martes, 21 de agosto de 2012

Retos y oportunidades partidistas. El caso del PRD.


Las elecciones de 2012 han consolidado la sobrevivencia del Partido de la Revolución Democrática de la cual se podía dudar con base en sus pugnas internas de origen, sobre todo después de las elecciones del 2000 cuando se quedó con sólo 47 diputados y a tropiezos pudo conservar el  Distrito Federal. Más adelante no sólo perdió en 2010 Zacatecas sino  también Baja California Sur en 2011 año en que al menos conservó Guerrero. Por lo que se refiere al Congreso, si bien su fuerza se había repuesto en el 2006 cuando llegó a tener 127 diputados, el número de éstos ya había vuelto a caer en 2009 a 71. En un momento dado, incluso se podía dudar del beneficio que pudiera haber obtenido de las alianzas que hizo con el PAN durante la segunda parte de este sexenio, y parecía que su único bastión sería el de la capital. Su situación es hoy otra. Nuevamente la apuesta que hizo el ala moderada y mayoritaria del partido por la segunda postulación a la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, a pesar de su radicalismo, le ha vuelto a traer grandes beneficios. En esta coyuntura deben entenderse las oportunidades y retos del PRD.

¿Qué le trajeron al PRD las recientes elecciones? No el ganar la contienda presidencial, ni el haber quedado a tan poquito margen del primer lugar como en el 2006, pero sí tras hacer una excelente campaña en la que remontó mucho los negativos que la ciudadanía le veía a AMLO y logró plantar en el debate un antipriismo que movilizó más de lo que se esperaba, el impedirle a Enrique Peña Nieto un triunfo fácil en tanto la izquierda unida se despegó del PAN e incitó al voto útil.

Con estos resultados y con la persistencia de López Obrador y sus cercanos, se ha desarrollado el conflicto sobre la elección presidencial. Por el momento se espera la respuesta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre la pretensión del PRD de anular este único proceso, porque  de manera contradictoria no se están cuestionando ni las elecciones para renovar el Congreso ni las elecciones estatales ganadas por los perredistas, a saber el Distrito Federal en el que se mostraron hegemónicos con la candidatura ciudadana de Miguel Ángel Mancera, ni Tabasco adonde triunfó Arturo Núñez, ni Morelos donde lo hizo Graco Ramírez. ¿Cómo van a cuestionar con ello estas otras elecciones y más si van a registrar a 100 diputados y a 22 senadores? Así, no se puede entender el que sostengan que se compraron votos en un caso y no en los otros.

En fin, muchos se preguntaban hasta hace algunos días si la necedad de cuestionar la legitimidad del triunfo del PRI en la carrera por la Presidencia haría peligrar los logros de los perredistas el 1° de julio pasado. La semana anterior quedó claro en la Reunión Cumbre de la Izquierda Mexicana que se llevó a cabo en Acapulco que la línea más moderada e institucional es la que está ganando terreno y que si bien la mayoría no quiere dejar solo a AMLO (éste lo perdería todo y todos saben lo bien que vende) tampoco quiere ser rebasada por los acuerdos que el PAN parece decidido a hacer con el PRI, en el sentido que lo único que enfrenta ahora a los panistas es si son los calderonistas o los maderistas los que llevarán adelante las negociaciones pertinentes.

Habiendo PRI y PAN ya elegido a sus nuevos coordinadores de bancada en la Cámara de Diputados y en el Senado, en las figuras de Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa respectivamente por parte de los priistas en un gesto de Peña Nieto de otorgarle a una misma camarilla las responsabilidades parlamentarias, y por parte del PAN mediante la salomónica decisión de designar a Luis Alberto Villareal y a Ernesto Cordero vinculados uno al dirigente del partido y otro al actual Presidente de la República, en el seno del PRD se lograron acuerdos que pueden llevar a sus grupos internos a encontrar formas de trabajar unidos.

