuanto a transparencia gubernamental, objetivo que Peña Nieto también impulsó con la redefinición del Instituto Federal de Acceso a la Información. A ello se añadió los cambios a la Ley Orgánica de la Administración Pública, la Reforma Educativa y la aprobación expedita de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos.
La pregunta entonces es por qué, aún con estas pruebas de eficiencia, muchos no confían en el  nuevo gobierno. Creo que esos mexicanos por una parte descubren que su discurso, basado en un gran profesionalismo en el manejo de imagen y medios, está diseñado precisamente para despertar esperanzas que pueden no tener sustento. Igual pueden pensar como yo que, si bien el diagnóstico de la crisis de gobernabilidad y más aún de la crisis del Estado en México es correcto, nuestros problemas, retos y oportunidades se abordan de forma limitada en tanto las soluciones propuestas se refieren casi exclusivamente a un fortalecimiento institucional en el contexto de una democracia plural. Sin embargo el hecho es que los partidos políticos han perdido representatividad y subsiste una parte de la sociedad que se siente ajena e ignorada, pero también teme una regresión autoritaria con el PRI de nuevo en los Pinos.          
La coherencia y eficiencia de este primer mes del sexenio no puede ocultarnos las protestas del primero de diciembre pasado, ni la obscuridad del manejo de los cuerpos de seguridad que las enfrentaron, ni más recientemente la marcha silenciosa de los zapatistas del 21 de diciembre, con el anuncio el día 31 por el subcomandante Marcos de que se darán a conocer varias iniciativas suyas de carácter civil y pacífico. Así no se puede dejar uno de preguntar si en 2013 este gobierno tendrá efectivamente un mayor control de la violencia y de la inseguridad en el país, si los poderes fácticos sobre los que el Presidente se quiere imponer no tendrán mayor capacidad de respuesta a la disminución de su poder como demostraron las reacciones recientes a la Reforma Educativa del SNTE bajo el liderazgo de Elba Esther Gordillo.
La duda es qué tanto están planchados los pasos de Peña Nieto incluso al interior de su propio partido, qué tanto cede más allá de su voluntad y si a mediano plazo ello no se le revertirá. Por ejemplo ¿es todavía viable una reforma energética en los términos que en su campaña proponía? O será que ahora éste se concentrará, y ya es mucho, en la reforma hacendaria y en su gran proyecto de reforma al sistema de salud. Y dos puntos más de la mayor importancia: ¿le serán favorables las condiciones económicas y qué tanto más puede resistir una sociedad con una estabilidad que hemos visto endeble?
Si los retos políticos de México son muchos, los retos económicos y sociales no lo son menos, de donde pese al espíritu festivo que debemos mantener por las fechas, considero que el escepticismo sobre el sexenio que empieza es justificado.