Según sus propias palabras, con los nuevos nombramientos están dispuestos a diseñar las propuestas para resolver los problemas del país y defender la democracia dentro de los cauces de la ley y por vías pacíficas. En el reparto Nueva Izquierda (los chuchos por Jesús Zambrana actual dirigente del partido y su antecesor Jesús Ortega) e Izquierda Unida (los bejaranos por el controvertido René Bejarano), se impusieron en mancuerna con el pequeño grupo Foro Nuevo Sol identificado con Amalia García. En la Cámara de Diputados quedó de coordinador Silvano Aureoles, excandidato a gobernador en Michoacán e identificado con esta última. De vicecoordinador quedó Miguel Alonso de Nueva Izquierda, mientras Miguel Barbosa del mismo grupo quedó de coordinador en el Senado y de vicecoordinadora Dolores Padierna, de Izquierda Unida y esposa de Bejarano. Este grupo conservó además con Alejandro Sánchez la secretaria general del PRD que dejó precisamente Padierna.

El equilibrio no es fácil pero ahí están nuevamente los perredistas conscientes de la oportunidad que les ofreció López Obrador. Por eso, a mi parecer, lo reconocen e incluso detienen a su contrincante natural hasta ahora que es Marcelo Ebrard el cual perdió el control parlamentario que quería, pero lo hacen sin correr el peligro de aislarse y enfrentando el reto de participar de forma constructiva en la nueva coyuntura política.

Tan saben los perredistas que la construcción de una izquierda moderna es su gran desafío para llegar lo más pronto al poder federal, que también se han dado los primeros pasos para la conformación de un frente de gobernadores emanados del PRD en el que naturalmente caben Gabino Cué de Oaxaca y Mario López Valdés de Sinaloa, ambos llegados a sus gobiernos a través de las ya mencionadas alianzas PAN-PRD de 2010. Este frente pide correctamente no echar por la borda lo que se ha alcanzado.

Veamos qué sucede en el caso muy probable que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declare a Enrique Peña Nieto Presidente Electo de México. Veamos si esta posición moderada no es rebasada por otras más intransigentes que subsisten en el seno del PRD desde su origen, así como por aquellas que más allá de este partido han tomado como suya la causa de oponerse al regreso del PRI.                 

martes, 7 de agosto de 2012

Retos y oportunidades partidistas. El caso del PAN.


Referirnos a los problemas, retos y oportunidades de transformación relativos al Partido Acción Nacional, el PAN, en la coyuntura actual nos remite inevitablemente a dos puntos: la gran derrota que sufrió en las elecciones de julio pasado y la lucha que están librando por su control su dirigente Gustavo Madero y el todavía ahora presidente Felipe Calderón. Hacer este análisis es indispensable para entender lo que está aconteciendo en el encuentro que están teniendo estos días en Querétaro los próximos legisladores panistas electos.

La disputa entre Calderón y Madero no empezó con las elecciones pasadas. Empezó desde que Madero ganó la dirigencia del partido, no habiendo sido el favorito de Calderón que lo era Roberto Gil. Con la llegada de Madero al PAN se acabó el control que el presidente había tenido en su partido a lo largo de los períodos de Germán Martinez y Cesar Nava, períodos en que desde la Presidencia de la República se dictaron políticas y se eligieron candidatos a ocupar los puestos de elección popular. Ello pese a la oposición que pudieron generar en muchos panistas las alianzas que se dieron con perredistas, a pesar de los aparentes éxitos que produjeron, en el sentido que el centralismo siempre lastima a las estructuras locales de los partidos más cuando desplaza a militantes con largas carreras y en espera de alguna postulación.

Fue así que Calderón no pudo imponer a su favorito Ernesto Cordero para que contendiera en la carrera  presidencial, a la que finalmente se presentó Josefina Vázquez Mota. A la postre ésta nunca obtuvo todo su apoyo y sin embargo sí se perjudicó de las ineficiencias del PAN en doce años de gobierno y sobre todo se vio afectada por lo fallido de la política de la actual administración en su combate contra el crimen organizado.

Ahora, lejos de que el Presidente se sienta responsable de que su partido haya quedado en tercer lugar en la pasada jornada electoral y contando con la fortuna que la discusión pública se ha desplazado hacia la impugnación que el Partido de la Revolución Democrática, el PRD, formalizó para anular la elección presidencial ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, así como se desplazó hacia las imputaciones sobre los gastos excesivos en las campañas que tanto el PRD lanzó contra el Partido Revolucionario Institucional, el PRI, y viceversa, Felipe Calderón se prepara para tomar el control del PAN. Dicha estrategia pasa por decidir quiénes serán los próximos líderes de los grupos parlamentarios panistas en el Congreso lo que en este partido es potestad del dirigente, hacer que se lleva a cabo una Asamblea Nacional extraordinaria antes de que termine el sexenio so pretexto que el PAN se tiene que refundar, y también desplazar a Madero.

Así las cosas, la pugna Calderón-Madero es la que ha marcado las posiciones quizás contradictorias que han sostenido los panistas de frente a los resultados electorales recientes y sus consecuencias políticas, por un lado aceptándolos democráticamente y por otro aliándose en parte con el PRD en el conflicto generado por los mismos. Ambos han realizado sendos esfuerzos visitando distintas entidades y tratando de poner de su parte a los integrantes del máximo órgano de deliberación panista que es el Consejo Nacional que se reunirá el próximo fin de semana.

No resulta pues extraño que hace unos meses en vez de apoyar a fondo a su candidata a la presidencia, Calderón se haya concentrado en influir en la lista de candidatos de su partido a diputados y senadores particularmente en determinar los primeros lugares en las listas de plurinominales, y más adelante no es extraño que haya sido gente suya como Luis H. Álvarez y Luis Felipe Bravo Mena como los referidos Gustavo Martínez y César Nava quienes publicaran el pasado 26 de julio una carta dirigida a Madero pidiéndole adelantar la mencionada Asamblea donde proponen que se revisen las causas internas de los resultados electorales. En ella expresan que se debe dar una refundación del PAN a través de la aprobación de nuevos estatutos en los que se consideren la apertura a la ciudadanía, una nueva forma de elección de candidatos y de organización para postular a quienes sean mejores y que haya sincronía entre dirigencias y ciclos electorales, y una nueva administración de los recursos con mayor destino de los mismos a los procesos electorales y mejores mecanismos de rendición de cuentas. Asimismo se ha mencionado que en dicha Asamblea se debieran discutir nuevas maneras de elegir a los dirigentes del partido, de integrar a su consejo y de endurecerse para evitar deslealtades. La idea de reemplazar a Madero quien debiera culminar su gestión hasta diciembre del próximo año no se ha mencionado expresamente, pero sí se ha insinuado y  han corrido voces que desean substituirlo por Margarita Zavala o Luisa María Calderón, respectivamente la esposa y la hermana del Presidente.

Cabe decir que la decisión sobre el momento que se llevará a cabo la famosa asamblea y su orden del día la decidirán los consejeros el 11 de agosto. Los calderonistas tienen asegurados según los especialistas 127 votos pero los maderistas, en los que destacan el primer gobernador del PAN Ernesto Ruffo, Javier Corral, Santiago Creel y la propia Josefina Vázquez Mota, se han unido a los yunquistas para impedirles que alcancen la mayoría absoluta que requieren. Estos últimos sostienen que el futuro del blanquiazul no se debe apresurar sino debe ser acordado ampliamente. Por lo mismo proponen que la Asamblea se vaya a mayo de 2013 o que en todo lugar sea a principios de año para no afectar las elecciones inmediatas, en los dos casos curiosamente después de terminado el mandato de Calderón.

Además por lo pronto también quieren impedir que se imponga la voluntad del actual presidente en la nominación de sus coordinadores en el Congreso. Esto es lo que se está jugando en Querétaro en estos momentos. Madero  ya declaró que abrirá una consulta, pero que no aceptará cargadas ni hará el anuncio oficial de su decisión hoy. Sin embargo difícilmente podrá oponerse a la voluntad de 34 de los 38 senadores panistas electos, quienes el pasado domingo firmaron una carta pidiendo que Ernesto Cordero encabece su bancada. La duda es si José González Morfín también cercano a Felipe Calderón llegará a la coordinación de los diputados, pues a él sí le disputan el cargo Ricardo Anaya, Juan Bueno, Rubén Camarillo y Luis Alberto Villareal.

Por todo lo mencionado, es que el Presidente de la República acudió ayer a la reunión con una posición aparentemente más flexible. En todo caso estos jaloneos contaminan la discusión de los que es realmente urgente definir que es la agenda de los nuevos legisladores del  PAN, así como su posicionamiento ante las reformas pendientes en varios ámbitos: hacendario, energético, laboral, político, de justicia, educativo y de desarrollo social. En estos jaloneos y en la incapacidad que está demostrando Felipe Calderón para retirarse de la política se puede estar yendo una oportunidad, porque a mi manera de ver las cosas la grandeza del PAN se reconstruirá en el papel legislativo que tenga el próximo sexenio y un buen papel requiere de sangre experimentada pero no desgastada.